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lunes, 4 de marzo de 2013

ABRIENDO LOS OJOS- Ana (Cap.10)

Capítulo 10

     Los días pasan y pasan pero parece que nunca llegan el sábado ni el domingo que es cuando estamos todos juntos en casa. Parece que las semanas no pasan y los meses ya ni te cuento... Ultimamente tengo mucho tiempo para pensar. Para pensar sobre todo en cuanto le odio a él.

Le odio. Desde que llegó a casa mis padres no dejan de hablar de él a todas horas, ¡Ni que él fuera su hijo! Él intenta ser majo conmigo (dicen mis padres). Claramente, es mentira. Me niego a admitir que es majo conmigo cuando no es verdad. O tal vez sí que lo es y me niego a aceptarlo. Hace mucho que me formé una idea de él y no voy a cambiarla a estas alturas. Me es imposible sonreirle, reirle una gracia porque sé que está de parte de mis padres. Aun así, el no se rinde y siempre intenta contar conmigo cuando viene a casa.
Desde navidades, se pasa un día sí y otro también en casa. En el sofá con mis padres, o jugando con mi hermano y Ángel a la play; ¡Incluso Ainhoa se apunta!. Yo mientras, me escondo en mi habitación con Sami y no salimos hasta que él se va.

Todo el mundo parece estar en mi contra, y hoy, ya no puedo más. Me rindo, han ganado todos ellos. Después de los seis o siete meses que he pasado aquí, solo he salido los días que me han obligado para comer con alguien importante en el proyecto de mi padre, o alguna cena de negocios. Dentro de unos días empiezo mis prácticas en el hospital y ya es hora de que salga de casa y mire cómo llegar al hospital al que tengo que ir, por lo menos. Así todos se callarán de una vez.
¡Puff! Me da miedo el primer día en el hospital, no sé si entenderé a los médicos, a los fisios y a los pacientes si no me hablan en inglés o español.
Siento un montón de cosas que no sé explicar. Siento ira, miedo, terror, felicidad, estoy enfadada, triste y feliz a la vez. Deben ser las hormonas...
Siguen pasando los días, ahora un poco más rápido que antes y ya comienzo mis prácticas. ¡Por fin!
Llego feliz a casa, en las prácticas he visto a cinco pacientes, cuatro de ellos mujeres; me han estado contando sus problemas durante casi toda la tarde mientras los iba tratando. Me han caído bien. Dentro de dos días volveré a verlos. Me ha traído mi tutor de prácticas a casa, pues a mi padre hoy no le daba tiempo a llegar a la hora. Pero mi felicidad desaparece en cuanto entro y paso el umbral de casa después de abrir la puerta. Él está en casa. Distingo su voz entre los ruidos de la televisión. Está hablando con mi madre. Me apoyo en el marco de la puerta del salón y me quedo mirándolos. También está mi padre. Aún estoy enfadada con mi padre por habernos traído aquí, lejos de todo; y que él esté hablando con mi padre no ayuda y hace que no sienta ninguna simpatía hacia él. Aún así me obligo a ser respetuosa y maja tanto con mi padre como con él, ya que en realidad soy yo la que tiene el problema con ellos y conmigo misma.
Hola –saludo, apoyada aún en el marco de la puerta.
¡Hola! Qué pronto has llegado, te estábamos esperando –dice mi madre levantándose del sofá para venirse hacia mí, besarme y abrazarme.
Hola hija –dice mi padre y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa a pesar de que no quiero sonreír.
Ciao –dice Luca me acerco y le doy dos besos por educación y porque mi madre me lo está exigiendo con su mirada y sus gestos. No puedo evitar notar una corriente eléctrica que viaja desde mi pómulo a mis pies cuando su barba de dos días roza mi piel.
¿Qué haces aquí? –pregunto con un tono de voz neutro, aunque creo que no consigo que sea neutro del todo y parece que le estoy exigiendo una respuesta de inmediato.
¡No seas borde Ana! –me corrige mi madre. No contesto. Cierro la mandíbula y los ojos con fuerza. Me concentro para no saltar y contestar peor aún. Mi padre se levanta y se une a mi madre.
Bueno... pues... –empieza a hablar Luca. Se queda callado un instante como pensando en qué es lo siguiente que dirá. Supongo que tiene miedo de la reacción que tendré cuando me cuente el por qué de su llegada a MI casa. No, miedo no puede ser, él nunca ha mostrado miedo, ningún sentimiento que demuestre que tiene sentimientos más allá de la chulería.
Os dejamos solos –dice mi madre acercándose a la puerta, lista para marcharse. No, no, no, no te vayas, nos os vayáis  no me dejéis con él. Pero me dejan con él, salen de la habitación y entornan la puerta para darnos más intimidad. Creo que mi madre piensa que ya nos llevamos mejor, después de tanto tiempo de... No sé exactamente cómo llamarlo... ¿Convivencia? ¿Aguantarle? Algo así. Me quedo quieta, mirándole, esperando a que hable, pero no lo hace. Estamos bastante cerca el uno del otro. Le miro de verdad por primer vez desde que le conocí. La verdad es que es guapo, pelo negro como el azabache, liso, más largo que cuando le conocí. El flequillo casi le tapa los ojos y por detrás cae por la nuca hasta casi rozar el cuello. Tiene una nariz que no había visto nunca, es bonita. Ojos ovalados de color gris, como el color de la nieve manchada, como las nubes antes de descargar sus gotas. Miro sus brazos, que están tapados por una camiseta de manga larga, es ajustada y puedo ver cómo se marcan sus músculos. Debe hacer algún tipo de deporte o ir al gimnasio. Su torso es compacto y delgado. Miro la barra en su oreja y su tatuaje en su oreja opuesta. El tatuaje de su brazo queda protegido de mis ojos bajo su camiseta.. una pena.. pues quiero ver cómo es de verdad ese tatuaje y lo que representa. Le veo diferente a cuando le conocí. Le hecho un vistazo rápido por última vez a todo él y me siento a su lado en el sofá.
¿ Tendrá algún tatuaje más? Miro la hora. Vaya día que ha elegido Luca para venir a casa. El día en que mi hermano tiene examen, Ainhoa tiene tutoría y Ángel debe trabajar más. Seguro que lo tenía todo planeado. Maldito..
Tú padre me ha llamado –es lo primero que dice. Y lo dice sin más. No le miro a pesar de que sé que me esta mirando. A veces cuando le miro me sigo perdiendo en sus ojos y no me gusta esa sensación. En esos ojos color nieve manchada, vacíos de toda ilusión, alegría... de todo sentimiento. Así que mi padre es el culpable otra vez de que él esté aquí...
¿Y? –le contesto. No sé por qué me cuenta esas tonterías.
Quería que saliera contigo por ahí –dice mirándome intensamente. Lo sé porque noto su mirada clavada en mi nuca. Me giro despacio y le miro.
¿Por qué? –le pregunto. Sabe que no me cae muy bien. No se por qué querría mi padre que saliera con él a ninguna parte.
Porque nunca sales. Y porque hoy no están en casa ni tu hermano ni tus amigos –contesta. Oh genial. Sabe todo sobre mí.
Bueno a ti que te importa si salgo o no –le digo sin más.
A mí no me importa, le importa a tu padre –contesta en tono seco. Parece que a él le hace tan poca gracia como a mi estar sentado en el sofá conmigo. Pero lo hace por mi padre parece, algo raro. Bueno si el lo hace por mi padre que no es el suyo.. que lo haga, porque no lo voy a hacer yo por el mío. No ahora, y no con el chaval a mi lado. Me muerdo la lengua y no digo lo que me gustaría decirle acerca de hacer favores a mi padre.
Está bien. Qué vamos a hacer –digo con voz... ¿monótona? O algo parecido. Por su cara adivino que no se esperaba para nada mi respuesta. Soy siempre tan borde, arisca y tan de todo con él que no me extraña que me mire con cara de perplegidad.
Había pensado llevarte a tomar algo. Hace frío para salir todavía –dice. Seguramente lo dice por mí y no por él. Por lo que he oído decir a mi padre a él le molestan tan poco las bajas temperaturas como a mi padre. En ese aspecto son iguales.
Vale –digo sin más. Tampoco tenemos por que hablar mucho –. ¿Y nada más?- pregunto después. No sé, ya que salgo podría hacer algo chulo, aunque fuera con él.
Vabbè. Vale. Puedo llevarte a un sitio que no está mal –dice.
Acepto –digo. Ya que me mojo, me mojo bien. Le odio pero bueno, no hay nada de malo en divertirse a su costa –. Pero quiero estar de vuelta cuando vuelvan mis amigos.
-Ti ho capito. Te entiendo- dice en un susurro. ¿Qué pasa? ¿Intenta darme pena?
-entonces vámonos ya, sino no tendremos tiempo de nada- digo. Soy insensible. De verdad, lo que hay que ver.. me levanto del sofá y le miro. Sus ojos grises denotan tristeza. El primer sentimiento que me dejan ver. Me giro. No quiero sentir pena por él, mejor largarse.
Me asomo a la cocina. Sé que él esta detrás de mí.
-me voy con Luca- digo sin más. En mi voz no hay ni rastro de ninguna emoción. Casi se podría decir que algo de pesar.
-vale cariño- dice mi madre sin mirarme. Esta cocinando.
-vale- dice sin más mi padre que ya esta enfrascado en sus cosas en la mesa de la cocina.
-¿vamos entonces?- susurra el chaval en mi oído. Oh genial. Pego un bote. No me lo esperaba.
-no te acerques tanto a mi. ¿Quieres matarme de un susto?- digo algo nerviosa. ¡Joder! Nunca le había tenido tan cerca. Ha dejado un aroma sobre mi piel como a bosque.. huele a bosque, a pinos.. Antes del bote por el susto un escalofrío recorrió cada recodo de mi cuerpo. Genial. Le odio y ya está. ¡Que no haya mas sentimientos por favor! Tengo suficiente con estar aquí.
Salimos de casa y me dirijo hacia el coche que mi padre usa para ir a trabajar los dias que sale de casa.
-Dove Vai? ¿A dónde vas?- me pregunta Luca algo confuso.
-al coche- digo sin más.
-te llevo yo, andiamo in moto. Vamos en moto- dice.
-¡ja!- es mi contestación -vamos en coche- digo abriéndolo.
-en moto. Soy yo el que te lleva y yo te llevo en moto- dice. Está seguro de que ganará. Lo sé por la sonrisa arrogante que me dedica. Yo no lo estoy tanto.
-dime una razón para ir en moto y no en coche- le digo. Ninguna me valdrá.
-È il mio piano. Es mi plan. Soy yo el que te saca a la calle, así que yo elijo el medio de transporte- bueno la verdad es que tiene razón. Pero ¡bua! que mas da. Yo puedo ser mas tozuda. Y el debería ser un poco menos borde
-no es una buena razón- le digo. El aprieta los puños. Le estoy cabreando.
-me apetece llevarte en moto- dice sin mas. En el tono de voz distingo arrogancia y chulería. No se si decirle algo o callarme. Opto por callarme. Ya le he molestado suficiente.
-vale, espero que lleves casco de sobra- le espeto.
-Chiaro. Pues claro- dice Luca con voz burlona.
Me acerco a él y me pasa el casco de color azul que me echaron en casa de mis abuelos los reyes. Miro sorprendida.
-pero qué coño?- pienso en voz alta. Cómo lo ha cogido?
-Dai. Toma- dice sin más. Sin contestar a mi afirmación/pregunta. Lo cojo y me lo pongo sin decir nada. Si esas quiere, esas tendrá.
-ponte esto también- dice pasándome unos pantalones y una chaqueta. A juzgar por el tamaño deben ser suyos. Le miro sin entender -pasaras demasiado frío si no te lo pones- dice tranquilamente.
-y tu?- digo. Tampoco soy tan capulla de dejar que se pele de frío por mi culpa. Aunque bueno... él dejó que me helara la primera vez que me subí en su moto...
-estaré bien. No te preocupes. Mettilo. Póntelo- me dice secamente. Le obedezco.
Se sube en la moto y yo monto detrás de el.
-esta muy lejos donde vamos?- digo. No me contesta en vez de eso me dice -agárrate a mi cintura si no quieres caerte.
Oh es verdad.. me tengo que agarrar a el. Ya se por que queria ir en moto.. sera cerdo!
-y si no lo hago?- pregunto aunque ya me ha dicho la respuesta.
-Perderai l’equilibrio. Te caerás. Pero haz lo que quieras- me dice. En s voz no noto que le moleste que no me quiera agarrar a el. Mejor. Miro a mi alrededor. Hay algo en la moto que puedo usar para no caerme. Esta solo a mi lado derecho. Es como una especie de barra. Eso servirá. No creo que vaya tan deprisa con toda la nieve como para que me caiga.
-Stràppo. Arranco- dice y no me da tiempo casi a reaccionar. Acelera y pone a moto a demasiada velocidad. Yo me balanceo, pero logro no caerme de la moto. Estoy sujeta a la barra aunque ahora no me parece tan estable como lo parecía antes. Acelera un poco mas. Pierdo el equilibrio en una curva e instintivamente mis brazos van a la espalda de Luca me sujeto en sus hombros. Acerco mi cuerpo al suyo. Tiemblo.
-Ti ho detto. Te lo advertí- me dice Luca.
-creído- le digo en un murmullo porque no se que mas puedo decirle. Levanta la mano del manillar y la desliza sobre una de las mías y la hace bajar hasta su cintura e igual con la otra. Me quedo petrificada ante el tacto de su mano sobre la mía. No las siento mucho porque las tengo adormecidas pero el tacto de su mano contra la mía es suave. Él tampoco lleva guantes y sus manos están calientes, no lo entiendo.
-que haces loco!- le chillo cuando salgo de mi ensimismamiento por su roce
-que hago de que?- me dice sin entender que me esta pasando.
-no sueltes la moto!- le grito. Joder nos podríamos haber chocado o algo..
-no te preocupes por eso. Tus manos sobre mis hombros me molestaban para conducir y no chocarnos- me termina reprochando. Enmudezco. Era mi culpa así que mejor calladita. A veces es mejor así.
-falta mucho?- digo contra su espalda. A pesar de llevar el mono que me había dado, el frío traspasaba la tela. Quiero entrar ya en esa cafetería.
-Non tanto. No mucho. Mira el paisaje mientras- me dice. A lo mejor es bonito. Desde que casi me he caído no me he atrevido a abrir los ojos. Los abro poco a poco y contemplo asombrada el paisaje. Todo nevado. Estamos en mitad de la nada. Hay arboles a ambos lados y la carretera es estrecha y mal echa. Creo que nunca he ido por ahí. Por lo menos no las dos veces que he salido de casa.
-por donde vamos?- pregunto. No contesta.
-eh! Te importaría contestar- le pido.
-como se pide¿- responde el. Oh genial me contraataca.
-déjalo- mascullo.
-por una carreterucha. Tiene mejores vistas y la usa menos gente que la otra. Supongo que tu usaras esa- dice y luego se corrige -bueno tu no que no sales de casa- mis brazos se tensan. Se que lo nota pues se remueve en su asiento.
-Scusa. Lo siento no pretendía ser tan borde- dice. Me relajo un poco. Es entonces cuando palpo su pecho. Esta duro. Supongo que con el frío no sentirá nada, así que me dedico a vagar por su abdomen. Palpo sus músculos e intento diferenciar unos de otros. Un minuto después se pone tenso, lo noto en su abdomen. Me quedo quieta. Pero no soy yo lo que le pone tenso, es la curva que va a tomar. Se inclina un poco y yo con el. Después todo su cuerpo vuelve a relajarse. La verdad es que este chico no esta nada mal. Tiene unos abdominales de lo más potentes. No he conocido muchos chicos como el.
-Ti piacciono? ¿Te gustan?- me dice de repente. Noto como llega sangre a mis mofletes. Menos mal que no me puede ver, pues la piel de mis mejillas arde, mi corazón late desbocado.. todo lo que quiero que vea vamos (irónicamente, claro está). Dejo de mover mis manos como si se helaran.
-el que?- pregunto con voz entrecortada. Me cuesta hasta respirar de lo nerviosa que me he puesto. No contesta. Solo ríe para si.
Me pongo a pensar en mis cosas. Es lo mejor. Empiezo a tener frío  Sobre todo en las manos. Comienzo a temblar.
-Hai freddo? ¿Tienes frío?- pregunta. No contesto. Entonces levanta su mano del manillar de la moto, coge su jersey y lo levanta, dejando su camiseta al aire. Coge mis manos con una de sus manos y las envuelve en su jersey. De tal manera que mis manos quedan calientes por el calor que desprende de su cuerpo, entre el jersey y su camiseta. Ahora si que no puedo dejar de pensar en lo sexy que es..
Minutos después paramos. Hemos llegado.
-es allí en frente- me dice señalándome una cafetería que parece bastante antigua y pequeña. Bajo de la moto con su ayuda.
-Dai! - me dice cogiéndome del brazo para cruzar. Me dejo llevar.
-suelo venir por aquí mucho- me dice. Sonrío. Creo que es la primera vez que le sonrío desde que le conozco.
-oh mira, si es Luca- dice una de las camareras a otra en un ingles perfecto.
-fíjate tú. Que te trae por aquí? Te pongo lo de siempre?- pregunta. Luego se fija en mi y se corrige- lo mismo de siempre para los dos?-
Luca me mira -café y un donut de chocolate?- me pregunta Luca
-cola-cao mejor- le digo y sonrío.
-cola-cao? Es de niños- me dice en tono burlón. Me encojo de hombros
-me gusta- contesto.
-cafe, colacao y dos donuts de chocolate- dice Luca en inglés. Me llevó hasta una mesa vacía y nos sentamos.
-habías venido aquí alguna vez?- me pregunta aunque sabe que la respuesta es no. supongo que quiere ser amable. Yo todavía le odio. Me encojo de hombros.
-no, no salgo de casa recuerdas?- digo en tono irónico.
-E vero. es verdad. Lo olvidaba- contesta. Las camareras nos traen lo que hemos pedido. Comemos en silencio. Pero el silencio para mi no es malo. Prefiero no hablar antes que decir alguna cosa inoportuna.
-te apetece que te lleve a un sitio que te quiero enseñar o nos vamos a casa¿- me pregunta. Miro la hora. En media hora llegarán mis amigos pero.. siento curiosidad por saber cual es ese sitio. El también mira el reloj y se contesta el mismo a la pregunta -mejor otro día. Al final se nos ha echo tarde- se levanta de la mesa -otro día te llevare- dice y se va a pagar a la barra.
El camino de vuelta es mas corto que el de ida. Me abrazo a su torso sin rechistar.
Llegamos a casa. Luca frena. Me bajo.
-gracias por sacarme de casa- digo. Le sigo odiando pero se ha portado bien. Me quito el casco y se lo entrego. (aunque sea mío, él lo usará más que yo). Lo coge con cuidado y se lo coloca en el brazo. Me sonríe. Lo puedo ver por la forma que adoptan sus ojos.
-espera que..- hablo mientras me bajo la cremallera de la chaqueta que me ha prestado. Craso error. El frío se me mete dentro del cuerpo y pego un grito ahogado mientras maldigo.
-no te lo quites. Dámelo mañana. Me tengo que pasar por aquí- dice. Abro la boca para hablar. El pasa de mí. Arranca la moto y acelera. Levanta la mano en señal de despedida. Genial. Me deja literalmente con la boca abierta y con la palabra en la boca. Sera.. CHULO! Me grito para mis adentros.
Entro en casa, saludo a Sami que me espera en la puerta y voy a la cocina. Ahí están mis padres tomándose un café.
-hola cielo que tal lo has pasado?- dice mi madre.
-podría haber sido peor- digo. Creo que la contestación les complace. Como les cae muy bien el chico no puedo decirles que es un chulo, engreído que me ha dejado con la palabra en la boca y se ha ido, que casi me tira de la moto... porque me dirían que exagero.
-eso esta bien- dice mi padre. Se cree que por salir una tarde ya me cae de maravilla. Aun así sigue siendo mi rival. Mi padre es mio. Les sonrío y salgo de la cocina. Tengo ganas de ver a mi hermano a Ángel y a Ainhoa.
-chicos? Estáis en el cuarto o arriba?- pregunto desde las escaleras.
Una voz distorsionada que proviene de mi hermano contesta.
-estamos aquí arriba-. Están en el desván. Cuando termino de subir las escaleras me doy cuenta que las escaleras están bajadas. Me detengo antes de empezar a subir y miro a Sami.
-ahora le digo a Miguel que me ayude a subirte- le digo a Sami. Ella contesta mirándome fijamente.
-Miguel- grito a mi hermano.
-que quieres Ana?- pregunta mi hermano
-ayúdame a subir a Sami- le digo. Oigo como la trampilla se abre y la cabeza de mi hermano aparece. Baja algunos escalones, yo subo un par con Sami en brazos y se la doy. Pesa alrededor de 16 kilos y temo que algún día me caeré con ella intentando pasársela a mi hermano.
-la tienes?- le pregunto a mi hermano para soltar por fin a Sami. No aguantare mucho mas con tu peso alzado en un solo brazo.
-si Suéltala- dice mi hermano. Por su voz, puedo notar que a el también le cuesta sujetar con un solo brazo a Sami.
-ya esta Ana, sube- dice mi hermano cuando Sami esta ya arriba saludando a Ángel y a Ainhoa. Entro en el desván.
-hola Ana!- saluda Ainhoa
-hola chicos!- digo animada. Me gusta estar con ellos.
-hola Azunita- dice Ángel. Me llama así porque hace unos años yo me teñí el pelo de negro azulado.. el de naranja..
-hola Narangi- le contesto. Aunque su mote sea Narangeli
-que tal?- pregunta mi hemano.
-bien- digo mientras me acerco a el y le beso en la mejilla -hola Nukito-. El me sonríe a modo de saludo. Le revuelvo el pelo. Le miro. El parece el hermano mayor y no yo.
-que tal las clases?- pregunto.
-bien, me tienes que ayudar con química- me dice. Bueno.. no se me da del todo mal.
-vale, mañana nos ponemos vale?- le digo. Tengo que repasar primero los apuntes. -dame tu libro y tus apuntes para compararlos con los míos- le digo. Esta noche casi no podre dormir. Dudo que mañana vaya a las practicas. Llamare en cuanto me despierte.
-y vosotros?- pregunto a Ainhoa y Ángel.
-bien un día mas de universidad- dice Ainhoa haciendo unas comillas con los dedos al decir “universidad”. Me río. Ella también.
-yo aburrido.. ya sabes.. pero bueno hay un tío muy majo allí. Me paso la mañana hablando con el- me dice Ángel.
-ah que bien vaya si vas a aprender hablando con ese chico- le digo de forma irónica.
-y bueno tu Ana cuéntanos que tal lo has pasado con Luca?- pregunta Ainhoa.
-ña..- contesto con una mueca. Después me quedo pensativa. Como coño saben que he salido con el? -pero bueno.. un momento.. como sabes que he salido con el?-
-es muy guapo- dice Ainhoa y me da un codazo. Evita mi pregunta.
-las noticias vuelan- contesta mi hermano a mi pregunta.
-gracias por la contestación- digo a mi hermano mientras fulmino a Ainhoa con la mirada.
-y a lo que tu dices Ainho.. si bueno- contesto yo.
-estáis juntos?- pregunta Ángel. Oh si bueno! Lo que me faltaba! Salir con ese odioso chico..
-que? NO! Eso es imposible- digo asqueada. Los tres abren los ojos de par en par y Sami se me queda mirando al haber alzado la voz.
-por que?- pregunta mi hermano.
-le odio. No le soporto- contesto negando con la cabeza.
-que?- salta Ainhoa. Parece consternada.
-que?- digo yo ofendida. Joder ni que fuera algo del otro mundo odiar a alguien..
-esta buenísimo!- suelta
-me roba a mi padre- contesto yo contraatacando.
-lo que me faltaba por oír- dice Ángel.
-si no fueras mi hermana te diría un par de cosas- dice mi hermano.
-que pasa? Os cae bien?- pregunto ahora enfadada.
-bueno.. si..- dice mi hermano. Ángel y Ainhoa asienten.
-no me importa que os caiga bien, pero a mi no. me quita tiempo con mi padre- digo mirando sobre todo a mi hermano.
-no te preocupes por papa. Sacara mas tiempo para nosotros- dice. Se que lo intentara pero que no lo conseguirá.
-a mi me gusta trabajar con el.. no con el y el sabiondillo ese- digo. Estoy realmente cabreada.
-bah! Ya sera para menos- dice Ángel quitándole importancia.
-no, no sera para menos- contesto fulminándole con la mirada.
-bueno ya esta, dejemos el tema. Vemos una peli?- dice mi hermano. Ha pensado bien.
-vale pero que no sea de científicos- dice Ainhoa. Sabe que mi enfado no desaparecerá si me paso la película pensando en mi padre. Vemos Ironman y bajamos a cenar.

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