Capítulo
7
Hoy se van mis
amigos a Madrid. Ya han pasado mis preciados trece días. Aun no me lo
creo. Se me han pasado volando. Tendré que acostumbrarme en nada a
estar sola otra vez por las mañanas cuando empiecen las clases
Ainhoa, Ángel y mi hermano. Sin ninguno de ellos, me aburriré.
Después por la tarde, algo me divertiré cuando regresen a casa...
–Ya
es la hora –dice mi padre mirando el reloj. Miro a cada uno de mis
amigos, con lágrimas en los ojos.
–No
quiero que os vayáis –digo en voz baja.
–Nos
verás en unos días por cam no te preocupes –me dice Ferni.
–No
es lo mismo, lo sabes –contesto con voz dolida. No quiero que se
vayan... Que se queden por favor...
–Intentaremos
volver ¿vale? –me dice Pablo. Sé que no quiere verme triste. Eso
me anima algo aunque sé que es muy difícil que eso ocurra. Se
acerca a mí y me abraza para despedirse de mí. –Te quiero
–susurra contra mi pelo. Le abrazo más fuerte y le contesto –.
Yo a ti también, cuídate –me alejo de él y le sonrío antes de
pasarle una mano por el pelo. Es mucho más alto que yo. Sonrío.
Marcos también
se acerca a mí para despedirse.
–Pásalo
bien sin nosotros –me dice mientras me estrecha hacia sí. Me
agarro fuertemente a él. Es casi de mi estatura así que es al que
más fácil tengo para abrazar. Me acuerdo de cuando estuvimos juntos,
un año atrás. Éramos como una y carne, por eso comenzamos una
relación, pero la cosa no funcionó. Ahora estamos más unidos aún
si cabe.
–Quién
me va a cocinar ahora.. –bromeo. Estos días ha sido él quien ha
cocinado, pues es cocinero en un restaurante bueno de Madrid.
–Cuando
vuelvas, te volveré a cocinar –dice con una sonrisa en los labios.
Le abrazo otra vez y le dejo marchar.
–Tía
nos vemos por los madriles –me dice Tete y también me abraza
fuertemente. Le doy un beso en la mejilla que me devuelve –.
Hablaremos ¿vale? –me dice antes de darme un beso en la frente.
Asiento y se aleja de mí.
–Pásalo
bien lo que te queda aquí –me dice Carolina con una sonrisa en los
labios.
–Será
difícil –murmuro.
–¡Venga!
Si te quedas aquí con estas dos bellezas –dice Carolina señalando
a Ainhoa y a Ángel. Eso es verdad.
–Sí,
pero los demás os vais... –digo algo triste.
–Nos
volveremos a ver –dice Carolina. Me abraza y me da un beso contra
mi pelo.
–Te
quiero –la digo
–Te
quiero –me contesta ella. Nos echamos a reír.
–Cuida
a Sami –me dice.
–Y
tu a Vodka –la digo con una sonrisa –. Ven cuando puedas por
favor –la pido. Ella asiente.
–Haré
todo lo que pueda, ¿vale? –me dice abrazándome otra vez.
–¡Anitaa!
Nos veremos por Madrid cuando vengas –me dice Pitu a forma de
despedida.
–Espero,
espero –le contesto.
–Que
sepas que Alaska mola un cacho, digas lo que digas –me dice Pitu,
mientras Ainhoa le mete una pequeña patada en la espinilla. Frunce
el ceño mirando a ésta. Sé que lo hace ahora porque va a subirse
al avión sino de su boca nunca habrían salido esas palabras. Le
sonrío cariñosamente. Por lo menos se lo ha callado hasta el final.
–Gracias
–le digo. Le abrazo y le beso.
Me acerco a
Ferni y le miro sonriente.
–¿Nos
vemos por Madrid vale? –le digo.
–Claro.
Te estaremos esperando todos. Lo sabes –me contesta. Le sonrío. Me
acerco más a él y le abrazo.
–Cuídate
–me susurra.
–Tú
igual –contesto. Nos damos un beso y me dirijo hacia Juanma.
–¡Ey!
Ya te vas –digo para empezar la conversación.
–Eso
parece –contesta. No se le dan bien las despedidas, además de que
no es de muchas palabras.
–Cuando
vuelva a Madrid tendremos que irnos juntos a mirar acuarios, ¿vale?
–le digo. Él me sonríe, con esa sonrisa que me encanta.
–Claro
–me dice.
–No
sé que haría sin tu sonrisa Juanma –le digo mientras me echo a
sus brazos.
–Nos
vemos por allí ¿vale guapa? –dice Juanma contra mi pelo. Asiento
y nos damos un beso.
Y tal y como
vinieron mis amigos, se van. De repente están y al segundo solo
quedamos cuatro gatos. Miro a Ángel y a Ainhoa. Al menos ellos se
han podido quedar. Volvemos a casa y recogemos todas las camas hinchables que no son útiles. Ya les echo de menos... Miro el corcho,
con todas nuestras fotos. La verdad es que por unos días me han echo
olvidar, la mayor parte del tiempo, que no quiero estar aquí.
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