Capítulo 12
-Liam-
Queda
una semana para que volvamos a la playa. Ada no me ha escrito ni un
solo email en todo el año. Eso me pone más. Si pasa de mí, yo voy
más a por ella... Llevo todo el año esperando al uno de Julio y
parece que se está haciendo esperar. Se me ha pasado el año muy
despacio. No sé qué día irá ella a la playa, pero tengo que estar
cuando llegue. Cuando lea la nota, tengo que estar en la playa para
poder reunirme con ella,. pensé.
Desde
que volvimos de la playa, no hemos podido quedar todos mucho. Entre
estudios, trabajo, exámenes, la familia de cada uno... Por eso ir a
la playa quince, veinte o treinta días es la manera de ponernos al
día y de vernos como es debido, pensé. Cuando sacamos algo de
tiempo Ángel y yo solemos quedar e irnos a alguna discoteca, al cine
o incluso a veces vamos a casa de alguno de nuestros amigos, recordé.
Pensé
en Ada, los primeros meses después de volver de la paya. Intenté
ligar con muchas chicas en las discotecas, pero a la hora de la
verdad, imaginaba a Ada en todas ellas, pero ninguna era ella. No sé
qué me pasa, por qué estoy siendo así, pensé en más de una
ocasión. Vosotros ya lo sabeís, yo nunca había sido así después
de lo que me pasó con la otra chica. Solía ser más de ir de flor
en flor. Pasarme la noche en una discoteca y liarme con tres o con
tantas como pudiera. No es que fuera un chulo, pero me gustaba probar
con una, con otra, nunca nada serio. Nunca arriesgando. Y cuando
empecé a pensar en Ada, claramente pensé que era un capricho. Algo
que he visto una vez y no he vuelto a ver, pero estaba en mi mente
siempre que la dejaba.
Quiero
lo que no puedo conseguir, y hasta ahora no he podido conseguir a
Ada. Esa es la razón que me di una, dos tres, diez, veinte y las
cien noches que pensé en ella antes de irme a dormir.
No
estoy orgulloso de cómo era, pero me gustaba el tonteo de cuando
conoces a una chica y quieres besarla esa misma noche, la tensión
antes del primer beso, la tensión durante el beso que no quieres que
acabe, y después la tensión de que tal vez terminemos en algún
motel o en mi propio coche desnudos manteniendo relaciones sexuales.
Si, esas dos palabras son mucho mejores que las que ahora mismo
rondan mi cabeza. Después de lo que me hizo esa chica, María se
llamaba por cierto, enía fama de ser un cabrón, un malote y por eso
las chicas querían estar conmigo. Sin embargo al pensar en Ada o
simplemente al estar en la playa, la figura de malote y de chulo
desaparecía. En la playa me comportaba como yo era en realidad. No
tenía que mantener mi postura chulesca para que solo se acercaran a
mí chicas que solo querían besarme y acorsarse conmigo durante una
noche. Podía ser yo mismo durante dos semanas y evadirme del mundo.
Solo mi tabla de surf, mis amigos y yo. Algo duro para mí. Mis
amigos me decían una y otra vez que no era bueno lo que hacía...
pero sentía que el mundo se caería a mi alrededor si dejaba atrás
mi carcasa.
Unos
meses después, cuando vi que Ada no iba a mandar ningún email, la
verdad es que dejé de pensar en ella. Se me hundió la ilusion, por
así llamarlo, de volver a verla. Salí a discotecas, y ésa vez sí
que pude ligar con otras chicas, liarme con ellas, incluso acostarme
con ellas. Tal vez como para probarme a mí mismo que si ella pasaba
de mí, no pasaba nada, otras no pasaban. Necesitaba ya las
vacaciones, no aguantaba más en mi carcasa de tío malote, quería
ser yo mismo, herido aún por lo que hacía dos años y medio había
pasado con María.
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