8.LIAM
El
día se pasó deprisa surfeando. Eran las ocho de la noche casi y
estaba seguro de que Ada ya había contestado. Supuse que después de
todo el tiempo que había pasado, en algún momento volvería a su
casa si no lo había hecho ya, así que decidí llevarla un recuerdo:
una foto de una puesta de sol. Era la foto que más me gustaba de
todos los amaneceres que había fotografiado. Por detrás escribí
con un bolígrafo negro: “amanecer rojo” y pegué un trozo de
papel con mi correo electrónico. No sabía cuando se iría Ada, pero
no quería que se fuera sin que antes nos hubiéramos intercambiado
al menos el correo electrónico o el móvil. Me acerqué, esta vez
sin ir acompañado de Ángel a nuestro punto de encuentro. ¡Era de
Madrid!. No pude reprimir una sonrisa. El que nos hubiéramos estado
escribiendo, hacía que pensara que no estábamos tan lejos, que nos
íbamos conociendo poco a poco, que quisiera saber más de ella.
Coloqué
la foto del amanecer entre piedras para que no se pudiera volar y Ada
pudiera llevársela sana y salva para tener algo que le recordara a
mí.
Pensé
en ella el resto del día. Empezaba a sentir cosas fuertes por ella a
pesar de haberla visto una vez, a pesar de casi no conocerla, pero el
hecho de que habláramos por mensajes en la arena, hacía como si
estuviéramos destinados a estar juntos. Soñé con ella para
intentar no olvidar los rasgos de su cara, a pesar de que sabía que
según fuera pasando el tiempo la memoria iría borrando su cara,
poco a poco, parte por parte y al final solo recordaría una silueta
borrosa correspondiente a Ada. Siempre se me había dado bien ligar y
conseguir a las chicas que quería. Con Ada, no logré entender
entonces qué era tan diferente que me hacía actuar de una forma en
la que nunca había actuado. Nunca había ido detrás de una chica,
siempre he hecho que ellas vinieran tras/detrás de mí. Nunca me
había tomado en serio eso de tener una novia (no me refiero que
quisiera que Ada estuviera conmigo como pareja) y con Ada todo
parecía distinto, diferente y no lograba entender por qué. Tal vez
porque era la primera chica que nada más verla, había hecho que
perdiera la cabeza, que la recordara todos los días. ¡Y si fuera
una obsesión por el hecho de querer y no poder físicamente tenerla?
Era una posibilidad.. En fin, tenía tiempo para averiguar lo que le
pasaba a mi cerebro, un año para ser exactos. Si no me gustaba de
verdad, la olvidaría. Solo me había gustado una chica de verdad,
hacía ya tiempo. Ella por así decirlo.. me engañó y jugó conmigo
y mi lealtad. Así que dejé de confiar en las mujeres en general y
dejé de intentar buscar relaciones que fueran más allá de 24
horas/una noche. Me había vuelto un tío busca rollos, sin esperar
algo más de su pareja de esa noche. Sin pedir nada más que unas
horas en una noche larga. Con Ada no sabía si empezaba a sentir algo
realmente, si era algo pasajero, o si simplemente la quería a ella.
Me sentía atraído, de todas formas, por el hecho de no poder
conseguirla. Soy de los que dicen que lo mejor de todo, es la fase de
tonteo; así que esa afirmación podría ser la verdadera razón por
la que Ada siempre estuviera en mis pensamientos: querer lo que no
puedo tener. Después del tonteo, todo es rutina (o eso pensaba
antes de todo), pero lo de antes es mejor. Currarte a dónde
llevarla, saber si le gustas, tocarnos esperando que el otro no se de
cuenta, lanzar miradas que lo dicen todo y que nadie más sabe qué
significa, otras miradas lanzadas cuando nadie nos ve, saber cuándo
es el momento de besarla..
Dejé
de pensar en todo aquello y cerré los ojos intentando dormir. Sam se
colocó a mi lado para que la acariciara y así hice hasta que caí
dormido.
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