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miércoles, 20 de febrero de 2013

LA VIDA NOS VOLVERÁ A JUNTAR, TE LO PROMETO - Cap. 7 Ada

7.ADA

     Quedan dos días para que nos vayamos, o uno y medio, depende de cómo se mire, ya que al día siguiente dormiríamos en Madrid ya.
Cogí una magdalena, me vestí, cogí la cámara de fotos y bajé a ver que otra cosa querría saber Liam de mí.

Cuando llegué al sitio habitual, vi que ponía esta vez escrito con una piedra: “MAD”. Era de Madrid. Mis labios se curvaron para formar una sonrisa brillante. Teníamos posibilidades de encontrarnos incluso en Madrid, aunque era muy difícil. Me fijé en la huella que había dejado yo el día anterior; solo que esta era algo más grande, era de Liam, estaba segura. Me acerqué y para comprobar que no era mi misma huella del día anterior, puse mi mano sobre la huella. La huella era unos pocos centímetros más grande que mi mano. Imaginé que nuestros dedos se entrelazaban, cerré los ojos e imaginé. Cuando conseguí erguirme y dejar de posar mi mano sobre su huella, hice las correspondientes fotos y borré sus tres letras, pero dejé su huella con la mía marcada dentro. Cogí la piedra que había dejado preparada para mí y tracé sus mismas letras “MAD”. Cuando terminé, me guardé la piedra al igual que me había guardado el palo el día anterior.

Volví a casa y llamé a Marcos para irnos todos a tomar algo. Necesitaba contarle lo que me había escrito. Nos habíamos convertido en muy buenos amigos aunque hacía unos pocos días que nos habíamos conocido. A las chicas les pareció bien que saliéramos con los chicos, así que quedamos en la puerta de casa y nos fuimos a un bar al que solíamos ir nosotras a veces. Estaba en la orilla de la playa y tenía unas vistas perfectas de toda la playa. Aún no me había aprendido los nombres de los amigos de Marcos, mis amigas me los tenían que recordar siempre.
-¡Hola mi niña!- me dijo Marcos al verme.
-¡Hola amoor!- contesté abrazándole. Habíamos pensado que ya que todos esperaban que estuviéramos juntos teníamos que darles lo que querían, así que les vacilábamos haciendo cosas por el estilo y cuando llegábamos a nuestros apartamentos desmentíamos que estuviéramos liados. Después nos mandábamos mensajes para contarnos todo lo que decían de nuestra no-relación nuestros amigos.
-Saludándoos así no sé cómo pretendéis que nos creamos que no tenéis nada- me dijo por lo bajo Ainhoa mientras se acercaba a saludar a Roberto. Yo reí por lo bajo y Marcos me acompañó.
Tomamos algo juntos pero comimos cada uno en su casa y por la tarde Marcos y los otros dos se pasaron a por nosotras y fuimos a la playa. Me metí en el agua con Dafne y Marcos y nadamos un rato, hicimos una carrera corta que gané y aunque a mí me hubiera gustado quedarme nadando con Marcos y Dafne en seguida salimos y nos unimos a los demás que merendaban patatas y zumo en sus respectivas toallas. A pesar de que habíamos pasado bastante tiempo todos juntos, no había logrado conectar con los amigos de Marcos, solo con él. No es que hubiera nada malo en ellos, solo que su forma de mirarme, de hablar con aire de superioridad no me gustaba, así que no es que les ignorara pero.. evitaba hablar con ellos si era posible y dedicaba mi tiempo a Marcos.

Esa noche, llamé a mi hermano. Le conté todo lo que nos había pasado aquellos días y prometí llamarle más a menudo (aun que bueno, ya no quedaba nada para volver). Más tarde, no podía dormir, así que decidí que era el momento de despertar a Ainhoa y contarla todo. La desperté tras zarandearla durante unos segundos y la hice ir al salón. Desde hacía dos años, Ainhoa y yo habíamos prometido contarnos todo lo que nos pasara con otros chicos y era mi turno de contarle lo que sentía por el misterioso Liam..
-bueno que cuéntame!- me dijo Ainhoa con una sonrisa radiante en la cara. La sonreí  Ella tan vivaz como siempre a pesar de que la acaba de desvelar. Comencé a contarla cómo me sentía por que Liam hubiera puesto todas aquellas cosas en la arena. Por supuesto, Ainhoa no dejo de interrumpirme.
-entonces.. eh.. hay algo que no me ha quedado claro..- dijo. Hice un mohín y puse los ojos en blanco. Ya me estaba interrumpiendo otra vez.. estaba cansada ya de siempre lo mismo.. me agobiaba el tener que contestar a sus millones de preguntas sin haber terminado de contar las cosas, pues algunas de las respuestas se hallaban en lo que estaba a punto de contar después..
-vamos a hacer una cosa Ainho, vamos a cambiar las reglas..- dije. Ainhoa abrió los ojos de par en par. No sabía lo que quería decir, pero sabía que sería malo para ella y su afán de entender mis sentimientos.
-yo hablaré y tu no comentarás nada, solo escucharas- dije frunciendo el ceño.
-pero Ada! Si no he echo nada- protestó. Pero si que lo había echo! Como podía decir que no había hecho nada! Acaso acosarme con preguntas no era nada?
-que no Ainhoa, que cuando hablas eres peor que mi conciencia! Solo quiero que me escuches! Sabes que no te voy a hacer caso- la dije. Ella hizo un mohín y esperó a que siguiera hablando.
-bueno pues como te decía.. me está empezando a gustar este chico aunque no sé nada de él..- me callé y me quedé mirando a Ainhoa. Con cada palabra que no le gustaba su semblante cambiaba enarcando la ceja, frunciendo el ceño, negando con la cabeza..
-que?- explotó Ainhoa mientras me miraba incrédula.
-como que que?- dije enarcando una ceja.
-no estoy hablando!- se defendió Ainhoa.
-ahora gesticulas lo cual es casi peor..- dije mirándola fijamente. Sabía que lo hacía aposta. Para retarme..
-eso no me lo has prohibido- dijo con voz burlona.
-vale, te prohíbo que gesticules cuando te cuente mis cosas- dije sin más. Ella frunció el ceño y esperó a que siguiera hablando.
-no sé por donde me he quedado.. ah si! Bueno.. me encantaría volver a verle..- me callé de sopetón y enarqué una ceja. Eso no podía estar pasando. Intenté pasar de la cara de muerta que tenía ainhoa pero era superior a mí.
-está bien, interrumpeme cuanto quieras, pero por favor quítate esta cara de muerta que me has puesto!- dije dándome por vencida.
-bien!- dijo Ainhoa estirando los brazos en señal de victoria. La fulminé con la mirada.
-venga cuéntame! No te quedes callada!- me apremió Ainhoa.
-creo que prefiero tus gestos a que no pares de interrumpirme..- dije con voz neutra.
-vale pues no hablaré hasta que termines- me dijo (mentira. Me siguió interrumpiendo durante toda la maldita hora que tuvimos para hablar).

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