Capítulo
31
Liam
Nos
levantamos pronto para ir a hacer la compra. Fuimos todos en la
furgoneta. No solíamos ir todos. Normalmente iban tres y los demás
nos quedábamos por la playa. Pero no sé por qué, ese día éramos
como una piña. Tal vez fuera por Marcos, Roberto y Álex.
Compramos
todo lo que nos faltaba para los últimos días en la playa (que no
eran pocos). Volvimos al apartamento con el maletero lleno de comida
y cuatro o cinco bolsas repartidas por el coche. Aparcamos el coche
en la puerta del apartamento e hicimos una fila para irnos pasando
las bolsas hasta meterlas en casa. Yo las sacaba del maletero y se
las pasaba a Pablo, que se las pasaba a Noel que a su vez se las
pasaba a Miguel, que se las pasaba a Carlos y éste se las pasaba por
último a Ángel, quien las dejaba en la entrada de la cocina.
-Se
nos da bien montar cadenas- dijo Ángel cuando terminamos. La verdad
era que habíamos montado la cadena porque así nos cansaríamos
menos e iríamos más deprisa aunque si lo pienso ahora... No sé si
realmente ganamos tiempo. No intentamos bajar a la playa después de
eso, simplemente nos tiramos en el sofá. Aunque debería decir mejor
entre los sofás y los colchones, pues cogieron de mi habitación mi
colchón y allí se tumbaron Noel y Ángel a ver la televisión. No
hablamos mucho, algo raro en nosotros, o más bien en Ángel y
Carlos, que siempre andaban contándonos batallitas.
Comimos
tarde y casi sin apetito.
Por
la tarde, cerca de las ocho, Sara llamó para ver si queríamos cenar
con ellas. Nos pasamos por su apartamento y allí estaban los tres
mosqueteros... Mi piel ardió de furia, pero intenté mostrarme
indiferente. Estuve toda la noche observando cada movimiento de Ada,
percatándome de cuando Marcos se acercaba a ella y cual era su
reacción. Odiaba estar celoso de un tio! Pero lo estaba... por una
chica... lo cual me prometí en su momento que no volvería a
pasar... pero creo que en ese momento ya era demasiado tarde.
Cenamos
en un bar y todo pareció ir bien, después algunos se fueron por ahí
a tomar algo, yo fui de los que se volvió a casa.
Me
metí en la cama nada más llegar al apartamento. Tenía ganas de
quedarme dormido y dejar de pensar en Ada y Marcos, pues el pensar en
ellos, me carcomía.
Un
mensaje de texto me despertó. Era de Ada.
Ada:
en media hora donde siempre.
Releí
el mensaje un par de veces, por no decir diez, para cerciorarme de
que estaba leyendo bien. Después, salte de la cama y salí de mi
cuarto buscando a alguno de mis amigos por la casa.
-Ángel
me puedes leer este mensaje?- pregunté a angel que estaba en el sofá
viendo la televisión.
-claro-
contestó alzando la mano, sin dejar de mirar la televisión, para
que le diera mi movil.
-en
media hora donde siempre- leyó con voz monótona. Después me
devolvió el movil sin ni siquiera mirarme. Algo raro en él, pues
había esperado que me preguntara que era lo que iba a pasar o algo
por el estilo. Asi que no estaba soñando, verdaderamente ponía eso
en el mensaje. Sonreí para mis adentros y me encaminé a mi
habitación, pero el chillido de angel me hizo volver sobre mis
talones y mirarlo, esperando que me dijera que coño le habia pasado
para pegar semejante grito.
-has
quedado con ada?- dijo abriendo los ojos de par en par.
-en
serio?- fueron las unicas palabras que logre articular.
-tiiooo!!!!!-
fue lo unico que me dijo angel. Le mire frunciendo el ceño.
-dejalo-
le pedí negando con la cabeza. Ya decía yo que me resultaba raro
que no dijera nada...
-no
Liam no. Has quedado con Ada. Que crees que pasara?- me preguntó. Me
le quedé mirando, esperando que siguiera con una montaña de
preguntas. Pero eso no llegó a suceder nunca; en cambio, tuve que
contestar.
-pues
no lo se- contesté.
-no
seas tan cerrado abrete a mi- me pidio angel. Negue con la cabeza,
mientras ponía los ojos en blanco, después enarqué una ceja y me
di media vuelta, dispuesto a irme.
-liam!
Dime algo! No me dejes asi!- dijo angel mientras yo me alejaba de el.
-ya
te contare- fue toda respuesta que pude darle.
Me
cambié corriendo y fue hacia la playa, donde habia quedado con Ada,
ese era nuestro lugar.
No
sabía que esperar de aquella conversación. Un “hasta luego”, un
“solo amigos”, un “más que amigos”. No sabía tampoco cómo
reaccionaría yo ante sus comentarios. Ni tampoco como esperaba que
actuara ella cuando contestara a lo que me dijera. Esta nervioso. Muy
nervioso. Aún lo recuerdo... no sabía si salir corriendo a la playa
o ir despacio. Si hacerla de rogar o casi rogar yo por ella. Las
manos en los bolsillos o fuera? Brazos cruzados o dejados caer...
Estaba rígido, pasos casi ortopédicos. Me sentí idiota. Caminé
lentamente y cuando llegué, ella no estaba. Suspiré. Tal vez ella
simplemente no iba a venir al final. Se había arrepentido. Miré
fijamente al mar durante no sé exactamente cuanto, segundos, o quizá
minutos. Hasta que escuché el sonido de las pisadas de alguien sobre
la fria arena. Me giré y allí estaba ella. Me la quedé mirando.
-bueno
aquí estamos- dijo Ada cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí
–creo que deberiamos hablar.
-si,
eso llevo intentando yo desde hace cuatro días- dije simplemente.
Tenía que decírselo. Me había estado evitando, evitando esta
conversación desde el beso. – pero nunca has tenido tiempo para mí
– dije esto ultimo para hacerla sentir mal, porque de verdad había
sentido que no tenia tiempo para mi.
-la
verdad es que he estado evitándote porque... porque...- dijo Ada sin
saber o sin querer terminar la frase.
-por
que me gustas?- termine por ella. O no era eso lo que me queria
decir. No sabia. Estaba que no estaba en mi. –acaso es tan malo?
-No,
no es por eso, tu tambien me gustas – me dijo Ada. Me la quedé
mirando, intentando interpretar lo que acababa de decir. La cogí de
la mano y la llevé más cerca de la orilla, las olas casi
lamiéndonos los pies. Y hablé, lo dije, lo que tanto tenía miedo
de decir en voz alta.
-nunca
he sentido esto por nadie- dije agarrando estrechamente sus manos
entre las mias.
-yo
tampoco- contesto para mi sorpresa Ada.
-puedo
contar mi punto de vista?- me preguntó Ada mirándome a los ojos.
-claro-
contesté. Esperé impaciente a que hablara y me contara todo lo que
pensaba. Queria saberlo. Estaba deseoso de saberlo, de echo.
-
no creo que diga todo lo que quiero decir y estoy segura de que me
arrepentiré nada más decirte algunas cosas por mi sinceridad, pero
no puedo ser de otra forma desde el año pasado
que
te vi pues la verdad he pasado tiempo pensando en ti, en cómo eres,
donde vives.. –paró para coger una bocanada de aire y siguió– y
cuando nos volvimos a encontrar me hizo sentirme feliz y estos días
que hemos pasado juntos creo que sin exagerar, son los mejores que he
pasado nunca pero me puse a pensar y me entró el miedo porque parece
que te conozco pero en realidad no sé cómo eres, tu helado
favorito, dónde vives, si tienes hermanos, qué estudias, si
trabajas.. si me quieres conocer más, lo que soy para ti.. –dijo
Ada. Me quedé sin saber qué decir. Demasiada información.
–Aunque
te parezca mentira lo que te digo, realmente me siento como un pez
fuera del agua, pensando que sé todo sobre ti, pero no sabiendo
realmente nada sobre ti, como las cosas más fáciles e ínfimas como
las que te he dicho- me dijo dando por terminado su discurso.
Me
quedé pensando. ¿qué era lo que ella significaba para mí? ¿qué
quería con ella? La quería conmigo, eso estaba claro. la..
¿necesitaba? Muy seguramente.
–Strachiatella,
Madrid, dos, tecnico de sonido, me encantaría que nos conociéramos
más- contesté a sus preguntas una a una, intentando no saltarme
nada. Ella no contestó y por un segundo pensé que la había cagado.
Para estos casos, lo mejor es andar así que lo propuse.
-vale-contesto
ella en voz baja.
Nos
pusimos a elllo. Anduvimos por la playa, sin hablar, sin mirarnos. Mi
cerebro me impulsó a tirar de mi mano hacia la suya. No supe hasta
que lo hice, que mi piel anhelaba poder tocar la suya... suspiré
para mis adentros y cerré mis ojos. Ella apretó mi mano, lo que
hizo que me sintiera mejor.
Sentí
a Ada temblar.
-tienes
frio? o...- dije sin terminar la frase.
-no,
tranquilo- dijo Ada con una voz que no sonó muy concencida para mi,
así que dejé de andar y tiré de ella hacia mi para que me mirara.
La deseaba tanto... ella era tan... todo su cuerpo llamaba mi
atencion. No podia quitar mi mirada de ella.
-eh!
Mírame- la pedi, deslizando mis dedos hacia su menton para que
levantara la vista hacia mi. Pero sus ojos no fueron lo que esperaba
encontrar. Ella estaba... se la notaba... tensa. Como si no quisiera
estar en ese momento conmigo.
-no
me mires así Ada, por favor- pedi.
-lo..
lo siento- dijo Ada tartamudeando -no sé como te estoy mirando. Solo
se que... que...
-que
que?- pregunté para ayudarla mirandola a los ojos, sin despegar mis
ojos de los suyos ni un segundo.
-estoy
nerviosa- aceptó ada. Por un instante, tuve el deseo de abrazarla,
besarla, para intentar tranquilizarla pero...
-no
te preocupes, tienes todo el tiempo el mundo- es lo que dije. Sin
besarla, sin abrazarla... Pero ella me abrazó después. Y lo que
sentí fue euforia. Un calor pasó a través de mí. La estreché más
cerca de mí, respiré su cálido aroma a crema solar, mar y arena...
no quería dejarla ir, así que coloqué su pelo y la miré. Quería
recordar siempre aquella cara. La sonreí y terminé besándola la
frente y dejando que el calor de su cuerpo se alejara del mío.
-mira
ese gato negro y blanco en la orilla, se está comiendo un pez-
susurré a Ada mientras extendñia mi dedo índice para indicarla
donde estaba. Ella se quedó mirando aquel gato blanco y negro, hasta
que una ola se lo llevó mar a dentro.
-el
gato!- gritó Ada. Salió corriendo hacia donde habia desaparecido el
gato, y yo detrás de ella.
Se
metio en el agua de lleno y yo fue tras ella tambien. No es que
tuviera un interés importante en el gato, pero sin en Ada y en
ayudarla. El gato posiblemente podría salir solo a la playa. Metí
mis manos bajo el agua, palpando el mar, intentando encontrar al
gato.
-¡aquí
está!- gritamos a la vez. Sacamos al gato ambos. Con nuestras manos
unidas, sujetandole.
-lo
coges tú?- pregunte a Ada, pues sabia que queria. Para ella habia
sido muy importante salvar al gato y la verdad que para mi tambien lo
fue. Fue algo que hicimos juntos, solos. Algo nuestro. Me senti bien
conmigo mismo.
-vale-
me contestó ella aferrandose al gato que no dejaba de maullar.
Al
salir del agua, cubrimos al gato con algunas ropas y Ada se puso la
camisa que la ofrecí. Llamé a Ángel para que nos viniera a buscar
y mientras intentamos entrar en calor nosotros y al gato. No tardó
mucho en llegar. Se lo agradecí con la mirada. Dentro del coche,
hacía mucho, mucho calor por la calefaccion que habia puesto. Ángel
nos dejó en la puerta del apartamento, donde nos llenaron de toallas
secas y calientes las amigas de Ada. El gato tambien recivio las
suyas, no os vayais a pensar que no...
-¡se
va a morir!- lloró Ada viendo como el gato tiritaba con ojos
cerrados. o mejoraba. Me sentí impotente. Sin saber qué decirla...
así que hice lo que pensaba que era mejor.
-¡eh!
Todo va a salir bien- dije bajito mientras ponía mis manos sobre las
suyas, intentando calmarla. Y no me separé de ella en toda la noche.
La necesitaba cerca. Quería cuidarla. Estar para ella cuando me
necesitaba.
PERDÓN X LAS FALTAS. CORREGIRÉ TODO CUANDO VUELVA DE VACACIONES!!
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