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viernes, 31 de mayo de 2013

BOOKTRAILER - ABRIENDO LOS OJOS

Os dejo aquí un booktrailer que he hecho sobre el libro. Sé que no es nada del otro mundo pero... Me pareció que estaba bien eso de crear un booktrailer. Está en youtube.
La canción es de la película In Time, que por cierto, me gustó mucho. 
Espero que disfrutéis del video!!
http://www.youtube.com/watch?v=v2BtoFGgl9A


miércoles, 29 de mayo de 2013

PERSONAJES - LA VIDA NOS VOLVERÁ A JUNTAR, TLP

-Ada:
-Liam:
-Vanessa:
-Ainhoa:
-Sara:
-Julia:
-Carolina:
-Pablo:
-Juanma:
-Noel:
-Alex:
-Roberto:
-Marcos:
-Carlos:
-Miguel:
-Dani:

PERSONAJES - ABRIENDO LOS OJOS

LUCA: 
Es el protagonitsta. Se ha criado toda su vida en la mafia. No conoce lo que hay fuera hasta que va a Alaska. Todo lo hace por su familia, como le han enseñado desde pequeño.
Todo cambia para él cuando empieza a sentir cosas que no sabía que podría llegar a sentir. Se siente solo y perdido en un sitio donde siente que tiene toda la libertad del mundo, algo que nunca ha tenido.
No es un mal tipo. Es dedicado a su familia y a pesar de todo lo que él cree, no es un insensible, como podéis ver. Él cree que lo es, porque en su círculo, todos se muestran insensibles. Pero poco a poco, en el libro, se va dando cuenta de que sí que tiene sentimientos, y muy fuertes.
Es inteligente, acostumbrado a pensar siempre en cómo salir de un aprieto.
Al escribir su parte, me metí completamente en su personaje, pensando en qué pensaría y él simplemente ha ido escribiendo su historia y su evolución y final. 
Con este personaje, lo que he querido trasmitir es que todos podemos cambiar, reinventarnos, encontrarnos a nosotros mismos. En definitiva, donde nos criamos nos hace de una forma, pero después podemos elegir seguir por el camino por el que nos hemos criado o tomar uno diferente.

ANA:
Es la protagonista, habla en primera persona sobre cómo es para ella el estar lejos de lo que conoce. Muchos hemos estado en esa situación muchas veces. Cuando nuestros padres deciden por nosotros sin consultarnos. Ana es bastante egoísta, egocéntrica, tímida, vergonzosa, pero con una gran personalidad. 
Quiere un montón a sus padres, a su hermano y a sus amigos. Es bastante sociable con la gente que conoce, por eso la cuesta abrirse a cosas nuevas. Se encierra en sí misma ante situaciones que no conoce y con las que no sabe qué pasará.
Es estudiante de fisioterapia, le encanta lo que estudia, pero aún así, estando tan lejos de su universidad, como que no encuentra momento para ponerse a ello a pesar de que en Madrid no encontraba un momento para dejar de mirar cosas de su carrera. 
Ella ha escrito su propia historia, yo solo establecí un principio y un final para su personaje, la parte entre ambos extremos simplemente fue surgiendo con la personalidad de esta protagonista.
Con ella he querido representar a todas esas personas que se niegan a adaptarse a un sitio, y cuando le dan una oportunidad a éste, descubren lo bueno que es. Representa el abrir los ojos ante momentos, sitios, cosas nuevas. Representa el no cerrarse puertas.

MIGUEL: 

Es el hermano menor de Ana. Tiene mucha importancia en la obra. Para Ana, él lo es todo. Siempre podrá contar con él. Ana sabe que él haría cualquier cosa por ella. Es bueno, dulce, guapo, hablador, tranquilo y activo a la vez, saca muy buenas notas, es aplicado. Encuentra tiempo para todo, sin dejar nada a medias. Es muy maniático con el orden, y como habéis podido ver, le encanta hacer postres con su hermana, Ana. En el fondo, lo hace por ella, porque a ella le gusta. La mayoría de las cosas que hace con Ana, son porque a ella le gustan. Siempre está pensando en los demás, intentando sacar a su hermana del pozo donde ella solita se metió al aterrizar en Alaska. 
Miguel, es el hermano perfecto, el que todo hermano querrría. 

ÁNGEL:

El mejor amigo de Ana. Cobra importancia a lo largo de la historia. Es una cabeza loca, desordenado, no piensa en lo que dice o hace, habla sin saber, le encanta el peligro, y sobre todo, es muy enamoradizo. Puedes contar con él para todo, es un amigo muy leal, pero los consejos que te dará no te servirán. Sabe escuchar. Le gusta que le aconsejen aunque luego haga caso omiso a lo que le digas. Improvisar es lo que más le gusta. Es un gran apoyo para Ana, sobre todo cuando los dos empiezan a temer que Luca no sea un simple niño italiano.

AINHOA:

Es la mejor amiga de Ana. Ella representa la sensatez, el amor, la amistad, el siempre estar ahí.
Es lista, vergonzosa, sociable, con la cabeza asentada, da buenos consejos, piensa en los demás. Realmente es la antítesis de Ángel. Ella sería el ángel bueno (todo orden, amor, amistad) y Ángel el demonio (desorden, todo en el último momento, ideas locas).
Ana se deja guiar más por Ángel, pero siempre acude a Ainhoa al final, esperando que ésta haga un milagro. 

JOSE y ANA MARÍA:

Los padres de Ana y Miguel. A pesar de que el proyecto de Jose es alrededor de lo que gira la historia, pierde fuerza, centrándose en el amor y en el desarrollo de los personajes principales. Jose es un gran médico. Le gusta investigar y arrastra a toda su familia, pensando muchas veces en su propio bien, mezclándolo con los del resto de su familia.
Ana María es linda, bondadosa, buena, haría cualquier cosa por sus hijos y por su marido. Ver a su hija de morros todo el día la destroza. 

CHIARA:

La hermana de Luca. Representa la salida de la mafia. Ella es como que siente que no forma parte de ello, simplemente la obligan. No lo siente en el corazón. Es la oveja negra, pero parece que nadie se da cuenta. Es por ella que Luca se mantiene cuerdo, recordando lo que es el amor, el respeto, la tristeza, la vulnerabilidad. Es fuerte, es capaz de enfrentarse a su padre por amor. Es soñadora, es capaz de arriesgar todo por amor. Intenta convencer a Luca de que abra su corazón, su mente ante nuevas cosas, así es como consigue que surjan las cosas entre Ana y su hermano Luca.

FAMILIA DE ANA:

Típica familia. Todos unidos, todos se ayudan. Todos para uno y uno para todos es su lema. Se apoyan en todo, a pesar de no tener razón. Siempre es verdad que hay dentro de la familia, núcleos donde los más jóvenes se juntan con los más jóvenes, los más mayores con éstos, etc. Pero en conjunto, están todos unidos, todos dándolo todo por el resto. 
Recuerda un poco a un clan de la mafia verdad? solo que aquí no hay armas, dinero ni distorsiones por medio, solo la sangre y los parentescos que los unen.

ANGELO VENUCCI:

Él representa la dedicación a la familia, la mafia, el poder. Es alguien a quien nadie lleva la contraria, nunca. Está acostumbrado a esto, sabiendo que es él quien manda en todo su clan. Tiene a su propia familia como si fueran un pase al poder, por eso promete a Chiara. Es agresivo, egocéntrico. Con esto no quiero decir que todos los boss sean así, pero yo he querido crear a Angelo Venucci así. No cobra mucho protagonismo en este libro, pero poco a poco se va introduciendo a sí mismo para cobrar más intensidad en la segunda entrega de la saga "abriendo los ojos"

ALESSANDRO:

He intentado crear con Alessandro una personalidad entre la de Luca y la de Angelo Venucci. En un principio se ve como por lo que cuenta Luca de sus recuerdos, Alessandro quiere ser como su padre. Después, nos damos cuenta de que aunque él quiera ser como su padre, el salvar a su hermano y su hermana,s se hace más importante. Con esto, intento demostrar que todas las personas tienen sentimientos, todos pueden cambiar de bando (algunos cuesta más que otros). A pesar de ser un mafioso, tiene sentimientos, como el resto de los seres humanos.

RESTO DE AMIGOS:

Son un gran apoyo para Ana desde el primer momento. Desde el primer momento se nota como Ana les necesita, se acuerda de ellos y les echa de menos. Son un pilar fundamental de su vida. Normalmente, en casi todos los libros, suele salir que hay uno o dos amigos en los que puedes confiar. Con estos personajes, quiero cambiar eso, haciendo que muchas personas sean las que llenen la vida de Ana. Siempre se hablan de dos o tres amigos, aquí salen dos amigos sobre todo, pero hay muchos más que la apoyan desde sus casas, que la quieren. 
Sobre todo, destacar a Pablo. Es un chico que defiende y cuida a Ana desde que se conocen, buena persona, cariñoso. Es como si fuera su hermano mayor.

SAMI:

El perro de la familia. Es alegre, siempre moviendo el rabo, ladrando, llamando la atención. Te consuela cuando estás triste, siempre puedes contar con ella. No te habla, pero es capaz de escucharte, tumbarse a tus pies y esperar a que te tranquilices, te pongas bien...
Le da al libro un toque más familiar, más divertido. No siempre está presente en todas las escenas pero cuando aparece, creo que le da un toque diferente.
Es dificil intentar que Sami esté presente en todas las escenas durante la historia y saber cómo actuaría ante lo que pasa a su alrededor, pero creo que he logrado crear el personaje de Sami bastante creíble.

RENN: 

Renn, el reno, es el símbolo del cambio de Luca y Ana. Gracias a él, todo cambia entre ellos. Él representa la unión que hay entre ambos después del accidente. Empiezan a cooperar sin estar de morros, empiezan a hablar sin tirarse los trastos. Renn marca el principio de todo.

lunes, 27 de mayo de 2013

LA VIDA NOS VOLVERÁ A JUNTAR, TLP - Liam (cap. 18)

Capítulo 18


Liam


      -te has fijado como hablaba con ese tal Marcos?- dije indignado a Ángel.
-si, lo he oído si, pero son amigos recuerda- dijo ángel intentando quitarle importancia.
-si, amigos claro…- dije. Estaba celoso y no sabía por qué actuaba así. Ada y yo tampoco nos conocíamos tanto como para que yo reaccionara de esa manera. De todas formas, tenía claro que fuera como fuera al día siguiente iba a conocer yo también a Marcos.

Al día siguiente, nos levantamos pronto y nos bajamos a la playa. Sam se quedó dormida en el apartamento. No bajamos tablas, solo nuestras toallas y una sombrilla, esperando que bajaran las chicas y pudiéramos pasar algo de la mañana con ellas. Sabía que no era el único que se sentía mal, raro, confuso, celoso o como queráis llamarlo, por que las chicas pasaran la tarde con otros chicos que no éramos nosotros.
-Les podemos preguntar a las chicas qué harán esta tarde. A lo mejor no pasan toda la tarde con esos chicos- opinó Ángel. Había tenido una buena idea, todo hay que decirlo. Aunque otras muchas tenía ideas estúpidas (en el buen sentido de la palabra)
-Sí, así pasamos un rato con ellas. No me gustan esos chicos- dije con voz autoritaria, demasiado grave para lo que yo quería expresar. No conocía a los chicos, pero no me gustaban.
-Bua, chorradas Liam, no les conoces- dijo Miguel.
-No les conozco pero me los imagino. Solo hay que ver cómo hablaba ayer Ada por teléfono con ese Marcos- dije mirando al suelo. No me iba a dar por vencido, pero sentía que estaba a punto de tirar la toalla. No podría competir con Marcos.. aunque pensándolo bien.. si no compitiera con él sería un idiota, tenía que luchar aunque finalmente no consiguiera lo que quería, a Ada.
-Y cómo se emocionaron las demás- corroboró Pablo.
-Bueno, bueno, que se lleven bien no es nada malo, ni nuevo tampoco. Las tías se suelen llevar bien con los tíos; si no miradlas con nosotros- dijo Miguel.
-En eso tiene razón Miguel- aceptó Carlos que aún no había dado su punto de vista –sin embargo hasta que no conozca a los mendas, no diré nada-. Su idea era buena, muy racional; pero yo en esos momentos creo que no pensaba para nada racionalmente, más bien como un animal en celo.
-Ya será menos- dijo Noel. Era el único que parecía estar como siempre y no estaba emparanoiado como los demás.
-¿Cómo lo haces tío?- pregunté asombrado e incrédulo a la vez.
-¿Hacer el qué?- me preguntó Noel sin entender de qué coño hablaba.
-No estar celoso, estar como siempre, esas cosas- dije. Todos le miraron. La mayoría no creo que se hubiera dado cuenta de que Noel estaba como siempre y no como el resto de nosotros que quien más quien menos estábamos que nos tirábamos de los pelos.
-Es fácil, si les gustamos, nos elegirán a nosotros. Si no, no. Además a estos tipos les conocen desde el año pasado, han salido juntos y ninguna pareció dar muestra de que estaba con alguno de ellos o le interesara- dijo Noel, convenciéndonos a los demás de que era mejor cómo actuaba él a cómo actuábamos nosotros. Tenía razón en cada una de las palabras que había pronunciado y habían salido de su boca, pero yo no lograba quitarme de la cabeza lo feliz que Ada se había puesto y cómo había hablado con Marcos. ¿Se pondría así ella cuando íbamos a vernos, cuando hablaba con sus amigas de mí?, ¿acaso hablaba con sus amigas de mí?
-Es eso estoy totalmente de acuerdo contigo men- dijo Ángel aunque no parecía del todo convencido. ¿Men? Pensé, a Ángel a veces se le iba la cabeza (ahora también). Pablo, terminó la frase de Ángel por él –Sin embargo no es fácil llevarlo a la práctica-
-Estaba pensando algo parecido- les hice saber.
Justo en el momento en que terminaba la frase, Ángel me hizo dar la vuelta para ver como Ada con sus amigas se acercaban a nosotros. Estaban todas muy guapas, bueno lo eran y son, pero Ada.. Ella me cautivaba. Era.. digamos.. mi favorita. Tenía esos ojos que te embrujan, te sumergían en una espiral y cuando querías darte cuenta no podías retroceder y salir de allí. Sus ojos marrones para mi ya no eran el color que representa a casi toda la población. Los veía diferentes, eran mis favoritos. En cuanto los había visto un año atrás, se calló el mito para mí de que todos los ojos marrones sean iguales. Todos son iguales, excepto los suyos.
-Hola guapas- dijo Pablo adelantándose a los demás. Era raro que no hubieran bajado sus amigos también. ¿No tendrían que haber llegado aquel día? Me pregunté a mi mismo.
-¿No venían vuestros amigos?- pregunté. Mi voz sonó distinta a como pretendía. Se había notado en mi tono que me importaba cuándo llegarían, cuando yo intentaba que mi voz tuviera un tono de indiferencia. Miré a Ada. El daño está hecho, pensé recapacitando en mi tono de voz. Se hizo en un momento un silencio monumental que ninguna de las chicas rompió para contestar a mi pregunta.
-Vienen a las tres- dijo Ada titubeando, desviando la mirada y clavándola en la arena.
-Ah..- dije sin saber qué podía contestar a su afirmación que se me había clavado en el fondo de mi ser, haciéndome sangrar, sangrar todo lo bueno que veía en ella. Pensaba que me iba a decir que finalmente no vendrían o algo parecido. Comportarse como decía Noel era difícil, muy difícil.
Sara nos invitó a ir con ellos esa tarde y todos aceptamos. Conoceríamos a aquellos chicos que adoraban tanto ellas. Más tarde, nos fuimos a nuestro apartamento y mientras los demás preparaban la comida yo saqué a pasear a Sam.
-Esta tarde vamos a arrasar Sam- le dije a ésta que me miraba con ojos de no entender qué decía. Solo había entendido su nombre -tienes que portarte muy bien con Dafne y con Ada- la conté, esperando que me hiciera caso. Me arrodillé a su lado y ella se giró hasta quedarse frente a mí. Llevaba la lengua fuera del calor que hacía –prométeme que te portaras bien- dije con una sonrisa acariciándola, ella me contestó (no sé si a mi afirmación o a la caricia) con un lengüetazo en la mejilla. No me lo esperaba y caí de culo. Reí mientras Sam ladraba también contenta –chócala- la dije haciendo que pusiera su pata izquierda sobre mi mano derecha –volvamos a casa, venga- terminé diciendo mientras giraba hacia el apartamento. Suelo hablar con Sam, aunque en aquellos momentos, con todo lo e Ada, había dejado de hablar tanto como antes con ella.
Comimos y nos cambiamos de ropa, nos peinamos.. parecía que íbamos a salir a algún sitio importante, pero lo que queríamos era impresionar a las chicas. Me puse una camisa azul oscuro que me remangué por la mitad del brazo y unos pantalones largos blancos que me había traído para una ocasión especial. Esa tarde quería e iba a impresionar a Ada.
Salimos del apartamento y fuimos en nuestro monovolumen al apartamento de las chicas. Sara nos abrió la puerta a la vez que nos flaseaba con la cámara digital que sujetaba entre ambas manos.
-¡Oh! ¡Saraa!- exclamó Noel entrando e intentando perseguir a ésta para quitarla la cámara. A Sara le dio igual y continuó haciendo fotos con un flash que te dejaba atontado y cegato por unos segundos. Escuché a Ada reírse a lo lejos. Estaba seguro de que era ella, de que era su risa. Anduve un poco, sin alejarme mucho de la puerta y allí la vi a ella, sentada en una silla, al lado de un chico con cresta, desternillándose de risa mientras Sara la hacía una foto.
-¿Y tú de qué te ríes?- pregunté a pesar de que ya sabía la respuesta.
-De nada- dijo Ada y pude ver en su cara una sonrisa pícara. Era mi oportunidad para llamar su atención e intentar tontear con ella, si ella se dejaba, claro.
-¡¿Con que nada eh?!, ¡¿eh?!- dije acercándome a Ada con una gran sonrisa en la cara. A Sara le debió gustar mucho mi sonrisa porque dejó de hacer fotos a los demás para volverme a dejar ciego a mí. Obviamente, como era de esperar, a Ada le pareció gracioso que Sara me cegara. Iba a vengarme. Ahora si que reirás si o si, pensé.
-¡Con que esas tenemos, eh!- dije levantando a Ada de la silla y llevándola en volandas al sofá mientras ella reía apoyando su frente en mi cuello. Su aliento en mi pecho me volvió loco. La tumbé en el sofá y reprimí mis deseos de besarla o imaginármela desnuda, o por qué no desnudarla yo mismo; mientras comenzaba a hacerla cosquillas. Tuve que parar al ver que la costaba respirar, si no habría seguido hasta que se agotara de reír. El sonido de su risa me embriagaba todos los sentidos y me hacía querer estar más cerca de ella. Sus carcajadas retumbaban dentro de mí, quedándose allí. Era la primera vez que eso me pasaba y no sabia que significaba exactamente.
-Hola- dijo Ada con una sonrisa cuando se hubo recuperado. Me abrazó. Ella seguía tumbada en el sofá y yo seguía encima de ella, con mis piernas a cada lado de sus caderas; y que me atrajera hacia ella para abrazarme despertó a mi cuerpo. Intenté por todos los medios pensar cosas que no tuvieran que ver con Ada. Porque imaginarme sobre Ada en un sofá, fundiéndome en su abrazo, hacía que mi corazón se desbocara y para qué engañarnos, mi entrepierna también. Después de saludarla y de que todo volviera a ser normal dentro de mi cuerpo, la ayudé a incorporarse y levantarse del sofá. Nos acercamos a la mesa.
-¿Qué hacéis?- pregunté. No me interesaba mucho lo que hacían, pero sí escuchar hablar a Ada.
-Estaba envolviendo bocadillos para la merienda hasta que tú has decidido hacerme reír y me has sacado de aquí para llevarme al sofá y hacerme que muriera más de risa- dijo Ada muy seria. Por un momento pensé que no la había gustado. La había cagado.
-Lo siento- dije. Ada se echó a reír y yo fruncí el ceño.
-¡Era broma tonto!- admitió Ada desternillándose de risa. Ahora sí que se iba a enterar. Cambié mi postura a una posición de depredador, abriendo mis manos, separando de mi cuerpo los brazos y las piernas, dispuesto a no dejarla moverse ni un milímetro de donde estaba. Ada salió corriendo pero sabía que no tenía escapatoria. Se metió en el segundo cuarto y yo detrás de ella. Ya la tenía, era mía. Me quedé mirándola con una sonrisa malévola antes de saltar sobre ella para caer en una cama. Los dos reímos, pero dejamos de hacerlo para mirarnos. Estaba tan cerca de ella que podía percibir el aroma que emanaba su piel. Olía a arena y a protector solar. Ese olor la hacía parecer más sexy aún. El olor se apoderó de todos mis sentidos y pensé que iba a perder el control por completo. Me encantaba aquel olor. Eso era peor que el sofá. En el sofá por lo menos estaban los demás para desear con menos ansia tener a Ada besándome, desnuda bajo mi cuerpo. Pero allí, tumbados en una cama, lejos del barullo de nuestros amigos, con unos tenues rayos de sol que se filtraban por la cortina de color oscuro, creaba la atmósfera perfecta para lo que yo tanto quería. Me odié por pensar de esa manera, pero todo me venía solo. Si me agachaba unos centímetros nuestros labios podrían juntarse. Era eso, solo unos centímetros y sus labios serían míos. Pero no, aún no. Me obligué a quitarme de la mente aquel pensamiento. Rocé mis labios contra su frente dándole un beso fugaz, aspirando por última vez su aroma veraniego, me incorporé y ayudé a Ada por segunda vez en el día a levantarse.
Ada me llevó hasta el chico de cresta, era Marcos. Delgado, ojos raros, bua! Me le presentó. Me quedé escudriñando su cara, su vestimenta, evaluándolo. No parecía un mal tío. Puede que incluso me llegue a caer bien, pensé. Pero primero tenía que observar cómo se portaba con Ada y luego ya decidiría.

Poco después, nos subimos mis amigos y yo en nuestro monovolumen y seguimos a la furgoneta hippie de Ada.
-¿Qué os han parecido los chavales?- pregunté para sondear la impresión que tenían los demás de los tres desconocidos.
-A mí Marcos me ha caído bien, es con el que más he hablado- dijo Ángel en voz baja como temiendo mi reacción sobre su respuesta. Asentí y dije –¿y a los demás, en general qué os han parecido?-
-Yo con el que más he hablado ha sido también con Marcos, es el más hablador. Los otros iban más a su bola- dijo Noel que estaba sentado detrás de mí.
-Entiendo- dije pensativamente. Era majo. Algo a su favor y en mi contra.
-¿Algo más?- pregunté por si alguno me daba alguna información más.
-Roberto juega mucho al ordenador, hemos estado hablando de unos juegos que están bien guapos- dijo Pablo y añadió –a mí me ha caído bien-
-A mí Alex. Conmigo ha hablado conmigo bastante, de nada en general- dijo Miguel.
-Si, bueno, pero ambos son raros, tenéis que admitirlo- dijo Noel girándose desde el asiento del copiloto para mirarles a todos.
-Bueno no sé- dijo Carlos -yo he estado hablando con ellos y me han parecido buenos chavales-.
-Y.. en general, ¿Cómo son con las chicas?- pregunté. En realidad desde el principio había querido hacer esa pregunta, no sé por qué no la hice de primeras.
-Bien, ellas se llevan muy bien con ellos- dijo Ángel.
-No hay ninguno al que traten mejor que a otro, si te refieres a eso- dijo Noel.
-Sí, más o menos. ¿Y ese Marcos?, ¿os han contado algo de cómo se comporta con Ada?- pregunté. Por fin había llegado a donde quería llegar desde el principio.
-Mmm bueno he escuchado a Marcos hablando con Ainhoa de Ada, pero no sé qué decían- admitió Carlos. Genial, eso no me servía de nada.
-Yo, hablando con Vanessa y Alex, me han dicho que qué raro que Ada no estuviera con Marcos porque son una y carne. Matizo, lo de uña y carne lo ha dicho Vanessa- dijo Noel –pero luego la vieron aparecer contigo y Vanessa sonrió. No sé si es eso lo que querías escuchar- lo dijo como si eso pudiera resolver mis dudas. Puede que alguna sí.
-Si bueno yo he oído decirle Sara a Roberto lo mismo, que son uña y carne desde que se conocieron. Estaban hablando de cuando se conocieron y esas cosas- dijo Miguel, puntualizando esto último.
-Uña y carne..- murmuré pensando en Ada y Marcos.
-Eso no tiene por qué ser malo tío- dijo Miguel -es solo que te tienes que ganar también la confianza de Marcos- y tenía razón, toda la razón.
-¿Entonces creéis que no hay nada entre ellos?- pregunté para asegurarme.
-Creo que son los mejores amigos del mundo- dijo Ángel. Aquella frase no pegaba que hubiera salido de la boca de un chico, pero de Ángel sí. Decía frases tan poco propias de tíos como nosotros..
-Está bien saberlo- dije dando por zanjado el tema. Pero Ángel no pensaba lo mismo..
-Tengo en mente intentar llevarme mejor con Ada y Marcos. Me gusta la relación que tienen y me gustaría formar parte de algo así- sabía que lo decía para que yo, o el resto, le diéramos el visto bueno a su nueva idea. Ángel sabe entablar una buena amistad con una chica enseguida y sé de muy buena mano que él siempre había querido tener una relación con una chica como la que mantienen Marcos y Ada. No iba a ser yo quien se lo impidiera, y además si era con Ada mejor. Tal vez algún día pudiéramos salir los tres a tomar algo, o los cuatro si venía Marcos.
-Claro que sí tío- dije sonriéndole por el retrovisor. Normalmente se sentaba conmigo en el asiento del copiloto, pero Noel había sido más rápido y le había tocado atrás. Escrutó mi mirada rápidamente para ver si lo decía irónicamente o de verdad le daba mi aprobación para intentar tener una relación de amistad con la chica que me volvía loco, que hacía que solo pudiera pensar y verla a ella. Ya la echaba de menos.
-¡Gracias colega!- dijo Ángel apretándome el hombro y mirando sonriente de frente, hacia el horizonte. Podía imaginarme casi con toda seguridad que pensaba Ángel en aquellos momentos, algo parecido a: ¿Cómo demonios me acercaré a ella? El principio es siempre lo que más cuesta, lo demás va solo.


El resto de la tarde intenté pasarla con Ada y Marcos, dejando también espacio para Ángel, que no habló mucho. Pero noté cómo Ada empezaba a soltarse más con él. Era buena señal. Marcos, he de reconocer que se portó conmigo. Es un buen tío. En ningún momento se entrometió entre Ada y yo cuando estuvimos hablando, intentó hacer hablar a Ángel mientras Ada y yo hablábamos y también intentó entablar una conversación varias veces, dejando algo de tiempo para Ángel y Ada. A pesar de todo, mi vena de “macho alfa” salió y tonteé con Ada cuanto pude. ¡Puff! Me arrepentí de mi comportamiento en cuanto terminé de cenar y nos pusimos a ver una película cualquiera, en un canal cualquiera, los seis en el salón. Recordé toda la tarde y lo que debía y no debía haber hecho. Sam se subió en el sofá y se colocó entre Carlos y yo. Se acurrucó contra mí. La acaricié el lomo y detrás de las orejas hasta que suspiró y se quedó dormida. 

ABRIENDO LOS OJOS - Luca (cap. 21)


Capítulo 21


-Ahora-



     No ha pasado ni una semana desde que volvimos de la excursión esa. No he vuelto a pensar en ella, la hija de Jose, en cuatro días. Hasta ahora. ¡Maldito cerebro!
Hago recuento de todo lo que hecho estos días:
He llamado a Chiara todos los días y todos hemos tenido una conversación que sumar a las anteriores sobre la hija de Jose. TODOS. Si Chiara no deja de comerme el coco voy a joder todo el trabajo. No entiendo que la prefiera a ella antes que a una chica. “mi media naranja” según ella. Para mí es algo lógico y obvio mi hermana antes que “mi media naranja”. Pero vamos! Si eso ni existe.
Padre también ha llamado para saber cómo va el proyecto. Se pensaba que como mucho en dos meses lo tendría y estaría de vuelta en casa. No se da cuenta que tenemos que inventar el suero. Creo que poco a poco se va dando cuenta del volumen y el tiempo de la investigación. Va a ser la primera vez que mande a alguien a infiltrarse más de dos meses.
No hagas tonterías hijo, confío en ti –me dijo Padre en italiano antes de colgar. Me quedé ahí quieto, pensando en todo el trabajo que quedaba por delante. No solo el suero, si no volver a por Chiara y huir.
Y por último también ha llamado Jose para que vaya con ellos de viaje, pero esta vez a un GRAN viaje. A España, exactamente a Madrid, donde si todo va bien, tenía pensado huir con Chiara. O tal vez a un pueblecito de Sevilla.
Es el día de Reyes y nos vamos a España.
Me presento en casa de Jose, maleta en mano. La llevamos a un coche entre Jose y yo (no pesa nada, pero Jose se empeña en acompañarme al coche), y entramos en la casa.
Esta vez, el tiempo pasa volando y cuando quiero darme cuenta estamos ya dentro del avión. Cada uno con su maleta de viaje. Me coloco al lado de la hija de Jose e intento dejar mi maleta. Y al final, por una azafata que se empeña en que nos sentemos ya, termino sentado a su lado. Ésta pone los ojos en blanco.
-enserio?- dice a quien sabe que. La miro fijamente y sonrío. Cuando estoy solo con ella... digamos que es algo más soportable poco a poco. No puedo apartar mis ojos de ella, aunque quiera.
-¿algún problema bambina? - pregunto. ¿Por qué lo hago? No lo sé. Solo sé que mis palabras salen solas de mi boca. Intento alejarla de mi radar por el bien de los dos.
-ninguno, ninguno- me contesta irónicamente. Sonrío con mi sonrisa habitual. La chiquilla cierra, abre los ojos y se dedica a mirar por la ventanilla. La miro fijamente esperando que se gire pues quiero mirarla los ojos, que siempre me dejan ver lo que de verdad siente en cada momento. Pero ella no me deja, su mirada fija en la ventanilla. Me paso el viaje entero a mi bola, pensando en cómo llevo mi trabajo. Desde que llamó a principios de semana, no ha vuelto a llamar para preguntarme qué tal me va. Y menos mal que no lo ha hecho, porque todo pasa lentamente, y a día de hoy, casi no tengo nada. O bueno, sin el casi, no tengo nada.
* * *
A la mañana siguiente de llegar a Madrid, vamos a casa de los abuelos de los hijos de Jose. Allí desayunamos y comemos. Han preparado una segunda cena de Navidad. Creo que mi familia nunca haría eso para mí. Todos son muy amables conmigo, como si fuera de la familia y algo dentro de mí me carcome. Me siento mal por mentir a toda esta gente. Y me siento mal por no estar con mi familia ahora mismo. Y como siempre, me digo que todo esto es por Chiara.
Hablo con el abuelo de la hija de Jose. Es un hombre de unos ochenta y muchos años, culto. Tiene porte señorial. Con él se puede hablar de cualquier cosa, por lo que puedo ver.
Me asomo a una de las miles de ventanas que hay por esa casa para mirar la calle. Lo veo tan diferente a las calles de mi casa, aunque seguramente sean parecidas.

Después seguimos nuestra ruta y vamos a casa de los otros familiares. El ambiente es diferente, más loco todo. Hay tanta gente como en mi familia casi, entre unos y otros. Me pongo mi máscara para que nadie sepa en qué pienso, pero llega un momento en el que no aguanto más y tengo que hablar con Fran (que antes me había dicho que tenía las llaves necesarias para entrar en la azotea y ver todo Madrid) para que me de las llaves de la azotea para poder estar solo durante unos minutos.
Los minutos se convierten casi en una hora. Desde allí veo todo. Madrid es grande, bella. Pienso en mi familia. Sobre todo en Chiara, mi madre y mi tía y prima. Miro al horizonte, pensando en mi familia, en el trabajo que tengo entre manos. Empiezo a tener dudas de todo. No sé muy bien lo que debo hacer. No debería dudar, pues soy un mafioso. Debería tener claro mis objetivos y todos los factores que pueden hacer que mis objetivos se vean dañados. Pero no sé qué me está pasando, mis objetivos... no los veo tan claros. Me estoy volviendo débil, o algo parecido. Y eso no puede ser, eso no es bueno. Jose me ha enseñado lo que es su familia, me deja formar parte de ella y eso no es bueno para el trabajo. Debo mantener la mente fría, en blanco. Sin desviarme de mi trabajo. Sin estar pendiente de nadie que no sea Jose y su proyecto. Pensar en Chiara... ya no es una manera de evadirme, pues al igual que me viene a la mente su cara, también llega la de la hija de Jose.

Oigo la puerta abrirse. Me tenso. Intento salir de mis pensamientos, pero mi cerebro no me deja. Noto el calor de un cuerpo junto al mío, pego un bote y miro a mi derecha. Me encuentro cara a cara con la chiquilla de Jose. La miro por un segundo y después devuelvo mi vista a su lugar, el infinito.
-mi padre te busca- me dice. En su voz no hay ni rastro de delicadeza. Es seca.
-Bisogno di estare da solo. Necesito estar solo- contesto. Lo que no quiero es tenerla tan cerca... no debo... no puedo. Es por el bien de los dos, pienso. Si ella supiera lo que soy, correría y yo necesito mantenerla al margen para hacer bien mi trabajo.
-me ire cuando te vengas conmigo. Mi padre te busca- me reitera. Pongo los ojos en blanco. Yo lo único que quiero es un poco de tranquilidad... es que no me merezco al menos eso? Mi cabeza casi que da vueltas.
-no quiero y no voy a bajar ahora- contesto cortante. Nos miramos, desafiándonos con la mirada. A ver quien es mas fuerte.
-que pasa? Mi familia no es suficiente para ti?- me pregunta desafiante la chiquita. Suspiro para mis adentros. Si ella supiera... Ha dado donde más duele... Ha encontrado mi punto débil.
Tu familia es... Toda ella es... Las dos son... Todo lo... –digo en un suspiro. Miro al frente otra vez, de forma desenfocada, no me importa Dimentica. Olvídalo- digo después. Me ha pillado en un momento delicado y casi me abro a ella. Craso error. No debo contar nada de mí a nadie. Mis problemas aquí son solo míos y de nadie más. Tengo que lidiar con ellos yo solo. Me sienta mal haber tenido esta debilidad. Casi me abro a ella!! ¿¿¡¡qué es lo que te pasa Luca!!??
-entendido. Te espero fuera. No tardes o te llevaré arrastras abajo. Mi padre no dejará de buscarte e intentar sacar a todos de quicio preguntando por ti- dice la hija de Jose, sin rastro de que lo que acaba de decir es mentira, mientras se aleja hacia la puerta de la azotea. ¿Se habrá dado cuenta de mi debilidad? ¿De que la familia es... un punto clave para mi? ¿De que me puede pillar con la guardia baja y entonces podrá conseguir respuestas a preguntas que estando yo cuerdo nunca contestaría? Giro la cabeza, en lo que creo que es un movimiento imperceptible para Ana y la miro por el rabillo del ojo, como quien no quiere la cosa. ¿Qué estará pensando ahora mismo?. Asiento a su afirmación mientras ella cierra la puerta.

Dedico veinte minutos más en la azotea a pensar en mí, en mi familia, en mi trabajo... esto se me va a ir de las manos... y no es nada, nada bueno...
Cuando abro la puerta de la azotea para salir, me encuentro a Ana sentada en las escaleras frente a la puerta, mirando donde estoy yo con cara aburrida y ojos extasiados.
-Dai! Vamos- digo mirándola. Me fijo en sus ojos. No sé describir lo que veo reflejado en ellos. Una mezcla de muchos sentimientos contrariados. Le lanzo una sonrisa de las mías. Vuelvo a ser el mismo de antes. Mi máscara está puesta una vez más.
-me darás alguna explicación?- pide Ana. La miro sin decir nada -tal vez algún día?- insiste.
-Non credo. No creo- contesto de forma cortés pero tajante a la vez.

-habéis tardado mucho- nos dice Fran cuando entramos en el piso. Miro a Ana de reojo y veo como su expresión cambia a frustración.
-nos hemos quedado hablando- dice Ana, encubriéndome. Enarco una ceja. No esperaba eso de ella.
-tanto tiempo?- pregunto otro de sus tíos, Quique, que acaba de aparecer de la nada nada más entrar nosotros.
-si...- dice con voz abrumada y cansada ésta. Sonrío más para mí que para nadie más. Ella sola se va a meter en un lío con sus tíos.
-problemas en el paraíso?- dice entonces su primo Jorge. Otro más para el interrogatorio. Esta conversación no va a terminar en buen puerto.
-no existe un paraíso así que no puede haber problemas en el- contesta ella con voz raspando el enfado.
-lo que tu digas- dice Jorge sonriente.
-dinos Anuska, estás con él?- pregunta Quique señalándome. Más quisiera, pienso. Ana por su parte mira al suelo y se sonroja. Puff! ¿¿Por qué tendré que ser arrogante hasta en mis pensamientos??
-Ojalá- dice en un susurro tan bajo que creo que soy el único en oírlo  o tal vez me lo haya imaginado. Que? Como? Ojala acaba de decir? No puede ser cierto que esa palabra haya salido de su boca cuando la han echo esa pregunta. Se sonroja aun más. Mira a sus tíos y su primo y estos parece que no se han enterado de nada. Después me mira. En mi cara una sonrisa socarrona se ha echo dueña de todo, no puedo evitarlo. Me alaga que la ponga, aunque yo no pueda, ni deba acercarme a ella. Me mira malhumorada cuando formulo con mis labios las palabras: más quisieras. Me sale solo contestarla, no puedo evitarlo. Tiene que tener claro que ella está en otro mundo al mío y que nunca pasará nada entre ambos. No nos soportamos, de todas formas. Acordaos, somos dos imanes positivos, la sal y las heridas...
La hija de Jose vuelve a bajar la mirada y vuelve a contestar a la pregunta, esta vez con la voz un poco más alta..
-no- dice mientras suspira- el es solo un compañero de mi padre
-no es tu novio?- pregunta Jorge.
-no- dice secamente la hija de Jose.
-lastima. Es buen chico. Le debamos nuestro aprobado- dice Fran. Enarco una ceja mientras la chiquita pone los ojos en blanco. Yo estoy fuera de la conversación. Miro la escena desde fuera, viendo las caras que pone la hija de Jose cada vez que sus tíos o su primo hablan.
-enserio?- dice ella con los ojos abiertos de par en par, perpleja.
-si- contesta Jorge. No he quitado los ojos de su rostro ni un segundo desde que empezó la conversación pero la chiquilla evita mi mirada.
-no me lo puedo creer- dice con voz incrédula la chiquilla de Jose.
-créelo- dice Quique.
-de todos los chicos que habéis conocido, el es quien os gusta?- dice Ana asombrada, sin mirarme aún.
-los demás no eran tu estilo- dice Fran con voz tranquila.
-no eran buenos chicos- dice Quique por ayudar lo dicho por Fran.
-a mi me gustaban- dice la hija de Jose enfadada. Me río ante su afirmación. Ella me caza riéndome y me fulmina con la mirada. Ésta, llena de ira.
-tu calla- me suelta la chiquilla. Enarco una ceja sin entender. Se la va la pinza...
-Javier solo pensaba con el pene cuando tu apenas tenias los quince, Jaime te llevaba a sitios muy raros que a ti no te gustaban y Alberto era un chaval que no tenia metas en la vida- se atreve a decir Jorge. Sigo mirando la escena, como un mero espectador, esperando a ver cual será la siguiente pregunta, la siguiente respuesta y así.
-sí- ayuda Fran a Jorge -aunque has sido demasiado bueno al decir sus defectos menores..
-eran mas que eso- dice la hija de Jose echa una furia.
-serian mas cosas, pero sobre todo las que ha dicho Jorge y todas las demás que no ha dicho- apoya Quique.
-lo que digáis  pero no se que le habéis visto a este tío  con lo.. da igual. Los otros eran mejores- dice la hija de Jose entre ofendida y airosa.
-no te enfades Anuska- dice Quique cogiendo la mano de ésta.
-si me enfado si- contesta la chiquilla.
-lo siento. Estábamos bromeando. Nos conoces- dice Quique.
-no te preocupes- dice la hija de Jose. Después de que termine la frase todos se unen en un fuerte abrazo. Les miro. Están muy unidos. Como yo a mi familia...
-bueno, entonces chicos creo que es mejor que nos unamos a los demás que están por el salón  dice Jorge cuando se separan del gran abrazo. Todos asienten. La chiquita me mira y me sonríe. La sonrisa más real que me ha dedicado desde que nos conocemos. ¡basta Luca! Debería de dejar de pensar de esa forma, pero no sé por qué es imposible.
Nunca he tenido este problema antes, con nadie, chico, chica, hombre o mujer. Y sin embargo con ella... Rompe todos mis esquemas.
* * *
-son las once y media. Es la hora del segundo fin de año- dice elevando la voz Juanca, un tío de la chiquilla. Y así celebramos otro fin de año, esta vez en familia.
-atención señores! Es la hora- dice Míguel, un tío de Ana.
-pulsa el play!- pide el tío de la chiquilla, Roberto. .
-a sus ordenes- dice Jesus, otro tío de la chiquita.
-yesus!- llama Juanca. -en tres.. dos.. uno..
-ya!- grita Jorge. Miro impresionado la televisión. Han grabado las uvas. Miro alucinado la televisión.
-sorprendido?- me pregunta Rober.
-un poco- contesto.
-es por Anuska. Le encanta que nos juntemos siempre todos. Y este año no pudo venir así que... sorpresa!- dice Rober señalando la televisión.
-es una gran sorpresa- digo pensando en mi familia. Harían ellos eso por mi? No lo creo. Ella es muy afortunada por tener una familia así  Todos unidos. Tanto por parte de madre como de padre.

La noche pasa deprisa después de las campanadas. Besos para todos, petardos y cohetes en la azotea... después a casa a descansar, pues en unas horas nos volvemos a casa, a Alaska...
* * *
Pienso en mi familia toda la maldita noche y todo el día siguiente. Tengo que llamarles y hablar con ellos. En cuanto salgo de casa de Jose, ya en Alaska, voy corriendo a mi apartamento. Quiero escuchar la voz de mis hermanas, mi prima, mi madre y mi tía. Llamo a cada una de ellas y me deleito con su voz por horas. Las pido que me cuenten todo. Cuando cuelgo, miro al techo. Estoy tranquilo, en paz. Solo necesitaba estar en casa unas horas para ver con claridad todo. Tengo que hacer mi trabajo y sacar a Chiara o huir con ella, pero el trabajo tiene que quedar finiquitado.

lunes, 20 de mayo de 2013

LA VIDA NOS VOLERÁ A JUNTAR, TLP - Ada (cap.17)


Capítulo 17

Ada


      Unas horas más tarde, cada uno volvió a su apartamento. Decidimos dejar la merienda-cena para pasados dos días. Así podríamos hacer la compra y hacer una merienda-cena en condiciones. Ainhoa y yo nos fuimos al supermercado a comprar comida para el día siguiente y estuvimos hablando de las reacciones que habían tenido los chicos al oírnos hablar de Marcos y sus amigos. Y de paso, mantuvimos una de muchas conversaciones acerca de Liam. Compramos pollo, carne picada, pimiento verde y rojo, cebolla, tomate, salsa y pan de fajitas. Las fajitas eran la comida favorita de Marcos y también una de las mías. Teníamos muchas cosas en común, lo que nos hacía casi inseparables. Le necesitaba en mi vida tanto como podría llegar a necesitar a Liam. Estaba segura de que en algún momento iba a empezar a necesitarles verdaderamente a los dos. De momento, solo necesitaba a Marcos aunque a Liam.. a Liam.. Verdaderamente también le necesitaba en mi vida.

El resto del día sin Liam, se pasó muy despacio. No paré de pensar en él en las sensaciones que había tenido cuando él me había rozado, tocado mi piel, cuando había recorrido cada milímetro de mi cuerpo. No tenía manera de contactar con él; no se me había ocurrido pedirle el número. Así que solo podría verle cuando se pasaran a vernos a casa o cuando nos encontráramos en la playa. Quería poder contar con él siempre, cuando yo quisiera.
Pensé en el parte de la noche, hasta que me quedé dormida y coincidí con él en mis sueños.

A la mañana siguiente, cuando desperté, Carolina ya se había puesto manos a la obra, cortando cebolla. Tenía los ojos rojos y le lloraban. Me acerqué para darla un beso y yo también comencé a llorar. Al oírme despierta, Sara, Ainhoa, Julia y Vanessa se acercaron para saludarme y hablar de los planes de aquel día. Obviamente, todas nos pusimos a llorar por la maldita cebolla, menos Vanessa, que no pasó del umbral de la puerta de la cocina. Fue la más lista.
-¡estáis de foto!- dijo riéndose mientras las demás nos frotábamos los ojos, cosa que sabíamos que no podíamos hacer, pero daba igual, picaba mucho.
-esperad que os la hago- dijo Vanessa sacando su móvil. Me eché a reír, hacía mucho tiempo que no hacíamos alguna tontería. Nos giramos las cinco y miramos al móvil de Vanessa con lágrimas en los ojos. Después de aquella, entre todas metimos a Vanessa en la cocina, no iba a ser la única que no llorara.
-vamos preparando las cosas entonces?- preguntó Sara viendo como Carolina ya estaba cortando.
-si, así podemos descansar algo antes de que vengan- dijo Julia.
-si nos damos prisa, incluso podríamos bajar a la playa- dije emocionada. Siempre estaba dispuesta a salir a la playa, fuera la hora que fuera.
-no creo que nos de tiempo a eso Ada, lo sabes- dijo con voz tristona Vanessa. Vanessa era la que me solía entender cuando pedía a gritos que bajáramos a la playa. Las demás, preferían tomar el sol o no bajar a la playa y quedarse en la piscina.
-pues démonos prisa por si acaso- dije, intentando meterlas prisa.
Y nos dimos prisa.. Mucha. Tenía mi vaso de leche en una mano, mientras sacaba el tomate y el pollo de la nevera. Sara se iba vistiendo mientras llevaba a la mesa platos.. Todas intentábamos hacer todo a la vez, solo porque yo quería bajar a la playa. Y la verdad.. quería bajar a la playa y encontrarme a Liam. Quería ver cómo actuaba ahora que sabía que en pocas horas vendrían Marcos y sus amigos a casa y que pasaríamos el día con ellos.
Dejamos todo preparado para que a las dos y media subiéramos al apartamento y nos pusiéramos en tres sartenes a hacer la carne, el pollo, la cebolla y los pimientos. Mientras, en el micro, iríamos poniendo las fajitas.
-nos ha dado tiempo!- dije con voz cantarina yendo hacia mi cuarto a ponerme el bikini.
Salimos de casa con Dafne al ver que nadie vigilaba la playa y buscamos todas con la mirada a los chicos. Y allí estaban. Nos acercamos vacilantemente hacia ellos y en cuanto nos vieron nos hicieron señas para que nos sentáramos con ellos en las toallas.
-hola!- dijo Vanessa cuando estuvimos lo suficientemente cerca para que nos oyeran hablar.
-hola guapas!- dijo Pablo levantándose para que Sara y Julia se pudieran sentar donde había estado él sentado. Los demás también nos fueron haciendo hueco para poder sentarnos todos juntos en sus toallas.
-¿no venían vuestros amigos?- preguntó Liam mirándome fijamente a los ojos. Nos quedamos todos callados. No me apetecía contestarle y espere que alguna contestara, pero ninguna lo hizo. Había hablado como con rencor en cada una de las palabras que había pronunciado.
-vienen a las tres- dije titubeando.
-ah..- dijo Liam y apartó la mirada y miró al mar infinito.
-esta tarde tenéis algo pensado?- preguntó Ángel para romper el hielo y malestar que se acababa de crear entre nosotros.
-supongo que estaremos con estos, os podríais venir- dijo Sara. Al principio no entendí por qué pretendía juntarles a todos, no saldría nada bueno. Pero luego me explicó que lo había echo porque había notado que Liam estaba un poco celoso y nervioso por la llegada de Marcos, así que si se conocían y Liam veía que no pasaba nada, todo estaría bien. La verdad que tenía razón.
-¿no tenemos nada planeado no?- preguntó Noel a todos en general esperando una respuesta. Los miró uno por uno, y todos menearon la cabeza en señal de que no recordaban que tuvieran planes.
-entonces vamos- dijo Noel viendo que ninguno contestaba
-vale- dijo Pablo.
-pasaros a las cinco y media o seis por casa- dijo Vanessa. Tenía todo calculado, como siempre. Perfecto.
Nos metimos por tandas en la playa. Liam no nadó conmigo ni buceó, se quedó mirándome en la orilla, sentado en el suelo. Sentí ganas de salir del agua y hablar con él, preguntarle por qué estaba así, pero creía saber la respuesta y tampoco me hacia mucha ilusión salir a hablar con el sobre Marcos. Marcos, estaba por encima de él. Si me hacía elegir, iba a elegir a Marcos, lo tenía clarísimo.
A las dos, los chicos se fueron a comer a su apartamento y nosotras hicimos la compra para el día siguiente: pasta, nata, queso fuerte, perejil, y un par de especias que eligió Sara para la merienda-cena del día siguiente. También leche, galletas y todo lo necesario para hacer una tarta-bizcocho(así era como la llamábamos) para el desayuno y como postre del día siguiente. Llegamos a casa, preparé junto con Carolina la tarta-bizcocho que llevaba chocolate, más chocolate aún, crema de vainilla por dentro, chocolate fundido y fresas por fuera y un poco de nata que nosotras habíamos montado por encima con formas que simulaban ser olas. Terminamos de hacer la comida y enseguida llegaron Marcos, Álex y Roberto. En cuanto le vi, eché a correr a sus brazos. Me cogió en brazos y me dio una vuelta para después dejarme en el suelo y darme un beso en la frente.
-hola mi niña guapa!- me dijo abrazándome otra vez
-hola cosita!- dije sonriéndole. Le había echado de menos. Me encantaba estar con él. Estaba segura a su lado.
-hola chicos!- dijo Vanesa mientras dejaban sus mochilas en mi cuarto.
Nos sentamos a la mesa y servimos el relleno de las fajitas y las fajitas, calentitas.
-ala! No me puedo creer que sean fajitas!- dijo Marcos cuando vio entrar a Sara con la comida en una bandeja.
-si, sabíamos que te gustan mucho- dijo Carolina guiñándole un ojo. A todo el mundo le caía bien Marcos; aunque yo fuera con quien más confianza tenía, las demás también le querían mucho. Pasamos la comida riendo, hablando de nuestro año de universidad, de todo en general y de nada en concreto. Todavía no les habíamos hablado que de que no pasaríamos la tarde solo nosotros como habíamos planeado, sino que también vendrían Liam y los demás. Todas esperaban a que hablara yo, supongo que por que pensaba que seguro que si lo decía yo, Marcos no pondría ninguna pega.
-esta tarde se van a venir con nosotros Liam y sus amigos- informé. Pensé que era la mejor manera de decírselo. En vez de preguntarles que qué les parecía la idea, imponerles lo que haríamos.
-jo bueno, te tendré que compartir con Liam- dijo marcos bromeando
-ambos sabíamos que este día algún día llegaría- dije con voz triste mientras hacia como que me enjuagaba los ojos. Siempre estábamos bromeando.
-ahora enserio, me parece buena idea que vengan, así les conocemos y vemos cómo son- dijo Marcos.
-si, así sabemos como es ese tal Liam y te podemos decir desde nuestro punto de vista qué es lo que quiere- dijo Roberto. Le gusta interpretar como es la gente y la verdad es que se le da muy bien.
-sí. Tendremos que dejarle las cosas claritas como haga algo mal- dijo Álex bromeando.
-gracias- dije sonrojándome -vendrán a las cinco y media más o menos- miré mi reloj. Todavía quedaba media hora. Se me había pasado el tiempo volando.
Recogimos entre todos la mesa y mientras Marcos, Sara y Julia se iban a comprar pan y embutido para hacer bocadillos y patatas fritas, los demás estuvimos fregando, secando y colocando los cubiertos, platos y vasos en su sitio. Me caían bien esos tres chicos, nos ayudaban en todo siempre. Nosotras, acostumbradas a chicos chulos que pasaban de ayudarnos en nada, nos sorprendió gratamente. Por eso no teníamos ningún problema en que vinieran.
Cuando vinieron de hacer la compra, hicimos en el salón los bocadillos. Sara y Julia cortaban las barras de pan, Vanessa cortaba los trozos por la mitad y los abría, Ainhoa y Roberto abrian los paquetes de embutido y sacaban las lonchas, Álex y Carolina ponían el embutido en el pan y Marcos y yo envolvíamos los bocadillos. En cuanto Sara vio que Julia podía trabajar sin ella y todo iba bien, corrió a su cuarto a coger la cámara de fotos que solíamos llevarnos y nos hizo una foto para que quedara constancia de lo bien que nos lo montábamos. Después, puso la cámara en la televisión y la programó para que hiciera una foto diez segundos después de que ella pulsara el botón para hacer la foto. Corrió a sentarse en su silla, todos sonreíamos a la cámara y saltó el flash. Esas eran las fotos que tanto me gustaban a mi, las de todos cooperando. Sara siguió haciendo fotos hasta que llamaron a la puerta. Todavía no habiamos terminado de hacer los bocadillos así que Sara fue a abrir y nosotros continuamos con nuestra misión de hacer bocadillos para todos.
-hola, estamos preparando bocadillos- dijo Sara para después hacerles una foto. Algunos se quejaron ante el flaseado que les había hecho cerrar los ojos. Sara rió. Yo desde mi silla reí a carcajada limpia, ahora estaban empezando a ver como era Sara realmente, una fotógrafa empedernida! Volvió corriendo hacia donde estábamos nosotros y me sacó una foto mientras me tronchaba de risa
-y tú de qué te ríes?- dijo Liam con voz chistosa desde la entrada.
-de nada- dije entre carcajadas, no era capaz de parar.
-con que nada ehh!! Ehh!- dijo Liam acercándose a mí con una sonrisa gigantesca en la cara. Sara volvió a flasearle, Liam cerró los ojos y se los frotó con la mano y yo volví a desternillarme de risa.
-con que esas tenemos ehh!- dijo liam que estaba a escasos centímetros de mí. Me levantó de la silla mientras yo seguía riendo y me llevó al sofá, donde me tumbó y comenzó a hacerme cosquillas. No era capaz de parar de reír y sentía que ya no tenía aire para reír más. Liam paró y me miró con cara risueña, le esbocé una pequeña sonrisa y le abracé. Al acercar su cuerpo más al mío no pude evitar oler su piel. Olía mejor que bien. A sal, a arena y a mar. Lo que más me gusta. Cerré los ojos e intenté que el olor de su piel impregnara el aire que se introducía por mi nariz cuando inspiraba. No quería que se separara de mí porque no quería dejar de oler a sal, arena y mar.
-hola!- dije
-hola!- dijo con cara divertida. Los demás ya se estaban presentado y Sara se dedicaba a hacerles fotos.
-qué hacéis?- me preguntó Liam después de ayudarme a levantarme del sofá y acercarnos a la mesa
-estaba envolviendo los bocadillos para la merienda hasta que tú has decidido hacerme reir y me has sacado de aquí para llevarme al sofá y hacer que muriera más de risa- dije con voz más dura de la que pretendía. Liam puso los ojos en blanco y enseguida dijo con voz triste- lo siento- a lo que yo contesté echándome a reír.
-era broma tonto!- dije todavía riéndome. Liam arrugó la frente y se acercó a mí, sabía lo que iba a hacerme así que salí corriendo hacia el pasillo. Liam me persiguió mientras reíamos. Me metí en el segundo cuarto que vi, ya que enseguida estaba el final del pasillo, pero me di cuenta, de que una vez dentro del cuarto, no tenía escapatoria. Liam entró de tras de mi con cara de travieso, se quedó mirándome quieto durante unos segundos y se abalanzó sobre mi mientras yo chillaba y reía a la vez. Caímos sobre una cama; la de Sara o la de Julia, no estoy segura de cual era. Seguí riendo con Liam encima de mí y éste tampoco paró de reír. Después de un buen rato así, ambos poco a poco, paramos de reir y nos quedamos mirándonos. Estábamos muy cerca el uno del otro, pero no íbamos a besarnos. Se acercó poco a poco a mí, me sonrió, me dio un beso en la frente y se levantó, acercando su mano para ayudarme a levantar.
-vamos a que termines de envolver no?- me picó Liam.
Lo que acabábamos de hacer, era lo típico que habría hecho con Marcos y no con él. Me pareció raro, pero me lo había pasado bien, a sí que no había nada de malo. Por un momento pensé que solo lo había echo por llamar mi atención frente a Marcos. El caso es que me gustó.
-Marcos, este es Liam- dije cuando nos acercamos a la mesa del salón.
-Liam, Marcos- dije. Y a continuación les presenté a Álex y Roberto a Liam.
Ya habían terminado de hacer los bocadillos y los habían metido en una mochila.
-hemos pensado en llevaros a la playa del pueblo de al lado, que hay más bichos que podemos coger- dijo Sara aunque en realidad, hubiera quedado mejor la frase así: hemos pensado en llevaros a la playa del pueblo de al lado, que hay más bichos que Ada pueda coger y se lo pasará como una enana.
A todos les pareció bien. Nos subimos en mi furgoneta hippie Marcos, Álex, Roberto, Julia, Sara, Vanessa, Ainhoa, Carolina y yo y Liam y sus amigos se montaron en su monovolumen.
Marcos se subió delante conmigo y estuvimos hablando de Liam parte del trayecto. Me comentó que creía que Liam estaba celoso, por como le miraba, así que lo más seguro es que esa tarde, Liam intentara llamar mi atención.
-genial- dije con voz cansada. Lo que menos me interesaba era que Liam y Marcos se llevaran mal, pero para mi asombro, no pasó nada de eso. Liam estuvo como el día anterior conmigo, hablamos, nos reíamos.. es verdad que tonteo más conmigo, o bueno mejor dicho, que tonteó por primer vez conmigo y se mostró muy protector. Pero.. me gustaba. No el hecho de que hubiera rivalidad entre Marcos y él, pero sí el hecho de que no fuera tan fácil parar él tenerme y que tuviera que esforzarse un poco.
También pasé parte de la tarde con Marcos hablando de todo lo que no podíamos hablar hasta ese momento. Ángel se unió a nosotros en algún momento y no sé cómo lo hizo pero logró “meterse” en el grupo que hasta ese momento había formado Marcos y yo. Ángel me recordó a Marcos en muchos aspectos, se comportaban igual. Yo acepté encantada que pasara más tiempo con nosotros porque me inspiraba confianza. Me lo pasé genial.
En cuanto hubo anochecido, poco a poco se fueron yendo. Aquella noche, después de cenar una pizza, fue la primera en irme a la cama con Dafne; quería pensar, meterme en mi mundo e imaginarme con Liam en cualquier parte.

SIENTO LAS FALTAS, A PARTIR DEL 24 LAS CORREGIRÉ