7.ADA
Quedan
dos días para que nos vayamos, o uno y medio, depende de cómo se
mire, ya que al día siguiente dormiríamos en Madrid ya.
Cogí
una magdalena, me vestí, cogí la cámara de fotos y bajé a ver que
otra cosa querría saber Liam de mí.
Cuando
llegué al sitio habitual, vi que ponía esta vez escrito con una
piedra: “MAD”. Era de Madrid. Mis labios se curvaron para formar
una sonrisa brillante. Teníamos posibilidades de encontrarnos
incluso en Madrid, aunque era muy difícil. Me fijé en la huella que
había dejado yo el día anterior; solo que esta era algo más
grande, era de Liam, estaba segura. Me acerqué y para comprobar que
no era mi misma huella del día anterior, puse mi mano sobre la
huella. La huella era unos pocos centímetros más grande que mi
mano. Imaginé que nuestros dedos se entrelazaban, cerré los ojos e
imaginé. Cuando conseguí erguirme y dejar de posar mi mano sobre su
huella, hice las correspondientes fotos y borré sus tres letras,
pero dejé su huella con la mía marcada dentro. Cogí la piedra que
había dejado preparada para mí y tracé sus mismas letras “MAD”.
Cuando terminé, me guardé la piedra al igual que me había guardado
el palo el día anterior.
Volví
a casa y llamé a Marcos para irnos todos a tomar algo. Necesitaba
contarle lo que me había escrito. Nos habíamos convertido en muy
buenos amigos aunque hacía unos pocos días que nos habíamos
conocido. A las chicas les pareció bien que saliéramos con los
chicos, así que quedamos en la puerta de casa y nos fuimos a un bar
al que solíamos ir nosotras a veces. Estaba en la orilla de la playa
y tenía unas vistas perfectas de toda la playa. Aún no me había
aprendido los nombres de los amigos de Marcos, mis amigas me los
tenían que recordar siempre.
-¡Hola
mi niña!- me dijo Marcos al verme.
-¡Hola
amoor!- contesté abrazándole. Habíamos pensado que ya que todos
esperaban que estuviéramos juntos teníamos que darles lo que
querían, así que les vacilábamos haciendo cosas por el estilo y
cuando llegábamos a nuestros apartamentos desmentíamos que
estuviéramos liados. Después nos mandábamos mensajes para
contarnos todo lo que decían de nuestra no-relación nuestros
amigos.
-Saludándoos
así no sé cómo pretendéis que nos creamos que no tenéis nada- me
dijo por lo bajo Ainhoa mientras se acercaba a saludar a Roberto. Yo
reí por lo bajo y Marcos me acompañó.
Tomamos
algo juntos pero comimos cada uno en su casa y por la tarde Marcos y
los otros dos se pasaron a por nosotras y fuimos a la playa. Me metí
en el agua con Dafne y Marcos y nadamos un rato, hicimos una carrera
corta que gané y aunque a mí me hubiera gustado quedarme nadando
con Marcos y Dafne en seguida salimos y nos unimos a los demás que
merendaban patatas y zumo en sus respectivas toallas. A pesar de que
habíamos pasado bastante tiempo todos juntos, no había logrado
conectar con los amigos de Marcos, solo con él. No es que hubiera
nada malo en ellos, solo que su forma de mirarme, de hablar con aire
de superioridad no me gustaba, así que no es que les ignorara pero..
evitaba hablar con ellos si era posible y dedicaba mi tiempo a
Marcos.
Esa
noche, llamé a mi hermano. Le conté todo lo que nos había pasado
aquellos días y prometí llamarle más a menudo (aun que bueno, ya
no quedaba nada para volver). Más tarde, no podía dormir, así que
decidí que era el momento de despertar a Ainhoa y contarla todo. La
desperté tras zarandearla durante unos segundos y la hice ir al
salón. Desde hacía dos años, Ainhoa y yo habíamos prometido
contarnos todo lo que nos pasara con otros chicos y era mi turno de
contarle lo que sentía por el misterioso Liam..
-bueno
que cuéntame!- me dijo Ainhoa con una sonrisa radiante en la cara. La sonreí Ella tan vivaz como siempre a pesar de que la acaba de
desvelar. Comencé a contarla cómo me sentía por que Liam hubiera
puesto todas aquellas cosas en la arena. Por supuesto, Ainhoa no dejo
de interrumpirme.
-entonces..
eh.. hay algo que no me ha quedado claro..- dijo. Hice un mohín y
puse los ojos en blanco. Ya me estaba interrumpiendo otra vez..
estaba cansada ya de siempre lo mismo.. me agobiaba el tener que
contestar a sus millones de preguntas sin haber terminado de contar
las cosas, pues algunas de las respuestas se hallaban en lo que
estaba a punto de contar después..
-vamos
a hacer una cosa Ainho, vamos a cambiar las reglas..- dije. Ainhoa
abrió los ojos de par en par. No sabía lo que quería decir, pero
sabía que sería malo para ella y su afán de entender mis
sentimientos.
-yo
hablaré y tu no comentarás nada, solo escucharas- dije frunciendo
el ceño.
-pero
Ada! Si no he echo nada- protestó. Pero si que lo había echo! Como podía decir que no había hecho nada! Acaso acosarme con preguntas no
era nada?
-que
no Ainhoa, que cuando hablas eres peor que mi conciencia! Solo quiero
que me escuches! Sabes que no te voy a hacer caso- la dije. Ella hizo
un mohín y esperó a que siguiera hablando.
-bueno
pues como te decía.. me está empezando a gustar este chico aunque
no sé nada de él..- me callé y me quedé mirando a Ainhoa. Con
cada palabra que no le gustaba su semblante cambiaba enarcando la
ceja, frunciendo el ceño, negando con la cabeza..
-que?-
explotó Ainhoa mientras me miraba incrédula.
-como
que que?- dije enarcando una ceja.
-no
estoy hablando!- se defendió Ainhoa.
-ahora
gesticulas lo cual es casi peor..- dije mirándola fijamente. Sabía
que lo hacía aposta. Para retarme..
-eso
no me lo has prohibido- dijo con voz burlona.
-vale,
te prohíbo que gesticules cuando te cuente mis cosas- dije sin más.
Ella frunció el ceño y esperó a que siguiera hablando.
-no
sé por donde me he quedado.. ah si! Bueno.. me encantaría volver a
verle..- me callé de sopetón y enarqué una ceja. Eso no podía
estar pasando. Intenté pasar de la cara de muerta que tenía ainhoa
pero era superior a mí.
-está
bien, interrumpeme cuanto quieras, pero por favor quítate esta cara
de muerta que me has puesto!- dije dándome por vencida.
-bien!-
dijo Ainhoa estirando los brazos en señal de victoria. La fulminé
con la mirada.
-venga cuéntame! No te quedes callada!- me apremió Ainhoa.
-creo
que prefiero tus gestos a que no pares de interrumpirme..- dije con
voz neutra.
-vale
pues no hablaré hasta que termines- me dijo (mentira. Me siguió
interrumpiendo durante toda la maldita hora que tuvimos para hablar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario