Capítulo
17
Ada
Unas
horas más tarde, cada uno volvió a su apartamento. Decidimos dejar
la merienda-cena para pasados dos días. Así podríamos hacer la
compra y hacer una merienda-cena en condiciones. Ainhoa y yo nos
fuimos al supermercado a comprar comida para el día siguiente y
estuvimos hablando de las reacciones que habían tenido los chicos al
oírnos hablar de Marcos y sus amigos. Y de paso, mantuvimos una de
muchas conversaciones acerca de Liam. Compramos pollo, carne picada,
pimiento verde y rojo, cebolla, tomate, salsa y pan de fajitas. Las
fajitas eran la comida favorita de Marcos y también una de las mías.
Teníamos muchas cosas en común, lo que nos hacía casi
inseparables. Le necesitaba en mi vida tanto como podría llegar a
necesitar a Liam. Estaba segura de que en algún momento iba a
empezar a necesitarles verdaderamente a los dos. De momento, solo
necesitaba a Marcos aunque a Liam.. a Liam.. Verdaderamente también
le necesitaba en mi vida.
El
resto del día sin Liam, se pasó muy despacio. No paré de pensar en
él en las sensaciones que había tenido cuando él me había rozado,
tocado mi piel, cuando había recorrido cada milímetro de mi cuerpo.
No tenía manera de contactar con él; no se me había ocurrido
pedirle el número. Así que solo podría verle cuando se pasaran a
vernos a casa o cuando nos encontráramos en la playa. Quería poder
contar con él siempre, cuando yo quisiera.
Pensé
en el parte de la noche, hasta que me quedé dormida y coincidí con
él en mis sueños.
A
la mañana siguiente, cuando desperté, Carolina ya se había puesto
manos a la obra, cortando cebolla. Tenía los ojos rojos y le
lloraban. Me acerqué para darla un beso y yo también comencé a
llorar. Al oírme despierta, Sara, Ainhoa, Julia y Vanessa se
acercaron para saludarme y hablar de los planes de aquel día.
Obviamente, todas nos pusimos a llorar por la maldita cebolla, menos
Vanessa, que no pasó del umbral de la puerta de la cocina. Fue la
más lista.
-¡estáis
de foto!- dijo riéndose mientras las demás nos frotábamos los
ojos, cosa que sabíamos que no podíamos hacer, pero daba igual,
picaba mucho.
-esperad
que os la hago- dijo Vanessa sacando su móvil. Me eché a reír,
hacía mucho tiempo que no hacíamos alguna tontería. Nos giramos
las cinco y miramos al móvil de Vanessa con lágrimas en los ojos.
Después de aquella, entre todas metimos a Vanessa en la cocina, no
iba a ser la única que no llorara.
-vamos
preparando las cosas entonces?- preguntó Sara viendo como Carolina
ya estaba cortando.
-si,
así podemos descansar algo antes de que vengan- dijo Julia.
-si
nos damos prisa, incluso podríamos bajar a la playa- dije
emocionada. Siempre estaba dispuesta a salir a la playa, fuera la
hora que fuera.
-no
creo que nos de tiempo a eso Ada, lo sabes- dijo con voz tristona
Vanessa. Vanessa era la que me solía entender cuando pedía a gritos
que bajáramos a la playa. Las demás, preferían tomar el sol o no
bajar a la playa y quedarse en la piscina.
-pues
démonos prisa por si acaso- dije, intentando meterlas prisa.
Y
nos dimos prisa.. Mucha. Tenía mi vaso de leche en una mano,
mientras sacaba el tomate y el pollo de la nevera. Sara se iba
vistiendo mientras llevaba a la mesa platos.. Todas intentábamos
hacer todo a la vez, solo porque yo quería bajar a la playa. Y la
verdad.. quería bajar a la playa y encontrarme a Liam. Quería ver
cómo actuaba ahora que sabía que en pocas horas vendrían Marcos y
sus amigos a casa y que pasaríamos el día con ellos.
Dejamos
todo preparado para que a las dos y media subiéramos al apartamento
y nos pusiéramos en tres sartenes a hacer la carne, el pollo, la
cebolla y los pimientos. Mientras, en el micro, iríamos poniendo las
fajitas.
-nos
ha dado tiempo!- dije con voz cantarina yendo hacia mi cuarto a
ponerme el bikini.
Salimos
de casa con Dafne al ver que nadie vigilaba la playa y buscamos todas
con la mirada a los chicos. Y allí estaban. Nos acercamos
vacilantemente hacia ellos y en cuanto nos vieron nos hicieron señas
para que nos sentáramos con ellos en las toallas.
-hola!-
dijo Vanessa cuando estuvimos lo suficientemente cerca para que nos
oyeran hablar.
-hola
guapas!- dijo Pablo levantándose para que Sara y Julia se pudieran
sentar donde había estado él sentado. Los demás también nos
fueron haciendo hueco para poder sentarnos todos juntos en sus
toallas.
-¿no
venían vuestros amigos?- preguntó Liam mirándome fijamente a los
ojos. Nos quedamos todos callados. No me apetecía contestarle y
espere que alguna contestara, pero ninguna lo hizo. Había hablado
como con rencor en cada una de las palabras que había pronunciado.
-vienen
a las tres- dije titubeando.
-ah..-
dijo Liam y apartó la mirada y miró al mar infinito.
-esta
tarde tenéis algo pensado?- preguntó Ángel para romper el hielo y
malestar que se acababa de crear entre nosotros.
-supongo
que estaremos con estos, os podríais venir- dijo Sara. Al principio
no entendí por qué pretendía juntarles a todos, no saldría nada
bueno. Pero luego me explicó que lo había echo porque había notado
que Liam estaba un poco celoso y nervioso por la llegada de Marcos,
así que si se conocían y Liam veía que no pasaba nada, todo
estaría bien. La verdad que tenía razón.
-¿no
tenemos nada planeado no?- preguntó Noel a todos en general
esperando una respuesta. Los miró uno por uno, y todos menearon la
cabeza en señal de que no recordaban que tuvieran planes.
-entonces
vamos- dijo Noel viendo que ninguno contestaba
-vale-
dijo Pablo.
-pasaros
a las cinco y media o seis por casa- dijo Vanessa. Tenía todo
calculado, como siempre. Perfecto.
Nos
metimos por tandas en la playa. Liam no nadó conmigo ni buceó, se
quedó mirándome en la orilla, sentado en el suelo. Sentí ganas de
salir del agua y hablar con él, preguntarle por qué estaba así,
pero creía saber la respuesta y tampoco me hacia mucha ilusión
salir a hablar con el sobre Marcos. Marcos, estaba por encima de él.
Si me hacía elegir, iba a elegir a Marcos, lo tenía clarísimo.
A
las dos, los chicos se fueron a comer a su apartamento y nosotras
hicimos la compra para el día siguiente: pasta, nata, queso fuerte,
perejil, y un par de especias que eligió Sara para la merienda-cena
del día siguiente. También leche, galletas y todo lo necesario para
hacer una tarta-bizcocho(así era como la llamábamos) para el
desayuno y como postre del día siguiente. Llegamos a casa, preparé
junto con Carolina la tarta-bizcocho que llevaba chocolate, más
chocolate aún, crema de vainilla por dentro, chocolate fundido y
fresas por fuera y un poco de nata que nosotras habíamos montado por
encima con formas que simulaban ser olas. Terminamos de hacer la
comida y enseguida llegaron Marcos, Álex y Roberto. En cuanto le vi,
eché a correr a sus brazos. Me cogió en brazos y me dio una vuelta
para después dejarme en el suelo y darme un beso en la frente.
-hola
mi niña guapa!- me dijo abrazándome otra vez
-hola
cosita!- dije sonriéndole. Le había echado de menos. Me encantaba
estar con él. Estaba segura a su lado.
-hola
chicos!- dijo Vanesa mientras dejaban sus mochilas en mi cuarto.
Nos
sentamos a la mesa y servimos el relleno de las fajitas y las
fajitas, calentitas.
-ala!
No me puedo creer que sean fajitas!- dijo Marcos cuando vio entrar a
Sara con la comida en una bandeja.
-si,
sabíamos que te gustan mucho- dijo Carolina guiñándole un ojo. A
todo el mundo le caía bien Marcos; aunque yo fuera con quien más
confianza tenía, las demás también le querían mucho. Pasamos la
comida riendo, hablando de nuestro año de universidad, de todo en
general y de nada en concreto. Todavía no les habíamos hablado que
de que no pasaríamos la tarde solo nosotros como habíamos planeado,
sino que también vendrían Liam y los demás. Todas esperaban a que
hablara yo, supongo que por que pensaba que seguro que si lo decía
yo, Marcos no pondría ninguna pega.
-esta
tarde se van a venir con nosotros Liam y sus amigos- informé. Pensé
que era la mejor manera de decírselo. En vez de preguntarles que qué
les parecía la idea, imponerles lo que haríamos.
-jo
bueno, te tendré que compartir con Liam- dijo marcos bromeando
-ambos
sabíamos que este día algún día llegaría- dije con voz triste
mientras hacia como que me enjuagaba los ojos. Siempre estábamos
bromeando.
-ahora
enserio, me parece buena idea que vengan, así les conocemos y vemos
cómo son- dijo Marcos.
-si,
así sabemos como es ese tal Liam y te podemos decir desde nuestro
punto de vista qué es lo que quiere- dijo Roberto. Le gusta
interpretar como es la gente y la verdad es que se le da muy bien.
-sí.
Tendremos que dejarle las cosas claritas como haga algo mal- dijo
Álex bromeando.
-gracias-
dije sonrojándome -vendrán a las cinco y media más o menos- miré
mi reloj. Todavía quedaba media hora. Se me había pasado el tiempo
volando.
Recogimos
entre todos la mesa y mientras Marcos, Sara y Julia se iban a comprar
pan y embutido para hacer bocadillos y patatas fritas, los demás
estuvimos fregando, secando y colocando los cubiertos, platos y vasos
en su sitio. Me caían bien esos tres chicos, nos ayudaban en todo
siempre. Nosotras, acostumbradas a chicos chulos que pasaban de
ayudarnos en nada, nos sorprendió gratamente. Por eso no teníamos
ningún problema en que vinieran.
Cuando
vinieron de hacer la compra, hicimos en el salón los bocadillos.
Sara y Julia cortaban las barras de pan, Vanessa cortaba los trozos
por la mitad y los abría, Ainhoa y Roberto abrian los paquetes de
embutido y sacaban las lonchas, Álex y Carolina ponían el embutido
en el pan y Marcos y yo envolvíamos los bocadillos. En cuanto Sara
vio que Julia podía trabajar sin ella y todo iba bien, corrió a su
cuarto a coger la cámara de fotos que solíamos llevarnos y nos hizo
una foto para que quedara constancia de lo bien que nos lo
montábamos. Después, puso la cámara en la televisión y la
programó para que hiciera una foto diez segundos después de que
ella pulsara el botón para hacer la foto. Corrió a sentarse en su
silla, todos sonreíamos a la cámara y saltó el flash. Esas eran
las fotos que tanto me gustaban a mi, las de todos cooperando. Sara
siguió haciendo fotos hasta que llamaron a la puerta. Todavía no
habiamos terminado de hacer los bocadillos así que Sara fue a abrir
y nosotros continuamos con nuestra misión de hacer bocadillos para
todos.
-hola,
estamos preparando bocadillos- dijo Sara para después hacerles una
foto. Algunos se quejaron ante el flaseado que les había hecho
cerrar los ojos. Sara rió. Yo desde mi silla reí a carcajada
limpia, ahora estaban empezando a ver como era Sara realmente, una
fotógrafa empedernida! Volvió corriendo hacia donde estábamos
nosotros y me sacó una foto mientras me tronchaba de risa
-y
tú de qué te ríes?- dijo Liam con voz chistosa desde la entrada.
-de
nada- dije entre carcajadas, no era capaz de parar.
-con
que nada ehh!! Ehh!- dijo Liam acercándose a mí con una sonrisa
gigantesca en la cara. Sara volvió a flasearle, Liam cerró los ojos
y se los frotó con la mano y yo volví a desternillarme de risa.
-con
que esas tenemos ehh!- dijo liam que estaba a escasos centímetros de
mí. Me levantó de la silla mientras yo seguía riendo y me llevó
al sofá, donde me tumbó y comenzó a hacerme cosquillas. No era
capaz de parar de reír y sentía que ya no tenía aire para reír
más. Liam paró y me miró con cara risueña, le esbocé una pequeña
sonrisa y le abracé. Al acercar su cuerpo más al mío no pude
evitar oler su piel. Olía mejor que bien. A sal, a arena y a mar. Lo
que más me gusta. Cerré los ojos e intenté que el olor de su piel
impregnara el aire que se introducía por mi nariz cuando inspiraba.
No quería que se separara de mí porque no quería dejar de oler a
sal, arena y mar.
-hola!-
dije
-hola!-
dijo con cara divertida. Los demás ya se estaban presentado y Sara
se dedicaba a hacerles fotos.
-qué
hacéis?- me preguntó Liam después de ayudarme a levantarme del
sofá y acercarnos a la mesa
-estaba
envolviendo los bocadillos para la merienda hasta que tú has
decidido hacerme reir y me has sacado de aquí para llevarme al sofá
y hacer que muriera más de risa- dije con voz más dura de la que
pretendía. Liam puso los ojos en blanco y enseguida dijo con voz
triste- lo siento- a lo que yo contesté echándome a reír.
-era
broma tonto!- dije todavía riéndome. Liam arrugó la frente y se
acercó a mí, sabía lo que iba a hacerme así que salí corriendo
hacia el pasillo. Liam me persiguió mientras reíamos. Me metí en
el segundo cuarto que vi, ya que enseguida estaba el final del
pasillo, pero me di cuenta, de que una vez dentro del cuarto, no
tenía escapatoria. Liam entró de tras de mi con cara de travieso,
se quedó mirándome quieto durante unos segundos y se abalanzó
sobre mi mientras yo chillaba y reía a la vez. Caímos sobre una
cama; la de Sara o la de Julia, no estoy segura de cual era. Seguí
riendo con Liam encima de mí y éste tampoco paró de reír. Después
de un buen rato así, ambos poco a poco, paramos de reir y nos
quedamos mirándonos. Estábamos muy cerca el uno del otro, pero no
íbamos a besarnos. Se acercó poco a poco a mí, me sonrió, me dio
un beso en la frente y se levantó, acercando su mano para ayudarme a
levantar.
-vamos
a que termines de envolver no?- me picó Liam.
Lo
que acabábamos de hacer, era lo típico que habría hecho con Marcos
y no con él. Me pareció raro, pero me lo había pasado bien, a sí
que no había nada de malo. Por un momento pensé que solo lo había
echo por llamar mi atención frente a Marcos. El caso es que me
gustó.
-Marcos,
este es Liam- dije cuando nos acercamos a la mesa del salón.
-Liam,
Marcos- dije. Y a continuación les presenté a Álex y Roberto a
Liam.
Ya
habían terminado de hacer los bocadillos y los habían metido en una
mochila.
-hemos
pensado en llevaros a la playa del pueblo de al lado, que hay más
bichos que podemos coger- dijo Sara aunque en realidad, hubiera
quedado mejor la frase así: hemos pensado en llevaros a la playa del
pueblo de al lado, que hay más bichos que Ada pueda coger y se lo
pasará como una enana.
A
todos les pareció bien. Nos subimos en mi furgoneta hippie Marcos,
Álex, Roberto, Julia, Sara, Vanessa, Ainhoa, Carolina y yo y Liam y
sus amigos se montaron en su monovolumen.
Marcos
se subió delante conmigo y estuvimos hablando de Liam parte del
trayecto. Me comentó que creía que Liam estaba celoso, por como le
miraba, así que lo más seguro es que esa tarde, Liam intentara
llamar mi atención.
-genial-
dije con voz cansada. Lo que menos me interesaba era que Liam y
Marcos se llevaran mal, pero para mi asombro, no pasó nada de eso.
Liam estuvo como el día anterior conmigo, hablamos, nos reíamos..
es verdad que tonteo más conmigo, o bueno mejor dicho, que tonteó
por primer vez conmigo y se mostró muy protector. Pero.. me gustaba.
No el hecho de que hubiera rivalidad entre Marcos y él, pero sí el
hecho de que no fuera tan fácil parar él tenerme y que tuviera que
esforzarse un poco.
También
pasé parte de la tarde con Marcos hablando de todo lo que no
podíamos hablar hasta ese momento. Ángel se unió a nosotros en
algún momento y no sé cómo lo hizo pero logró “meterse” en el
grupo que hasta ese momento había formado Marcos y yo. Ángel me
recordó a Marcos en muchos aspectos, se comportaban igual. Yo acepté
encantada que pasara más tiempo con nosotros porque me inspiraba
confianza. Me lo pasé genial.
En
cuanto hubo anochecido, poco a poco se fueron yendo. Aquella noche,
después de cenar una pizza, fue la primera en irme a la cama con
Dafne; quería pensar, meterme en mi mundo e imaginarme con Liam en
cualquier parte.
SIENTO LAS FALTAS, A PARTIR DEL 24 LAS CORREGIRÉ
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