Capítulo
15
-Antes-
Desde
que nació Chiara, fui el encargado de criarla y cuidarla. Alessandro
era ya mayor como para ayudar. Según fue creciendo Chiara,
Alessandro fue uniéndose más a ella. Somos uno solo. Nos
defendemos. Agatha y Fabriccio cuidan el uno del otro, como nosotros.
Somos como dos familias dentro de una misma.
Chiara
y yo siempre hemos mantenido una relación muy estrecha, hasta el
punto de contarnos nuestros más oscuros secretos. Ha sido ella la
que ha mantenido en mí lo que queda de mis sentimientos, impidiendo
que mueran el amor, la tristeza, la soledad...
Ella
es tan... Sensible. Muestra sus sentimientos, no se reprime. Da igual
que sea odio o felicidad. No le importan los demás. Ella es
invisible ante los ojos de los otros, tal vez por no ser la mujer que
todos esperan que sea.
-Ey
Luca! ¿Qué tal anoche con Eli?- me pregunta mi hermana en italiano.
La miro enarcando una ceja y niego con la cabeza.
-otra
más- contesto también en italiano.
-Cuando
sentaras la cabeza?- pregunta Chiara. La miro negando con la cabeza
una vez mas.
-Nunca-
contesto. Todas las chicas con las que me acuesto, saben lo que soy.
Todas estan por el interes. Quiero ser libre.
-deberias-
es lo unico que dice Chiara. Vuelvo a negar con la cabeza. Estas
conversaciones suelen ser siempre asi. Chiara metiendo cizaña y yo
negando con la cabeza ante cualquier comentario sobre yo con novia,
prometida o similares.
–si
no, Padre la encontrará por ti –me amenaza Chiara mientras se ríe.
–Primero
irá Alessandro. No te preocupes, cuando vea que le lía a él,
buscaré algo –digo riéndome con ella.
Así
es como ha sido mi vida desde los dieciseis, cuando perdí la
virginidad. Primero solo me liaba con chicas, en cada esquina de la
calle. Las subía en mi moto (una vespa, claro) y las llevaba a
cualquier bar para despues de tomar algo, poder liarme con ella y
quizás meterla mano. Poco a poco, cambiamos el tomar algo por ir a
mi casa, el liarnos en cada esquina por meternos mano a cada segundo.
Las chicas no pueden resistirse a mis encantos. Es un echo. Tambien
puede ser que sea porque mi padre es muy importante. Ellas quieren un
hombre que les de dinero. Pero yo no me dejo cazar. A mis veinte años
y estoy aun soltero. La mayoria, a los diecisiete se habrían casado.
De echo, estoy seguro de que mi padre ya está pensando en hacer
grandes planes conmigo y una futura mujer de otro clan; pero eso
nunca pasará, me niego.
Salgo
a ligar siempre que puedo, viendo a quien me puedo llevar a la cama.
Lo hago, porque es mi manera de desfogarme, de ir en contra de las
reglas, porque en mi casa, el unico sentimiento que puedo mostrar es
la ira, el poder y la seduccion. Los demás estan prohibidos. No
podemos aparentar ser inferiores, ni por un segundo.
Aun
recuerdo a la ultima chica que estuvo en mi cama. Morena, ojos
claros. Alta y delgada. Muy sexy. Grandes pechos. Por la mañana,
tras una noche de sexo, quiso quedarse. Mi hermano Alessandro se
encargó de hacerla salir de casa, mientras yo tomaba una ducha. Pero
no se fue toda ella, dejo su aroma embriagador en cada esquina de mi
cuarto. Todo olía a ella. Era un olor un tanto empalagoso no estando
ella y tardé más de dos semanas en deshacerme de él. Casi evité
estar ni tan siquiera unos segundos en mi cuarto, y menos dormir.
El
último secreto que compartimos Chiara y yo fue el de ella con novio.
Giovanni se llama. Un chico de un clan cercano. Le conozco, tiene un
año menos que yo. Nos habíamos cruzado a veces por la calle. Nunca
habíamos hablado. Ni siquiera saludado. ¿Cómo llegó Chiara a
conocerle? Es un secreto. Esto fue hace un año y medio.
–¿Y
cómo es él? –pregunté. A ella le gusta que la pregunte acerca de
sus cosas.
–Atento,
mono ¡Tiene sentimientos! –dijo casi gritando de felicidad mi
hermana.
*
* *
–¡No
es como los demás Luca! –dijo Chiara el día que me habló de él
por segunda vez.
–¿y
cómo son los demás? –pregunté inocentemente. Sabía como eran
los demás. Como yo, chulos, egocéntricos, arrogantes, con parte de
chuloputas y lo único que piensan es que la mafia es un estilo de
vida, su estilo de vida. Y es la verdad. No es que sea ni bueno ni
malo, es solamente la verdad. Es un estilo de vida que te puede o no
gustar. Si creces con él desde chico, es dificil que no te guste,
estás adecuado, amoldado a él.
–Son
superficiales. ¡No muestran la felicidad ni siquiera en sus ojos! No
sienten tristeza. Lo único que saben mostrar es odio, ira y venganza
–dijo mi hermana con los ojos entrecerrados y cara que mostraba
repugnancia. Mostrar odio, ira y venganza era bueno, otros
sentimientos no, pues los demás podían ver tus puntos flojos y eso
no es nada bueno.
Mi
hermana es una oveja negra en la familia. Las mujeres del clan suelen
ser como los hombres en su mayoría. Sin embargo, no Chiara. Ella es
la nota discordante aunque nadie lo nota. Ella es casi invisible
tanto en los tratos como dentro de la familia. O así era hasta que
mi padre vio un buen negocio en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario