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lunes, 15 de abril de 2013

ABRIENDO LOS OJOS - Luca (Cap.15)



Capítulo 15

-Antes-

     Desde que nació Chiara, fui el encargado de criarla y cuidarla. Alessandro era ya mayor como para ayudar. Según fue creciendo Chiara, Alessandro fue uniéndose más a ella. Somos uno solo. Nos defendemos. Agatha y Fabriccio cuidan el uno del otro, como nosotros. Somos como dos familias dentro de una misma.
Chiara y yo siempre hemos mantenido una relación muy estrecha, hasta el punto de contarnos nuestros más oscuros secretos. Ha sido ella la que ha mantenido en mí lo que queda de mis sentimientos, impidiendo que mueran el amor, la tristeza, la soledad...
Ella es tan... Sensible. Muestra sus sentimientos, no se reprime. Da igual que sea odio o felicidad. No le importan los demás. Ella es invisible ante los ojos de los otros, tal vez por no ser la mujer que todos esperan que sea.
-Ey Luca! ¿Qué tal anoche con Eli?- me pregunta mi hermana en italiano. La miro enarcando una ceja y niego con la cabeza.
-otra más- contesto también en italiano.
-Cuando sentaras la cabeza?- pregunta Chiara. La miro negando con la cabeza una vez mas.
-Nunca- contesto. Todas las chicas con las que me acuesto, saben lo que soy. Todas estan por el interes. Quiero ser libre.
-deberias- es lo unico que dice Chiara. Vuelvo a negar con la cabeza. Estas conversaciones suelen ser siempre asi. Chiara metiendo cizaña y yo negando con la cabeza ante cualquier comentario sobre yo con novia, prometida o similares.
si no, Padre la encontrará por ti –me amenaza Chiara mientras se ríe.
Primero irá Alessandro. No te preocupes, cuando vea que le lía a él, buscaré algo –digo riéndome con ella.
Así es como ha sido mi vida desde los dieciseis, cuando perdí la virginidad. Primero solo me liaba con chicas, en cada esquina de la calle. Las subía en mi moto (una vespa, claro) y las llevaba a cualquier bar para despues de tomar algo, poder liarme con ella y quizás meterla mano. Poco a poco, cambiamos el tomar algo por ir a mi casa, el liarnos en cada esquina por meternos mano a cada segundo. Las chicas no pueden resistirse a mis encantos. Es un echo. Tambien puede ser que sea porque mi padre es muy importante. Ellas quieren un hombre que les de dinero. Pero yo no me dejo cazar. A mis veinte años y estoy aun soltero. La mayoria, a los diecisiete se habrían casado. De echo, estoy seguro de que mi padre ya está pensando en hacer grandes planes conmigo y una futura mujer de otro clan; pero eso nunca pasará, me niego.
Salgo a ligar siempre que puedo, viendo a quien me puedo llevar a la cama. Lo hago, porque es mi manera de desfogarme, de ir en contra de las reglas, porque en mi casa, el unico sentimiento que puedo mostrar es la ira, el poder y la seduccion. Los demás estan prohibidos. No podemos aparentar ser inferiores, ni por un segundo.
Aun recuerdo a la ultima chica que estuvo en mi cama. Morena, ojos claros. Alta y delgada. Muy sexy. Grandes pechos. Por la mañana, tras una noche de sexo, quiso quedarse. Mi hermano Alessandro se encargó de hacerla salir de casa, mientras yo tomaba una ducha. Pero no se fue toda ella, dejo su aroma embriagador en cada esquina de mi cuarto. Todo olía a ella. Era un olor un tanto empalagoso no estando ella y tardé más de dos semanas en deshacerme de él. Casi evité estar ni tan siquiera unos segundos en mi cuarto, y menos dormir.

El último secreto que compartimos Chiara y yo fue el de ella con novio. Giovanni se llama. Un chico de un clan cercano. Le conozco, tiene un año menos que yo. Nos habíamos cruzado a veces por la calle. Nunca habíamos hablado. Ni siquiera saludado. ¿Cómo llegó Chiara a conocerle? Es un secreto. Esto fue hace un año y medio.
¿Y cómo es él? –pregunté. A ella le gusta que la pregunte acerca de sus cosas.
Atento, mono ¡Tiene sentimientos! –dijo casi gritando de felicidad mi hermana.
* * *
¡No es como los demás Luca! –dijo Chiara el día que me habló de él por segunda vez.
¿y cómo son los demás? –pregunté inocentemente. Sabía como eran los demás. Como yo, chulos, egocéntricos, arrogantes, con parte de chuloputas y lo único que piensan es que la mafia es un estilo de vida, su estilo de vida. Y es la verdad. No es que sea ni bueno ni malo, es solamente la verdad. Es un estilo de vida que te puede o no gustar. Si creces con él desde chico, es dificil que no te guste, estás adecuado, amoldado a él.
Son superficiales. ¡No muestran la felicidad ni siquiera en sus ojos! No sienten tristeza. Lo único que saben mostrar es odio, ira y venganza –dijo mi hermana con los ojos entrecerrados y cara que mostraba repugnancia. Mostrar odio, ira y venganza era bueno, otros sentimientos no, pues los demás podían ver tus puntos flojos y eso no es nada bueno.
Mi hermana es una oveja negra en la familia. Las mujeres del clan suelen ser como los hombres en su mayoría. Sin embargo, no Chiara. Ella es la nota discordante aunque nadie lo nota. Ella es casi invisible tanto en los tratos como dentro de la familia. O así era hasta que mi padre vio un buen negocio en ella.

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