Hola bloguer@s!!! empiezo la uni.... y tengo prácticas por la tarde y por la mañana clase... Así que voy a ir publicando los caps de los diferentes libros cuando pueda...
Lo siento!! pero esque tardo como dos horas en subir todo y no tengo ese tiempo....
martes, 3 de septiembre de 2013
martes, 27 de agosto de 2013
TÚ TB ERES RARO DE LO NORMAL QUE ERES - CAP-8
Capítulo
8
Hay
cosas que no te he llegado a contar sobre Eduardo.
Entre
nosotros todo empezó bien, las primeras semanas. Todo bonito y color
de rosa. Es como si esperara a que realmente estuviera pillada por él
para empezar su maquiavélico plan.
Lo
primero que hizo fue pedirme, bueno esa no es la palabra. Me exigió,
sí, esa es la palabra. Me exigió que dejara de hablar contigo y con
Alejandro. Tuve que aceptar por no hacerle enfadar. Pero me era
imposible no hablar contigo. El problema venía después, cuando no
era capaz de mentir y le contaba a Eduardo que había hablado contigo
y se enfadaba conmigo.
-No
quiero que vuelvas a hablar con él. Es tu ex novio- me dijo Eduardo
una vez que le dije que había hablado contigo, otra vez, otra noche
más.
-No
pasa nada Eduardo, te quiero a ti. Pero él es mi amigo- contesté.
No fue bueno contestar.
-¡me
da igual lo que sea para ti! ¡La decisión está tomada! No quiero
que hables más con el. Y tampoco con ese amigos tuyo, Alejandro- me
dijo Eduardo. Mi voz, junto con mi corazón, se quebraron. No hablar
más con Alejndro? Nos habíamos criado desde enanos juntos, era mi
mano derecha, mi mejor amigo desde la infancia, tú lo sabes. Y me
estaba pidiendo que le dejara de lado. No me podía estar pasando
aquello. Pero estaba pasando. Poco a poco separándome de las cosas
que más quería.
-pero
yo... Eduardo...- dije en un susurro mirando al suelo, sumisa.
-no
hay nada que hablar. Estas conmigo y yo no quiero que te juntes con
gentuza como esa. Has visto como visten?- pregunto Eduardo con su voz
llena de ira. Así que el problema era la ropa. Con lo que me gusta
cómo vistes tú.
-es
la ropa? Les discriminas por eso? Por la ropa?- grazne. No me lo
podía creer. Tenía que luchar algo por la amistad de Alejandro y
por ti. Pero la lucha no duró ni una hora de reloj. Colgué y al día
siguiente, en el colegio, le pedí perdón y acaté lo que me
demandaba. Me alejé de ti y de Alejandro.
Lloré,
lloré por vosotros, por la amistad perdida... Sentía impulsos cada
día de hablar con vosotros. No tenía a nadie a quien contar mis
problemas que no fuera Eduardo después de todo y él se convirtió
en mi confidente. Pero las cosas que rondaban mi cabeza sobre él...
no las podía hablar con él mismo... No
fui capaz de ocultarle nada, me carcomía la culpa. Él creó eso, él
me creó. Otra pelea se avecinaba. Me estaba volviendo loca. Casi sin
amigos, separada de todo por un chico, y yo no me daba cuenta de lo
perdida que estaba; ni tampoco nadie corrió a advertirme de lo mal
que me hayaba. Ahora, hoy, lo veo. En ese momento no.
Me
separó de mis amigs a pesar de ir al mismo colegio, pero nadie me
dijo nada. Consiguio que pasaramos los recreos solos, y nadie me dijo
que me estaba separando de ellos. Quedábamos todos los viernes, sin
excepción. Y también consiguió que nunca viera ni hablara con mis
amigos. Solo un hola al verles.
Parece
mentira, todo empezó con un: “Hoy pasas el recreo solo conmigo?”
y después ya no podía salir con esa espiral. Me hizo de algna forma
necesitarle. A lo mejor, me decían mis amigos de quedar un viernes y
en un principio, el lunes, me parecía una idea genial. Pero según
se acercaba el día... Por Eduardo... Por todas sus comeduras de
coco, sin que él me dijera nada ese mismo día, se me quitaban las
ganas y no quedaba con ellos, quedaba con él, como tanto quería.
Eduardo
y yo fuimos creciendo juntos. Descubrimos el amor, el sexo... Mi
primera vez fue con él y deseé que fuera el único hombre con el
que mantendría relaciones. Quería una vida a su lado, creo que él
me convenció de ello.
Realmente,
mi primera vez fue un tanto... extraña. Yo... esperaba que fuera
romántica, no como fue. Me desnudé frente a él, se colocó el
condón y me intentó penetrar. Morí de dolor, sentía tanto que
pegué un salto y me hice una bolita, llorando por el dolor. Él no
hablo, tan solo esperó mirándome. Yo no quería seguir, pero lo
hice hasta que mis rodillas temblaron y no pude más con el dolor.
Después de aquello, nada cambió entre nosotros. Pensaba...
Pensaba... que sería diferente, como me pasó la primera vez
contigo. Nada dentro de mí cambió. No hubo algo que me vinculara a
él. Yo solamente había sentido dolor y no quería seguir y él me
había echo seguir. Estuvimos más callados de lo habitual esa tarde,
las conversaciones eran forzadas. No hicimos nada en todo el día. Me
sentí decepcionada al final del día.
Tu
vida no sé cómo siguió porque en el año y cuatro meses que
sobrevinieron casi no hablamos.
CORREGIRÉ AL VOLVER DE VACACIONES!!
ABRIENDO LOS OJOS -LUCA Y ANA CAP. 36
Capítulo
36
Luca
Suena
el despertador. Ruedo por la cama y le doy un manotazo. Hoy es mi día
libre y aún así estoy madrugando. Por qué? Para comprar unas
maderas para hacerle una cerca al reno. Tal vez Ana acepte esto como
afrenda a cambio de no volver a ahblar de policía.
-Hola
Luca!- saluda Jose.
-Ciao-
le
saludo.
-Qué
haces tú por aquí? Es tu día libre no?
-Sinceramente,
he venido aquí Jose para ver si me puedes dejar tu coche para ir a
comprar unas maderas para el recinto del reno- le pido. se que no me
va a decir que no, pues a estas alturas le conozco ya lo suficiente
como para saber que haria cualquier cosa por su hija.
-que
buena idea Luca. Seguro que ana estará encantada- dice jose
sintiéndose optimista —. Pero... hoy ella tiene practicas.
-puedo
pasar a recogerla- digo rapidamente. Por un segundo, según contesto
a Jose pasa por mi cabeza la urgencia de llamar la atencion de Ana,
de destacar como hacía en Italia. Sé que no debería hacerlo, pues
estoy aquí solo por mi familia, por un trabajo. Pero ella me atrae
tanto... Es mi perdición.
-entonces
vale, llevatelo.
-perfecto.
Te dejo la moto aparcada donde esta el coche- le digo a jose mientras
saco de mi bolsillo las llaves de mi moto. Se que el conducia una
moto hasta hace unos años, asi que para el no ser aun problema
llevarla. De echo seguro que asi recuerda viejos momentos.
-vale-
dice jose mientras saca las llaves de su bata.
En sus ojos veo un atisvo de felicidad.
-Grazie
-
le
digo despues de intercambiar las llaves.
-te
veo por casa entonces.
-si,
pero antes.. dime a que hora tengo que ir a por tu hija- le pido a
jose. Este mira su reloj, supongo que para calcular la hora.
-en
tres horas y media- me dice. Asiento. Vuelvo a darle las gracias y me
voy a coger el coche, el todoterreno. Me subo y me voy a la unica
tienda que conozco que vende madera, en el centro de Fairbanks.
Compro tablones de madera, todos los que hay. Luego tengo que pensar
como hare la cerca.
Llego
a casa de ana y con la tonteria ya ha pasado una hora. Tengo una hora
y media para empezar la cerca. Despues tengo que ir a por ella.
-Ciao
-
digo
entrando por la puerta principal de casa de ana.
-hola
luca!- contesta ana maria.
-voy
a estar fuera trabajando en una cerca para el reno- anuncio sin
querer estar mucho tiempo en la casa metido.
-estupendo.
Necesitas ayuda?- me pregunta. Niego con la cabeza.
-no
te preocupes. Tengo todo controlado.
Sami
aparece de la nada, moviendo su rabo de un lado a otro. Su cuerpo se
mueve al son de éste. Se lanza contra mi y apoya sus patas en mi
abdomen. El golpe me molesta a pesar de saber de antemano lo que
haría Sami.
-hola
guapa- digo acariciando la cabeza de sami. Me lame la mano.
-bueno
Luca, te dejo que tengo cosas que hacer por la casa- me dice la madre
de Ana. Asiento -puedes salir con sami si quieres. No se escapa- me
dice.
-Chiaramente-
digo
mirando a sami. Ella tambien me mira. Sale conmigo fuera. Descargo
las tablas y calculo como hacer el recinto. Primero hago agujeros en
el suelo para clavar las maderas, mientras Sami lo único que hace es
estorbar en todo el medio sentada. Hago un circulo. Despues corto la
madera con una sierra (pues la radial que es lo que queria usar,
necesita enchufe). Tardo quince minutos en cortar cada tablon por la
mitad. Solo corto ocho trozos de madera que uno clavando tres
tablones en los agujeros echos y cuatro tablones para unir cada
tablón clavado en el suelo. De tal forma, hay un tablon vertical,
unido a otro vertical por dos tablones horizontales. No me da tiempo
a más, y tengo que salir corriendo a buscar a ana al hospital. Si
llego tarde me matará.
Ana
Salgo
del hospital como siempre, perdida en mis pensamientos. Veo que el
coche de papá ya está. Aprieto el paso y me subo al coche.
-hola
papá- digo sin apenas mirarle.
-Sono
Luca —oigo
como dice Luca con voz divertida.
-que?-
digo girándome -que haces tu aqui? Ha pasado algo? Papa esta bien?-
pregunto nerviosa.
-Tutto
bene.
Todo bien- contesta
Luca.
Arranca,
llevándome a casa. No hablamos en todo el trayecto, solo nos
lanzamos miradas fugaces. No es que me sienta incómoda, pero... es
raro que me venga a buscar en el coche de mi padre, y menos no
habiendo pasado nada. Pienso en cómo iniciar la conversación, pero
cuando abro la boca, no sé qué demonios decirle. Así que la cierro
y espero a llegar a casa.
Cuando
llegamos a casa y veo que hay maderas por el suelo, me quedo
mirándolas. No sé lo que son. Miro las que están clavadas al
suelo.
-lo
has echo tú?- pregunto. No me parece una pregunta descabellada.
-Si-
contesta.
Le miro fijamente mientras frena y pone el freno de mano al coche.
Enarco una ceja. Hoy estoy espesa y no entiendo para qué es.
-estoy
haciendo un recinto para el reno- me dice Luca. Una sonrisa aparece
sin que pueda remediarlo en mi cara.
-enserio?-
pregunto ilusionada. —. Te ayudo.
Niega
con la cabeza. Pero después de que le mire con ojos suplicantes,
termina cediendo.
Comemos
en casa con mi madre y mi padre y después ambos salimos fuera y
seguimos con la cerca del reno. Yo me dedico a hacer lo que Luca me
pide. No hago mucho, pues en lo que yo parto una madera, Luca ha
partido dos. Es más rápido y fuerte que yo. Soy una enclenque
comparada con él. Sus brazos son dos o tres vece más potentes que
los míos. Me enseña a cortar más rápido la madera, me enseña a
clavar bien los clavos en las maderas (sí, no os queráis imaginar
cómo los clavaba antes de que Luca me enseñara. Todos torcidos). Me
siento bien trabajando a su lado. Hablamos de cosas vanales y sin
importancia mientras trabajamos codo con codo. A veces le pillo
mirándome de reojo. En cuanto ve que tengo alguna dificultad, se
acerca a mí y me ayuda. La verdad es que estamos de foto... Y no me
equivoco al decirlo, pues cuando entro en casa y subo a mi cuarto,
por la noche, después de que todos hayan vuelto ya a casa, encima de
mi cama hay una foto en la que salimos Luca y yo trabajando juntos
con la cerca del reno, que porcierto, ha hemos terminado. Sonrío a
la foto y la pongo en el corcho con una chincheta.
VACACIONES! CAMBIARÉ LOS FALLOS AL VOLVER
la vida nos volverá a juntar, tlp -cap 32 ADA
Capítulo
32
Ada
Por
la mañana, a las nueve, Liam fue a comprar comida para el gato,
comedero, bebedero y todo lo necesario. Pablo le acompañó. A la
vuelta, pasaron por el único veterinario del pueblo para contarle lo
ocurrido.
-hola!
Qué tal va el gato?- preguntó Liam a todos nosotros cuando entró
por la puerta de casa.
-mejor,
parece que está mejor- contestó Sara por mi, ya que yo estaba
acunando al gato, mirando al infinito absorta en mis pensamientos.
-ha
venido el veterinario a ver al gato- dijo Pablo haciendo un gesto con
la cabeza para que lo viéramos.
-genial-
dijo Vanessa
-por
aquí, pasa- le guió Liam al veterinario. Éste se acercó a mí y
se quedó mirándome. Supongo que lo haría por los ojos llorosos y
cansados que tenía. Por la camisa de Liam que llevaba puesta, aún
húmeda por la zona del sujetador, ya que había mucha humedad en el
ambiente. Por mis brazos aferrándose a la toalla donde reposa el
gato..
-hola,
me llamo Javier- dijo el veterinario ofreciéndome su mano. La
estreché torpemente y me quedé mirándole. Era un señor de media
edad. El pelo cubierto de canas. Barba blanca y larga. Ojos marrones.
Parecía.. majo. Llevaba un maletín gris que dejó sobre la mesa de
madera que había enfrente del sofá.
-hola,
soy Ada, la que se encontró al gato- dije con voz ronca. Hacía
horas que no hablaba y las palabras se me agolpaban en la lengua
intentando salir.
-me
dejas ver al gato?- me preguntó dulcemente sentándose a mi lado en
el sofá, en el sitio que había ocupado Liam toda la noche. Asentí.
Con cuidado, separé al gato de mi pecho y se lo dejé sobre su
regazo. Él, con cuidado le sacó de entre las toallas y le examinó
de arriba abajo mientras susurraba cosas ininteligibles. Le puso el
termómetro, le miró el pelo, la piel, los ojos, las orejas.. lo que
él llamaba una inspección primaria. Tenía algo de fiebre, para lo
que nos dio un par de pastillas que deberíamos dárselas dos veces
al día. Parecía bastante sano.
-ah!
Antes de nada- dijo antes de irse- es una gata, ya sabeis como la
vais a llamar?- nos preguntó. Me quedé muda, no sabía que
contestar. No se me había pasado por la cabeza la posibilidad de
quedarme con el gato, bueno la gata, aunque sí que quería.
-no
os la vais a quedar?- preguntó el veterinario al ver que nadie
contestaba -si queréis puedo buscarla una casa- nos ofreció.
Entonces fue cuando por fin Liam habló por los dos -no, Ada y yo nos
la quedamos- esa frase me emocionó y no pude reprimir una lágrima y
una sonrisa. Nos la íbamos a quedar Liam y yo.. la cuidaríamos
juntos. (era lo que me faltaba.. más lazos que cortar cuando
empezara a desenamorarme..)
-vale,
cuando esté mejor dentro de unos días, pasad a verme para que la
hagamos la cartilla, le hagamos la prueba de la leucemia y le
pongamos las primeras vacunas- nos dijo el veterinario antes de salir
por la puerta.
-si-
contesté
-ah!
Y cualquier cosa, llamadme- dijo por último el veterinario. Una vez
se hubo ido hicimos lo que nos había dicho. Ya estaba casi seca, así
que teníamos que hacerle un hueco para ella. Decidimos ponerle sus
cosas en una esquina del salón, bajo una ventana. Pusimos tres
toallas en el suelo, para que estuviera mullido y dejé a la gata
allí. Cerca, la pusimos la comida, el agua y el arenero.
Me
quedé contemplándola. Era en su mayoría negra, pero tenía el
morro y parte de los mofletes blancos. El blanco seguía por su
cuello y llegaba a su tripa, donde se dispersaba como un tentáculo
por una muy pequeña parte del lomo y seguía hasta el final de su
tripa. Las patas eran negras, con su final blanco. Parecía que
llevara guantes.
-como
la llamaremos?-preguntó carolina
-no
se- admití. No había pensado todavía en un nombre.
-podríamos
ponerle algún nombre de alguna película- propuso Pablo
-si,
es buena idea- dijo Ángel
-como
cual?- preguntó Liam esperando que alguien dijera algún nombre.
-Bola
de nieve, como el gato de los Simpson- propuso Juanma.
Ainhoa,
cogió un Boli y escribió el nombre. Era una buena idea ir apuntando
los nombres y después decidir.
-Cheshire,
de Alicia en el país de las maravillas- propuso Julia.
-Crookshanks,
de harry Potter- propuso Miguel.
-Duquesa,
de los aristogatos- dijo Sara
-gato
con botas- dijo de repente Liam en un susurro.
-pero
gato con botas es de gato, no de gata- dijo Carolina. Me
quedé pensativa.
-espera,
que os parece.. Kitty
Zarpas Suaves? Del gato con botas- dije de repente, me pareció el
nombre perfecto.
-zarpas-
dijo Liam sonriente. Le gustaba el nombre.
-me
gusta- dijo Vanessa y añadió-os quería pedir un favor-
-cual?-
pregunté sonriente
-podríais
ponerle de segundo nombre, Muñe?, era el nombre de la gata que tuve,
era igualita a esta- dijo con voz triste. Me acerqué a ella y la
abracé
-Zarpas-Muñe-
dijo Liam para zanjar el nombre de la gata. Me gustaba ese nombre.
Era bonito.
Me
pasé las siguientes dos o tres horas viendo cómo dormía la gata.
No despegaba los ojos de ella. Por un instante casi hasta logré
olvidar todo lo que sentía por Liam. Él, se pasó esas dos o tres
horas a mi lado, hablando con los demás, sin separarse de mí.
Supongo que adivinaría que realmente no necesitaba que nadie me
hablara o me intentara entrar en razón, iba a pasar el día mirando
a aquella gata hasta que estuviera segura de que estaba bien. Lo
mejor que podía hacer es lo que hizo, sentarse a mi lado y esperar.
Durante esas horas, Marcos me llamó dos veces, ninguna se lo cogí.
No me apetecía hablar. La tercera vez que llamó, cogió el móvil
Ainhoa y contestó. Les invitó a venir a los tres un rato mientras
que esperábamos a ver si despertaba la gata. Ninguno de los
presentes en la habitación (todos), bajó a la playa, aunque sabía
que a los chicos les gustaba mucho bajar para poder hacer surf. Todos
se quedaron en el salón, esperando por mi a que todo estuviera bien.
Se lo agradecería después mil y una veces cada vez que les viera.
No comimos ninguno, todos esperando a que todo estuviera mejor para
preparar una buena comida.
Que
llegara Marcos al apartamento de Liam no cambió nada. Marcos cogió
una silla y se sentó a mi lado, a mi derecha (yo estaba en la
esquina del sofá). Me miró fijamente un rato esperando que yo le
mirara, pero no logré mirarle, no sé por qué. Algo me decía que
si le miraba, dejaría de ser tan fuerte y rompería a llorar. Se
quedó a mi lado, mirando la gata como yo durante unos minutos,
después desvió la mirada hacia los demás. Me cogió la mano y me
la apretó en señal de que me apoyaba, me dio un beso en la frente
mientras se levantaba y se dirigió hacia la otra punta del salón
para hablar con Vanessa.
Un
rato después de que Marcos dejara vacía su silla, la gata comenzó
a moverse y despertó. Maulló y para mi sorpresa, cuando me acerqué,
siguió maullando y se acercó a mi dando trompicones. La ofrecí
comida en la mano, que cogió con gusto. Liam se acercó a nosotras y
se puso en cuclillas a mi lado, mirándonos.
-por
fin- dijo. No hacía falta que dijera más, yo estaba pensando lo
mismo.
La
gata bebió agua y por fin pareció despejarse un poco más. Exploró
las habitaciones una por una, entrando cuidadosamente en cada una de
ellas. Dejó para el final inspeccionar a Sam que Pablo había cogido
por el collar por si acaso y a Dafne que estaba dormida en mitad del
salón cuando Zarpas volvió a éste.
Pasamos
el resto del día en la casa. Marcos se quedó toda la tarde, aunque
sus amigos se fueron.
-me
quedo hasta que todo esté bien- les dijo a sus amigos Marcos.
Ellos
se fueron por la tarde y nos quedamos los demás, hablando ya más
animadamente.
A
la hora de cenar y ya con la gata revoloteando por la casa, nos
pusimos entre todos a organizar una buena comida ya que aun no
habiamos probado bocado ninguno desde el desayuno. No tenían mucha
comida en casa, por lo que Liam y yo fuimos a nuestro apartamento
para coger algo que pudiéramos cocinar para todos. Fuimos en su
coche, sin apenas hablar. En algún momento del corto camino entre su
apartamento y el mío, me cogió la mano de mi regazo y la puso en el
cambio de marchas, con su mano encima de la mía, sonreí. No sabía
si estábamos juntos o no pero cada detalle que tenía conmigo hacía
que le deseara más.
Aparcamos
en la puerta de los apartamentos, subimos la escalera y entramos en
mi apartamento. Estaba oscuro y algo frío, desprovisto de cualquier
tipo de vida. Me asomé a mi cuarto y me quedé mirando el nido que
Dafne tenía en una esquina del cuarto; estaba lleno de huevos, se
notaba que hacía días que no la prestaba atención. Me sentí mal.
Recogí los huevos, a lo mejor todavía estaban buenos y nos los
podríamos comer. Liam sacó de la nevera un tomate, una lechuga y
unos filetes que teníamos. Del congelador, sacó helado; como postre
estaría bien. Cogió cubiertos y nos encontramos en el salón.
-tienes
todo?- me preguntó Liam
-si-
le contesté enseñándole mi camiseta que servía como saco para
llevar los huevos.
-estás
muy guapa así- dijo mirando el trozo de vientre que había quedado
al descubierto al llevar los huevos. Me temblaron las manos. Me puse
nerviosa y temí que se me cayeran los huevos al suelo. Sujeté con
firmeza la camiseta e intenté llegar a la cocina sin que pasara
nada. Al pasar por su lado, rocé mi hombro con su brazo y me
derretí. Temblé y me tambaleé, pero logré mantenerme en pie sin
que un solo huevo cayera. Los dejé en la encimera y busqué una
bolsa donde poder meterlos para llevarlos al otro apartamento.
Cuando
volví al salón me quedé mirando todo a mi alrededor. Nunca había
visto este apartamento tan solo. Nunca lo había visto tan callado.
Me parecía frío. Estaba acostumbrada a ver siempre movimiento entre
aquellas pareces y ahora todo era demasiado silencioso. Cuando Liam y
yo hablábamos parecía que nuestras palabras retumbaban en las
paredes y formaban eco.
-ya
estamos?- dijo Liam acercándose a mí. Estábamos solos. Me puse
nerviosa, sabía que algo iba a pasar entre los dos. Nunca habíamos
tenido un apartamento entero para nosotros dos solos y Liam parecía
que no quería desaprovechar aquella ocasión. Se acercó más y más
a mí hasta que nuestros cuerpos estuvieron a pocos centímetros el
uno del otro. Deslizó su mano por mi espalda y me atrajo hacía sí,
juntando nuestros cuerpos. Mi corazón empezó a bombear más
rápidamente y pensé que él lo notaría bombear contra su pecho. Se
me nubló la vista al tenerlo tan cerca. La luz era tenue en el
apartamento, lo que hacía más íntimo el lugar. Sus ojos emitían
destellos que solo podía percibir si los miraba fijamente; parecían
grises con tan poca luz. Sus labios se acercaron a los míos y nos
besamos. Pero no como habíamos hecho hasta ahora. Ahora realmente
sentía deseo por él. Le estreché hacia mí intentando que el
espacio que nos separaba desapareciera, pero por más que intentaba
que Liam estuviera mas cerca era imposible. Nuestras ropas formaban
una fina capa que nos separaba. Liam me besaba como si no tuviéramos
tiempo, me cogía fuertemente y casi no podía ni respirar. Me
abandoné al beso y al deseo que sentía por él en aquellos
momentos. En algún momento del beso, me descalcé y mis piernas se
entrelazaron en su cintura cuando me cogió en brazos sin separar sus
labios de los míos. Solo los separó para bajar rozando sus labios
contra mentón, mi mandíbula, mi oreja, mi cuello, mi clavícula
hasta llegar a mis pechos. Sus manos bajaron hasta mi trasero, donde
se quedaron apretándolo fuertemente contra él. Aquello me excitó
más.
Me
llevó hasta la pared, donde apoyé mi espalda. El hecho de que
estuviéramos ahí mismo él y yo solos, que me besara
apasionadamente estampando mi cuerpo contra la pared al besarme con
ansia, me hipnotizaba. Desenlacé mis manos de su nuca y comencé a
desabrochar su camisa. Quería verle su torso desnudo. Sentía como
si estuviera drogada por la visión de su cuerpo, de lo que haríamos
en unos minutos. Realmente me sentía feliz y con ganas de hacer con
él cualquier cosa. Por fin su camisa calló a sus pies y pude ver y
tocar cada parte de su pecho. Él por su parte, me quitó mi
camiseta, quedándome delante de él en sujetador. Comenzamos a
besarnos, mientras nuestros cuerpos se juntaban y se fundían en uno
solo allí donde no había ropa.
Rozó
con sus manos mi abdomen, subiendo hasta mis pechos, donde metió la
mano bajo mi sujetador. Gemí de placer al sentirle tan cerca, algo
tan intimo… yo, por mi parte, seguí acariciando su pecho, bajando
hacia su ombligo. Todo era perfecto, estábamos en el momento culmen
antes de que me llevara al sofá y allí me hiciera suya. Pero el
móvil de Liam sonó, como siempre que algo bueno sucedía entre los
dos.
-bueno,
qué? Llega la comida?- dijo Ángel al otro lado de la línea
-si,
vamos- dijo con voz de enfado Liam
Me
dejó bajar y posé mis pies en el firme suelo para después hacer un
mohín. Siempre pasaba algo y nunca podíamos terminar lo que
empezábamos.
-vámonos-
dije con voz triste. Liam me cogió de la mano y juntos, con la
comida en varias bolsas, salimos hacia el apartamento de Liam.
Me
pareció mentira que de un segundo a otro, tanto Liam como yo
pudiéramos pasar de querer sentirlo todo el uno del otro a estar tan
enfadados por que nos hubieran llamado que ni nos habláramos.
-vamos
a estar mucho tiempo asi?- le pregunté a Liam. No soportaba el
silencio que nos invadía a ambos, no porque fuera silencio, sino
porque no era un silencio bello, pero un silencio de enfado, de
rabia, de tristeza..
-no-
murmuró Liam, pero no dijo nada más. No intenté volver a hablar
con él, me limité a caminar a su lado, de su mano simplemente.
-tienes
razón- dijo de pronto, antes de que abriera la puerta de su
apartamento
-en
que?- dije sin saber muy bien por donde iban los tiros.
-no
debería haber pasado de ti durante todo el camino- me dijo con aire
tristón. Quería decirle que no pasaba nada, pero no lo dije e
intenté que Liam siguiera hablando. –me ha sentado mal que no
pudiéramos tener ni un momento de intimidad tu y yo- dijo.
-lo
se, lo mismo me ha pasado a mi- dije.
-todo
está bien, de verdad- dijo Liam con una media sonrisa, aunque
pareció más bien una mueca.
-ya
encontraremos tiempo para nosotros- dije acercándome a él.
Nos
dimos un beso, lento, bonito antes de que Liam abriera la puerta y
nos encontráramos a todos trajinando por la casa para preparar la
cena.
-menos
mal que habéis llegado- dijo Ainhoa cogiéndome la bolsa que traía,
después se acercó a Liam para recoger su bolsa también.
Habían
preparado la mesa, juntando varias mesas por todos los que éramos,
habían puesto dos manteles, vasos, servilletas y algunos cubiertos.
Los cubiertos que faltaban los sacaron de las bolsas que Liam y yo
habíamos traído.
Lo
primero que hice al entrar en el apartamento fue ir a ver a Dafne y
luego acercarme a ver a Zarpas.
La
gata estaba mucho mejor. Me senté en el sofá y me quede pensando en
lo que casi había sucedido. Liam me sonrió al verme pensativa.
Seguro que sabía que pensaba en lo que no había llegado a pasar y
que por alguna extraña razón anhelaba que hubiera pasado.
Nos
quisimos sentar uno en frente del otro, pero Ángel se interpuso
entre los dos, por lo que yo me puse en frente de Ángel y Liam a su
derecha. No paramos de observarnos en toda la noche. Había miradas
fugaces mientras otros hablaban. Cuando alguno de nosotros hablaba el
otro mantenía la mirada fija.. Ahora era cuando realmente sentía
que algo pasaba entre nosotros. Que lo que yo sentía era
correspondido. Ahora era realmente cuando el “tonteo” había
empezado fuerte. Realmente me sentía atraída por él y sabía que
el también por mí. Quería volver a estar entre sus brazos, pegada
a la pared y sentir su cálido aliento en mi cuello, en mis labios,
en mi esternón. Quería volver a sentir sus carnosos labios en los
míos y que se deslizaran como apenas media hora antes había pasado.
Todo lo que pensaba indicaba que lo deseaba. No me había dado cuenta
pero lo deseaba, exactamente eso, desearle.
VACACIONES! CORREGIRÉ LOS ERRORES AL VOLVER!
lunes, 19 de agosto de 2013
la vida nos volverá a juntar, tlp cap. 21 LIAM
Capítulo
31
Liam
Nos
levantamos pronto para ir a hacer la compra. Fuimos todos en la
furgoneta. No solíamos ir todos. Normalmente iban tres y los demás
nos quedábamos por la playa. Pero no sé por qué, ese día éramos
como una piña. Tal vez fuera por Marcos, Roberto y Álex.
Compramos
todo lo que nos faltaba para los últimos días en la playa (que no
eran pocos). Volvimos al apartamento con el maletero lleno de comida
y cuatro o cinco bolsas repartidas por el coche. Aparcamos el coche
en la puerta del apartamento e hicimos una fila para irnos pasando
las bolsas hasta meterlas en casa. Yo las sacaba del maletero y se
las pasaba a Pablo, que se las pasaba a Noel que a su vez se las
pasaba a Miguel, que se las pasaba a Carlos y éste se las pasaba por
último a Ángel, quien las dejaba en la entrada de la cocina.
-Se
nos da bien montar cadenas- dijo Ángel cuando terminamos. La verdad
era que habíamos montado la cadena porque así nos cansaríamos
menos e iríamos más deprisa aunque si lo pienso ahora... No sé si
realmente ganamos tiempo. No intentamos bajar a la playa después de
eso, simplemente nos tiramos en el sofá. Aunque debería decir mejor
entre los sofás y los colchones, pues cogieron de mi habitación mi
colchón y allí se tumbaron Noel y Ángel a ver la televisión. No
hablamos mucho, algo raro en nosotros, o más bien en Ángel y
Carlos, que siempre andaban contándonos batallitas.
Comimos
tarde y casi sin apetito.
Por
la tarde, cerca de las ocho, Sara llamó para ver si queríamos cenar
con ellas. Nos pasamos por su apartamento y allí estaban los tres
mosqueteros... Mi piel ardió de furia, pero intenté mostrarme
indiferente. Estuve toda la noche observando cada movimiento de Ada,
percatándome de cuando Marcos se acercaba a ella y cual era su
reacción. Odiaba estar celoso de un tio! Pero lo estaba... por una
chica... lo cual me prometí en su momento que no volvería a
pasar... pero creo que en ese momento ya era demasiado tarde.
Cenamos
en un bar y todo pareció ir bien, después algunos se fueron por ahí
a tomar algo, yo fui de los que se volvió a casa.
Me
metí en la cama nada más llegar al apartamento. Tenía ganas de
quedarme dormido y dejar de pensar en Ada y Marcos, pues el pensar en
ellos, me carcomía.
Un
mensaje de texto me despertó. Era de Ada.
Ada:
en media hora donde siempre.
Releí
el mensaje un par de veces, por no decir diez, para cerciorarme de
que estaba leyendo bien. Después, salte de la cama y salí de mi
cuarto buscando a alguno de mis amigos por la casa.
-Ángel
me puedes leer este mensaje?- pregunté a angel que estaba en el sofá
viendo la televisión.
-claro-
contestó alzando la mano, sin dejar de mirar la televisión, para
que le diera mi movil.
-en
media hora donde siempre- leyó con voz monótona. Después me
devolvió el movil sin ni siquiera mirarme. Algo raro en él, pues
había esperado que me preguntara que era lo que iba a pasar o algo
por el estilo. Asi que no estaba soñando, verdaderamente ponía eso
en el mensaje. Sonreí para mis adentros y me encaminé a mi
habitación, pero el chillido de angel me hizo volver sobre mis
talones y mirarlo, esperando que me dijera que coño le habia pasado
para pegar semejante grito.
-has
quedado con ada?- dijo abriendo los ojos de par en par.
-en
serio?- fueron las unicas palabras que logre articular.
-tiiooo!!!!!-
fue lo unico que me dijo angel. Le mire frunciendo el ceño.
-dejalo-
le pedí negando con la cabeza. Ya decía yo que me resultaba raro
que no dijera nada...
-no
Liam no. Has quedado con Ada. Que crees que pasara?- me preguntó. Me
le quedé mirando, esperando que siguiera con una montaña de
preguntas. Pero eso no llegó a suceder nunca; en cambio, tuve que
contestar.
-pues
no lo se- contesté.
-no
seas tan cerrado abrete a mi- me pidio angel. Negue con la cabeza,
mientras ponía los ojos en blanco, después enarqué una ceja y me
di media vuelta, dispuesto a irme.
-liam!
Dime algo! No me dejes asi!- dijo angel mientras yo me alejaba de el.
-ya
te contare- fue toda respuesta que pude darle.
Me
cambié corriendo y fue hacia la playa, donde habia quedado con Ada,
ese era nuestro lugar.
No
sabía que esperar de aquella conversación. Un “hasta luego”, un
“solo amigos”, un “más que amigos”. No sabía tampoco cómo
reaccionaría yo ante sus comentarios. Ni tampoco como esperaba que
actuara ella cuando contestara a lo que me dijera. Esta nervioso. Muy
nervioso. Aún lo recuerdo... no sabía si salir corriendo a la playa
o ir despacio. Si hacerla de rogar o casi rogar yo por ella. Las
manos en los bolsillos o fuera? Brazos cruzados o dejados caer...
Estaba rígido, pasos casi ortopédicos. Me sentí idiota. Caminé
lentamente y cuando llegué, ella no estaba. Suspiré. Tal vez ella
simplemente no iba a venir al final. Se había arrepentido. Miré
fijamente al mar durante no sé exactamente cuanto, segundos, o quizá
minutos. Hasta que escuché el sonido de las pisadas de alguien sobre
la fria arena. Me giré y allí estaba ella. Me la quedé mirando.
-bueno
aquí estamos- dijo Ada cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí
–creo que deberiamos hablar.
-si,
eso llevo intentando yo desde hace cuatro días- dije simplemente.
Tenía que decírselo. Me había estado evitando, evitando esta
conversación desde el beso. – pero nunca has tenido tiempo para mí
– dije esto ultimo para hacerla sentir mal, porque de verdad había
sentido que no tenia tiempo para mi.
-la
verdad es que he estado evitándote porque... porque...- dijo Ada sin
saber o sin querer terminar la frase.
-por
que me gustas?- termine por ella. O no era eso lo que me queria
decir. No sabia. Estaba que no estaba en mi. –acaso es tan malo?
-No,
no es por eso, tu tambien me gustas – me dijo Ada. Me la quedé
mirando, intentando interpretar lo que acababa de decir. La cogí de
la mano y la llevé más cerca de la orilla, las olas casi
lamiéndonos los pies. Y hablé, lo dije, lo que tanto tenía miedo
de decir en voz alta.
-nunca
he sentido esto por nadie- dije agarrando estrechamente sus manos
entre las mias.
-yo
tampoco- contesto para mi sorpresa Ada.
-puedo
contar mi punto de vista?- me preguntó Ada mirándome a los ojos.
-claro-
contesté. Esperé impaciente a que hablara y me contara todo lo que
pensaba. Queria saberlo. Estaba deseoso de saberlo, de echo.
-
no creo que diga todo lo que quiero decir y estoy segura de que me
arrepentiré nada más decirte algunas cosas por mi sinceridad, pero
no puedo ser de otra forma desde el año pasado
que
te vi pues la verdad he pasado tiempo pensando en ti, en cómo eres,
donde vives.. –paró para coger una bocanada de aire y siguió– y
cuando nos volvimos a encontrar me hizo sentirme feliz y estos días
que hemos pasado juntos creo que sin exagerar, son los mejores que he
pasado nunca pero me puse a pensar y me entró el miedo porque parece
que te conozco pero en realidad no sé cómo eres, tu helado
favorito, dónde vives, si tienes hermanos, qué estudias, si
trabajas.. si me quieres conocer más, lo que soy para ti.. –dijo
Ada. Me quedé sin saber qué decir. Demasiada información.
–Aunque
te parezca mentira lo que te digo, realmente me siento como un pez
fuera del agua, pensando que sé todo sobre ti, pero no sabiendo
realmente nada sobre ti, como las cosas más fáciles e ínfimas como
las que te he dicho- me dijo dando por terminado su discurso.
Me
quedé pensando. ¿qué era lo que ella significaba para mí? ¿qué
quería con ella? La quería conmigo, eso estaba claro. la..
¿necesitaba? Muy seguramente.
–Strachiatella,
Madrid, dos, tecnico de sonido, me encantaría que nos conociéramos
más- contesté a sus preguntas una a una, intentando no saltarme
nada. Ella no contestó y por un segundo pensé que la había cagado.
Para estos casos, lo mejor es andar así que lo propuse.
-vale-contesto
ella en voz baja.
Nos
pusimos a elllo. Anduvimos por la playa, sin hablar, sin mirarnos. Mi
cerebro me impulsó a tirar de mi mano hacia la suya. No supe hasta
que lo hice, que mi piel anhelaba poder tocar la suya... suspiré
para mis adentros y cerré mis ojos. Ella apretó mi mano, lo que
hizo que me sintiera mejor.
Sentí
a Ada temblar.
-tienes
frio? o...- dije sin terminar la frase.
-no,
tranquilo- dijo Ada con una voz que no sonó muy concencida para mi,
así que dejé de andar y tiré de ella hacia mi para que me mirara.
La deseaba tanto... ella era tan... todo su cuerpo llamaba mi
atencion. No podia quitar mi mirada de ella.
-eh!
Mírame- la pedi, deslizando mis dedos hacia su menton para que
levantara la vista hacia mi. Pero sus ojos no fueron lo que esperaba
encontrar. Ella estaba... se la notaba... tensa. Como si no quisiera
estar en ese momento conmigo.
-no
me mires así Ada, por favor- pedi.
-lo..
lo siento- dijo Ada tartamudeando -no sé como te estoy mirando. Solo
se que... que...
-que
que?- pregunté para ayudarla mirandola a los ojos, sin despegar mis
ojos de los suyos ni un segundo.
-estoy
nerviosa- aceptó ada. Por un instante, tuve el deseo de abrazarla,
besarla, para intentar tranquilizarla pero...
-no
te preocupes, tienes todo el tiempo el mundo- es lo que dije. Sin
besarla, sin abrazarla... Pero ella me abrazó después. Y lo que
sentí fue euforia. Un calor pasó a través de mí. La estreché más
cerca de mí, respiré su cálido aroma a crema solar, mar y arena...
no quería dejarla ir, así que coloqué su pelo y la miré. Quería
recordar siempre aquella cara. La sonreí y terminé besándola la
frente y dejando que el calor de su cuerpo se alejara del mío.
-mira
ese gato negro y blanco en la orilla, se está comiendo un pez-
susurré a Ada mientras extendñia mi dedo índice para indicarla
donde estaba. Ella se quedó mirando aquel gato blanco y negro, hasta
que una ola se lo llevó mar a dentro.
-el
gato!- gritó Ada. Salió corriendo hacia donde habia desaparecido el
gato, y yo detrás de ella.
Se
metio en el agua de lleno y yo fue tras ella tambien. No es que
tuviera un interés importante en el gato, pero sin en Ada y en
ayudarla. El gato posiblemente podría salir solo a la playa. Metí
mis manos bajo el agua, palpando el mar, intentando encontrar al
gato.
-¡aquí
está!- gritamos a la vez. Sacamos al gato ambos. Con nuestras manos
unidas, sujetandole.
-lo
coges tú?- pregunte a Ada, pues sabia que queria. Para ella habia
sido muy importante salvar al gato y la verdad que para mi tambien lo
fue. Fue algo que hicimos juntos, solos. Algo nuestro. Me senti bien
conmigo mismo.
-vale-
me contestó ella aferrandose al gato que no dejaba de maullar.
Al
salir del agua, cubrimos al gato con algunas ropas y Ada se puso la
camisa que la ofrecí. Llamé a Ángel para que nos viniera a buscar
y mientras intentamos entrar en calor nosotros y al gato. No tardó
mucho en llegar. Se lo agradecí con la mirada. Dentro del coche,
hacía mucho, mucho calor por la calefaccion que habia puesto. Ángel
nos dejó en la puerta del apartamento, donde nos llenaron de toallas
secas y calientes las amigas de Ada. El gato tambien recivio las
suyas, no os vayais a pensar que no...
-¡se
va a morir!- lloró Ada viendo como el gato tiritaba con ojos
cerrados. o mejoraba. Me sentí impotente. Sin saber qué decirla...
así que hice lo que pensaba que era mejor.
-¡eh!
Todo va a salir bien- dije bajito mientras ponía mis manos sobre las
suyas, intentando calmarla. Y no me separé de ella en toda la noche.
La necesitaba cerca. Quería cuidarla. Estar para ella cuando me
necesitaba.
PERDÓN X LAS FALTAS. CORREGIRÉ TODO CUANDO VUELVA DE VACACIONES!!
Abriendo los ojos - Luca y Ana Cap. 35
Capítulo
35
Luca
Pero...
¿sere idiota? ¡vaya gilipollez acaba de salir de mi boca! Y su
sonrisa? Su sonrisa lo dice todo. No sabe que coño decirme.
El
silencio incomodo que se crea en pocos segundos desaparece cuando
entran sin llamar Angel, Ainhoa y Miguel.
-ey
chicos! Preparados!- dice angel mientras se acerca a ana y la besa en
la frente. Ella sonrie y le abraza.
-Chiaramente.
Claro-
contesto yo.
-que
tal las clases ainho?- pregunta ana.
-bien
vosotros q tal todo por aquí?- pregunta esta
-bien,
no ha ido mal- contesta. Ainhoa mira a ana y esta asiente.
-y tu
miguel?- pregunta ana.
-bien
me han enseñado hoy un par de cosas de quimica que no entiendo- le
cuenta miguel a su hermana. Ella asiente.
-y tu
angel?- pregunta con voz sarcastica ana. Se que lo dice porque
durante sus practicas ha estado conectado.
-bien
mis practicas bien- dice con cara angelical.
-te
crees que soy tonta y olvido las cosas o como va eso?- dice
cruzandose de brazos. Nunca la habia visto asi, en plan madre
horrible.
-lo
siento ana.. es que hoy no habia casi nada que hacer..- dice en un
susurro angel. Ha empezado con una buena voz pero según la cara de
ana ha ido cambiado de enfadada a cabreada, angel ha ido perdiendo la
voz. Yo tambien la perderia. Parece que ahora mismo mataria a
cualquiera que se cruzara por su camino.
-angel
sabes que tienes que sacar buena nota en estas practicas. Todo tiene
que salir bien. Sino tus padres...- dice ana pero no termina la
frase, la deja volando. Nadie termina su frase por ella. Angel agacha
la cabeza, como si se rindiera. Y yo me quedo fuera de lugar, sin
entender nada.
-esta
bien, esta bien ana. No volvera a pasar- dice éste. Miro
a ainhoa y a miguel. Ambos
tienen los ojos en blanco. No entiendo que rollos se traeran entre
todos...
-despues
de que hayas humillado al pobre chico te parece bien si nos ponemos
ya en marcha. Tenemos que ir a hacer lo de las trampas antes de que
mas animales se crucen con ellas- digo. Creo que se ha pasado un
cojon con el pobre angel. Angel me mira y me da las gracias con la
mirada. Pero ana.. ana es otra historia. Me mira furibunda. Parece
que se va a abalanzar sobre mi cuello y me va a estrangular. Aprieta
su mandibula junto con sus puños.
-claro-
me dice sarcasticamente y me sonrie. Pero no una de esas sonrisas que
me gustan de ella. Es una sonrisa de: cuando te coja las pagaras. Un
escalofrio me recorre de pies a cabeza. Pero no este no es como los
demas... Es un escalofrio de temor.
-pues
venga ale manos a la obra- dice ainhoa salvámdome el culo. La sonrio
y suspiro.
-vamos-
insta Miguel.
-que
necesitamos?- pregunta angel. Ana es la unica que todavia no ha
cambiado de chip. Sigue de brazos cruzados fulminandome con la
mirada. Hago caso omiso a su mirada y hablo para los demas.
-Yo
cogeria un palo por cabeza, algo de metal con lo que hacer palanca,
una pala y cola- todos me miran extrañados —. Es por si no
logramos quitar las trampas que por lo menos no se puedan volver a
usar porque este una parte del cepo pegada a la otra parte.
-ey!
Es una muy buena idea. Nunca habria pensado algo asi- dice angel on
alegría renovada en su voz.
-no?
Con las ideas de bombero que tienes.. me extraña- es ana quien
habla. Intenta bromear pero no lo consigue. Su voz tiene un deje de
enfado.
-eh!
Yo no tengo ideas de bombero- se queja angel. Enarco una ceja. Creo
que hasta yo que no le conozco se que las tiene.
-angel..
tienes que aceptarlo- dice miguel con voz que imita ser triste
mientras le pone una mano en el hombro, como para darle animos.
Ainhoa comienza a reirse y mas tarde Ana termina riendo también. Yo
espero a que terminen, no entiendo su broma.
No
tardamos en bajar y coger todo lo que necesitamos. Ana se pasa por la
habitación del reno para darle leche, mientras los demas llevamos
todo al coche. En el coche vamos a ir muy apretados, pero ante la
mirada asesina de Ana no digo nada.
-me
pido conducir!- vociferó Ángel con las llaves del coche en la mano
cuando salimos por la puerta de la casa.
-eh
de eso nada!- dice Ana a su vez.
-por
que no ana!- se queja angel intentando convencer a ana. Parecen dos
niños pequeños discutiendo por un juguete.
-tu
conduces todas las mañanas- ataca Ana.
-pero
tu te sacaste el carnet hace muy poco- contraataca angel quejandose.
-yo
conduzco mejor- dice sin mas ana. Es un golpe bajo.
-eso
ha sido...-dice angel sin terminar la frase. Maldice por lo bajo,
fulmina a ana con la mirada y la tiende las llaves.
-pues
vaya, nosotros tres atras- dice ainhoa mirandonos a Miguel y a mi.
-bueno
a la vuelta les haremos ir detras- digo.
-si,
tenemos que ser mas rapidos que ellos- dice Miguel. Por como lo dice,
parece que siempre que salen de casa pasa igual.
-creo
que dentro de poco el lugar de angel lo ocupare
io
-
digo por lo bajo, para que solo me puedan oir Ainhoa y Miguel. Me
miran. Creo que no saben a que me refiero.
-por
que lo dices?- pregunta ainhoa extrañada.
-ana
no sabe llegar al sitio donde encontramos al reno- dejo caer. Miguel
y Ainhoa rien por lo bajo.
-bien
hecho Luca. Al menos uno de ellos caerá-dice Miguel
Entramos
y nos acoplamos bastante bien. Yo voy en el medio. A mi derecha va
Ainhoa y a mi izquierda Miguel
-bueno,
a donde?- pregunta angel.
-lo
sabe Luca- dice ainhoa. Ana asiente. Es mi turno.
-desde
aquí no veo bien la carretera- dejo caer. Ana mira a angel, supongo
que en un intento de que se de cuenta de que no ira delante.
-por
que no te levantas un poco del asiento a ver si ves mejor?- propone
angel. Ruedo los ojos.
-increible!
Lo que hay que oir angel! Deja el puto asiento a Luca y vamonos-
aulla Ainhoa. Nunca la he escuchado pronunciar una palabrota. Noto
como Miguel intenta reprimir su risa con la mano en la boca, pero
termina estallando en carcajadas. Creo que para ellos cuatro, es
normal una escena así. Para mí no, estoy algo perdido. Parece que
le quieren matar estas dos chicas, pero luego en un segundo todos
están como antes.
-está
bien... ire atrás contigo, princesa- dice Ángel mientras hace una
mueca. Ainhoa frunce el ceño aparentando que esta enfadada pero
termina sonriéndole cuando yo salgo del coche y él ocupa mi lugar.
-ahora
si- dice ainhoa.
-sal
por la puerta de ahi- insto a ana señalando la puerta que tenemos
mas lejos.
-cinturones!-
pide ana.
-las
trampas suelen estar señaladas con un palo o un trozo de trapo. Pero
no se si estas estaran señaladas, no me fijé. Por eso vamos a ir
con un palo. El palo va delante de nosotros y lo movemos hacia donde
queramos poner el pie. Lo que nos faltaba es que a alguno de nosotros
le pase algo- digo mientras Ana va conduciendo para que eso quede
claro antes de bajarnos. Rezo porque nadie me pregunte por qué lo
sé. Todos asienten.
Ana
sigue todas las indicaciones que le voy dando hasta que llegamos al
lugar. Aun hay sangre del reno que mataron en nuestras narices.
Intento que no lo vea pero se que lo ha visto cuando sus manos
tiemblan al volante y contiene la respiración. Instintivamente
alargo mi brazo izquierdo y poso mi mano sobre la suya. Tiene los
ojos acuosos. La sonrio. Parece que los demas no se han dado cuenta
de nada o si se la han dado, se hacen los locos. Noto como Ana va
disminuyendo la velocidad poco a poco.
-aqui?-
pregunta sin quitar la vista de la mancha de sangre que esta a mas de
ocho metros de donde estamos.
Ana
Luca
asiente. Sigo disminuyendo la velocidad hasta parar. Echo el freno de
mano. Me reconforta tener la mano de Luca sobre la mía.
-ya
estamos aqui- anuncio.
-pues
venga vamos no?- dice mi hermano decidido. Abre la puerta y baja. Nos
encontramos todos en el maletero. Ahi nos respartimos lo que hemos
traido. Cada uno llevamos un palo largo de un metro y medio
aproximadamente. A parte de eso, yo llevo un bote de cola, Angel
lleva un metal que se puede usar para hacer palanca, Ainhoa una pala
por si hay que hacer algun agujero para sacar los cepos y mi hermano
y Luca llevan al igual que angel, un metal que han sacado rebuscando
por las cosas de casa.
-creo
que la mejor forma de hacerlo es que vayamos todos juntos en una
fila. Asi abarcaremos mas a la primera y no nos dejaremos nada- dice
Luca. Parece que sabe mucho. Casi demasiado diría yo.
-donde
has aprendido tantas cosas? Lo has echo antes?- pregunta angel.
-no..
he visto muchas películas- afirma. Me echo a reir. Miro su
mandíbula. Un músculo tiembla. Miente, no me preguntéis cómo lo
sé. Simplemente lo sé. Desecho esa idea de mi cabeza. Por qué
mentiría?
-no
te rias de eso, señora me encanta ice age- me dice con tono burlon.
Hago un mohin en respuesta. Sera imbecil!
*
* *
Pasamos
la tarde buscando trampas. No encontramos muchas más, pero si las
suficientes como para que me sienta satisfecha por el trabajo que
hemos echo. Luca no se ha separado de mí en toda la tarde. Yendo
hacia donde yo iba. Me cae bien. Hemos conseguido cargarnos algunas
de las trampas. Me siento agusto conmigo misma, como si estuviera en
paz. ¡Ahora que se jodan los cazadores!
-creo
que deberíamos hablar con la policía para todo este asunto de las
trampas- digo cuando estamos ya subidos en el coche.
-si,
en eso mismo estaba pensando ahora mismo- dice angel.
-si,
la verdad es que es muy buena idea. Que se hagan cargo ellos de esto
mejor. Nosotros no podemos cubrir la superficie que pueden cubrir
ellos- dice mi hermano a mi favor.
-ya
hemos resuelto el problema no hace falta que metamos a la policía en
esto- dice Luca, su tono de voz deja un rastro amargo.
-por
qué no? Sigue habiendo más trampas por ahí- digo defendiendo mi
idea.
-la
policía va a pasar de lo que le digamos. Lo único que harán será
coger nuestros datos y ya- dice luca con una voz un tanto...
autoritaria, dominante. Me estremezco mientras miro por el espejo
retrovisor buscando la mirada de angel. Éste busca la mía. Pestañea
una vez y asiente, como para decirme que todo está bien.
-no
lo creo. Deberíamos considerar esa posibilidad- dice mi hermano, que
me seguirá apoyando hasta el final, lo sé.
-por
mi parte lo dejaría como está todo. Hay cosas que es mejor no
tocar- dice luca. Enarco la ceja en cuanto escucho su última frase.
Por qué tiene que hablar de forma tan enigmatica?
-pero
en este caso es mejor tocar- contesta angel.
-es
posible que nos metamos en un lío por acudir a la policía. No
sabemos lo que son capaces de hacer los cazadores- argumenta Luca.
Niego con la cabeza. Estoy empezando a enfadarme. El no tiene razón.
Creo que lo más sensato es acudir a la policía, nosotros no podemos
abarcar todo. Aun así no digo nada. Arranco y me dirijo a casa sin
hablar.
Luca
Espero
que no tarden en quitarse esa estúpida idea de avisar a la policía
de la cabeza. O estaré en serios problemas con ellos. La policía no
sabe que estoy aquí y si se enteran... No me dejarán en paz,
siguiendo cada paso que de para que cuando la cague me cojan y
conmigo a toda mi familia. No puedo poner en peligro a mis hermanos,
ni a mi madre o cualquier otro miembro de mi familia. Y
Chiara... Ella depende totalmente de mí...
-Está
bien, teneis razón -miento cuando Ana aparca en casa.
-vale,
y que hacemos?- pregunta Ángel. Me quedo pensativo, para que piensen
que estoy pensando en algo, cuando la realidad es que el viaje de
vuelta lo he pasado pensando en esto que voy a decir.
-yo
me ocuparé. Mañana por la mañana me pasare por comisaria.
-vale-
aceptan uno por uno sin darse cuenta de nada. No voy a ir a la
comisaria, no voy a poner ninguna denuncia. Dentro de unos dias
simplemente les dire que me han llamado para decir que no tienen
tiempo para eso, o cualquier otra excusa, o simplemente, lo dejaré
pasar.
ESTÁ CON FALTAS. LO CORREGIRÉ AL VOLVER DE VACACIONES!!!
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