Translate

miércoles, 23 de enero de 2013

LA VIDA NOS VOLVERÁ A JUNTAR, TE LO PROMETO - cap.2 LIAM


2.LIAM

     Estaba saliendo del agua cuando me encontré a un perro corriendo y una chica guapa, estilizada, detrás, intentando llegar a él. Tenía el pelo rizado, le caía en cascada por los hombros y se le mecía por el viento que creaba al ir corriendo. Según se fue acercando a mí, pude ver que llevaba el pelo morado, nunca había visto a una chica con el pelo morado. Parecía alterada, ya que no paraba de gritar que cogiera al que yo pensaba que sería su perro. ¡Pero no lo era! ¡el pato era su mascota!, ese pato que yo ni siquiera me había dado cuenta de que existía.. Me quedé alucinado cuando vi al pato, Dafne que así lo llamaba la chica. ¡Qué locura!, ¡un pato!. Jamás lo habría imaginado; así que cuando me preguntó que cómo me podía agradecer lo que había hecho, simplemente no me salieron las palabras. Quería verla otra vez, pero estaba tan extasiado mirándola, que mi cerebro no era capaz de pensar en una contestación racional.
La chica.. ¡Simplemente parecía perfecta! Cada rasgo de su cara me gustaba. Qué loca estaba, ¡un pato! Todavía le daba vueltas al hecho de que tuviera un pato, no lo creía. Yo, al contrario que ella, tengo una perra, algo más común. Sam, que así se llama es un cruce de perro de caza, de tamaño mediano, delgada y de pelo corto. Tiene manchas grises en la tripa, hocico alargado como el de un doberman, las orejas lisas y grandes que hacen un triangulo cuando las relaja; dos manchas marrones en las cejas y una línea blanca que va desde el hocico hasta más allá de/hasta pasados los ojos. El resto del cuerpo es negro, con una fina raya irregular que cruza su lomo desde la pata trasera derecha a mitad del lomo. Patas blancas y negras, con pequeñas manchas marrones y negras. Es joven, a penas tiene un año, traviesa y protestona.
-¡eh! ¡tío! ¡venga, que tenemos prisa!- me gritó Noel, me llamaban. Noel, es de pelo castaño oscuro, algo largo y liso, ojos marrones.. Nos pone siempre el futbol. Se puede confiar en él para cualquier cosa. No suelo contar las cosas a nadie, pero si no tengo más remedio que hacerlo, se las digo a él. De todas formas, entre mis amigos y yo la relación que mantenemos no sobrepasa el ámbito personal. Somos más bien callados y hablamos de generalidades. Hice como si no le hubiera oído, quería pasar más tiempo cerca de aquella chica, mirándola para recordar cada rasgo de su cara, cada milímetro de su cuerpo; pero ella misma hizo que no pudiera hacerlo cuando me advirtió de que me llamaban y no tuve más remedio que despedirme e irme con mis amigos. Por su culpa no podía quedarme más tiempo a su lado, cuando llegara a ellos se lo haría saber.
Me estaba alejando poco a poco de ella, y lo único en lo que pensaba era que no le había preguntado era su nombre.. ¿Cómo se llamaría? Aurora? Almudena? Sandra? Cristina? Cuántos nombres.. Pero solo quería saber el de ella.. Tampoco la había preguntado dónde vivía, si podía pasar al día siguiente por su casa a recogerla si no tenía planes, habíamos tenido tan poco tiempo.. además en vez de preguntárselo, me iba alejando cada vez más de ella. Además de todo.. y aunque no lo aparente yo siempre conseguía lo que quería con una chica. Me gustaba ligar con chicas, intentar alargar lo máximo posible el tiempo hasta llegar a besarla. Con aquella, no iba a ser diferente el proceso aunque suscitara mucho más interés que cualquier otra chica que hubiera conocido en mí.. Pero primero, necesitaba, al menos saber su nombre.
-¡Eh! ¡pequeña delfín! ¡No puedo irme sin saber tu nombre!- dije con voz serena. Menos mal que no había sonado de manera tan chulesca como solía hablar yo cuando quería tontear con alguna chica. Sabía que a las chicas les gustaban los tipos duros, y a mí se me daba genial serlo. Pensé por un momento que mi voz iba a sonar temblorosa (por aquello de que esa chica no era para mí como todas las demás) pero en vez de eso sonó firme y segura. Me latía a mil por hora el corazón, esperando que ella supiera que la llamaba a ella, que se girara, me sonriera y me dijera su nombre.. si no se giraba realmente me humillaría delante de todo el mundo. Pero se giró y contestó –¡Ada! ¿y el tuyo? no puedo seguir andando si no me lo dices- me seguía el juego, me gustaba aquella chica. Siempre me había gustado coquetear con chicas. Normalmente solía tener rollos de una noche, algunos terminábamos en la cama y otros solo se quedaban en besos dentro de un coche o en la discoteca.
-Liam!- grité lo más alto que pude y a continuación dije -te prometo que te enseñaré a surfear pequeña delfín- así me aseguraba que la volvería a ver, estaba seguro de ello. Ada, se llamaba Ada, me gustaba el nombre, no me iba a olvidar de él, nunca.

-Liam.. ¿Qué ha sido eso?- me preguntó Miguel cuando me acerqué donde estaban mis amigos. Me quedé mirando a Miguel. Era el más alto de todos, casi metro noventa. Estaba cuadrado, hay que reconocerlo. Muchas chicas estaban loquitas por él y sin embargo él las rechazaba a todas esperando a la chica perfecta. Por eso, a sus veinti tantos años no tenía novia. Era un buenazo, eso también hay que reconocerlo. Ojos marrones y pelo corto de color madera oscura. No bebía, no fumaba.. todo lo que la mayoría de las tias quiere de su novio ¿no?. Siempre vestía con pantalones cortos, camisa y en invierno alguna palestina se acomodaba en su cuello.
-Pues ha sido yo ligando con una chica- contesté. No quería hablar todavía de ella con nadie. Creo que por miedo a que a alguno de ellos también le pareciera sexy, guapa, bella y esas cosas.
-Es guapa- dijo sin más Miguel. ¡Lo sabía!. Lo fulminé con la mirada.
-¡Eh!, ¡eh!, que no he dicho nada malo- se disculpó Miguel levantando las manos mientras negaba con la cabeza y ponía sus ojos en blanco. Creo que nunca me había visto así por una chica.
-Vámonos- dije mirando a los demás, que según pasaron por mi lado me dieron una palmada en el hombro o en la espalda a modo de saludo.
Nos fuimos a nuestro apartamento, nos duchamos, comimos y pasamos el resto de la tarde tirados por el salón, jugando a la play, como era de esperar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario