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martes, 22 de enero de 2013

ABRIENDO LOS OJOS - primera parte-Ana (cap. 2)

Capítulo 2
            Queda apenas un mes para Navidad y ya me han dicho que no las pasaremos en Madrid. ¡Vaya mierda! Llevo esperando desde Agosto para volver y resulta que no volveré, ¡GENIAL! Ojalá nunca nos hubiéramos ido de Madrid. Aun a día de hoy y con mi perra ya conmigo, sigo odiando este sitio, Alaska en general. Me paso horas frente al ordenador viendo series, fotos, hablando con mis amigos mientras están en clase o en sus casas o simplemente viendo sin ver nada. Ya me he terminado de leer los libros que me compré antes de venirme y no me apetece estudiar, así que lo único que me queda es mi ordenador y Sami.
–Sami, ¿salimos a jugar al jardín? –le pregunto a Sami que está a mi derecha sentada. Al oirme pronunciar su nombre me mira, pone cara de buena y mueve su rabito, que se desliza por el suelo como si barriera el polvo de éste. Me levanto y Sami también. Me persigue por el pasillo, por las escaleras hasta la puerta de casa. Me pongo un abrigo, una bufanda, guantes y un gorro. Cojo una pelota para Sami y abro la puerta. Una brisa helada nos envuelve. ¡Oh, Lo que faltaba...! Nieva... Maldigo para mis adentros. A Sami parece darle igual que nieve, bueno mejor, así una de las dos lo pasará bien.
–¿No tienes frío Sami? –la pregunto. Ella me contesta ladrando. Desde que ha llegado ella aquí creo que es con la que más hablo.
–Venga juguemos. ¿Preparada? –la pregunto alzando mi brazo para tirar la pelota. El jardín que tenemos es inmenso. Tenemos hasta una especie de bosque y un río (helado, para variar. Todo esto es un asco). Por lo menos Sami tiene sitio para correr. La tiro la pelota y corre hacia ella. No tarda en cogerla y traerla, pero no deja que se la coja. Le gusta que corra tras ella para intentar quitársela como hacía cuando estábamos en Madrid y jugaba con sus amigos en el parque de perros. Suspiro, no me apetece nada correr.
–Venga Sami dámela, sino no podremos jugar –digo. Sé que no me entiende, pero no me importa.
–Venga tráela aquí –digo otra vez. Sami mueve su rabo y me mira fijamente. Por fin deja caer la pelota a sus pies y pone una de sus patas encima de ella. Conozco su truco. En cuanto me acerque la volverá a coger. Por eso lo que tengo que hacer es despistarla...
–¡Ey! ¿Qué haces fuera? --me pregunta mi hermano.
–Jugando con Sami, pero no quiere darme la pelota –digo y señalo a Sami.
–¡Ah! no la había visto, espera que me pongo algo de abrigo, salgo y jugamos con ella juntos.
Mi hermano es un cielo. Sabe lo sola que me siento. El ahora va a un instituto por la mañana donde hay una clase que es solo para hijos de científicos que como mi padre, vienen aquí durante un corto periodo de tiempo. Allí mi hermano se lo pasa de maravilla, pues habla con gente de su edad que entiende su idioma. A veces sale con ellos y quieren que yo también vaya. Son todo chicos, a los que saco dos años y... no me veo saliendo con ellos. A pesar de ello, sé que algún día cederé.
–Ya estoy, venga empecemos –dice mi hermano saltando. Sami le mira, pues sabe que ahora vamos a intentar coger la pelota entre los dos. Mi hermano se pone a mi lado y me da un beso en la mejilla antes de decir
–¿Preparada?.
–Siempre lo estoy para esto –contesto. Sami nos mira a uno y a otro sin saber qué hacer --. ¿A la de tres Nukito? –le pregunto. Así es como llamo amistosamente a mi hermano. Miky o Champi también son sus apodos.
–A la de tres Nukita –me contesta mi hermano.
–Una...
–Dos...
–Tres... –digo a voz en grito. Ambos salimos disparados hacia Sami que no tiene otra que coger   corriendo la pelota y salir pitando. Mi hermano va por la derecha de Sami y yo por la izquierda. La cogeremos.
–¡La tengo! –dice elevando la voz mi hermano victorioso. Ha tenido que saltar encima de Sami para lograr pararla. Empiezan a rodar por la nieve y yo me uno a ellos, poniéndome encima de mi hermano. Sami no deja de lamernos la cara a ambos.
Seguimos jugando con ella durante dos horas más, hasta que caemos los tres rendidos en la nieve.
–Es agotador –dice mi hermano.
–Sí que lo es, sí... –digo con la respiración entrecortada. Nos echamos a reír mientras Sami se coloca entre ambos y se tumba.
–Bien hecho Sami, has echo que me divierta un día más --digo feliz a Sami. Si no fuera por ella...
–¡Ejem!, ¿qué pasa?, ¿que yo no existo? –me pregunta mi hermano haciendo un mohín.
–Gracias a ti también Nukito, no sé que haría sin ti –le digo mientras le paso una mano por la cabeza y le despeino. Me mira feliz y me sonríe.
–¿Vamos dentro y hacemos algo? --me pregunta mi hermano. Con algo se refiere a hacer algún bizcocho. Últimamente pasamos mucho tiempo sin saber qué hacer. Mi hermano ha dejado de salir con sus amigos tanto como antes por quedarse en casa conmigo para que no esté sola, así que nos dedicamos a jugar con Sami y a desarrollar nuestras artes culinarias.
–¿Brownie? –pregunto. Es su bollo favorito y sé que dirá que sí.
–Claro –dice con una sonrisa de oreja a oreja. Se levanta y me ayuda a mí. Sami nos sigue de cerca y no se enfada porque nos metamos en casa y no juguemos más con ella.
Nada más entrar en la casa a la derecha está el salón. A la izquierda las escaleras que dan a la planta de arriba donde están nuestras habitaciones. Justo en las escaleras, aprovechando el espacio vacío, hay un armario empotrado donde hemos puesto todos los abrigos para que cuando salgamos no tengamos que ir a nuestras habitaciones. De frente está la cocina. Y al lado de la cocina, la biblioteca o también llamado despacho de mi padre (lleno de libros que hemos traído de Madrid). Ahí es donde se encierra mi padre cuando llega del trabajo, para seguir trabajando. Todo es grande en esta casa. Yo, acostumbrada a mi casa de Madrid que era grande, pero no tanto como esta casa, aquí al principio me perdía. Parece casi una mansión. No me gusta. Por fuera parece como una cabaña, blanca con vigas de madera. En el desván, por el que se llega subiendo por una escalera que sale de la nada del techo, mi hermano y yo tenemos estanterías llenas de películas (nos encanta el cine) y discos de música (heavy metal y esas cosas de mi hermano. Cosas más flojas mías) y dentro de poco pondremos una televisión gigante. Estamos ahorrando para comprarla. También hay un sofá y un par de sillones viejos. A nosotros nos da igual, pues es nuestro rincón. Cuando no estamos haciendo nada, siempre estamos allí.
La cocina es grande. Nada más entrar de frente tienes la encimera que tiene forma de L y llega hasta la puerta. Diseminados por la encimera están el microondas, el horno, la lavadora, una pila, el friegaplatos, los cajones con los cubiertos, la basura... Encima de la encimera hay un montón de armarios. En ellos están los vasos, las copas, los platos, las ollas, las sartenes... A la izquierda de la encimera, está la despensa. A la derecha de la cocina, nada más entrar hay otra habitación algo más grande que la despensa. Ahí están todos los productos de limpieza, el aspirador, vídeospelículas en VHS, DVDs y cintas de música que a veces mis padres se ponen los fines de semana.
–¿Sacas los ingredientes y yo el molde y esas cosas? –le pregunto a mi hermano. Miro la mesa de la cocina. Hay un café en ella a medias. De mi padre, seguro. No es la primera vez que pasa. Se pone un café y lo olvida. ¿Y lo peor? ¡Se hace otro!. Tengo curiosidad, así que voy a mirar en la nevera, me apuesto el cuello a que hay otro dentro... y... ¡Cómo no!, ¡Hay otro! .Este está casi terminado, cuando regrese papá tendré que hablar con él seriamente..
–Hecho –me contesta mi hermano.
–¿Qué vais a hacer? –pregunta mi madre que acaba de aparecer en la puerta de la cocina.
–Brownie –contesta mi hermano feliz.
–¿Quieres ayudar? –pregunto a mi madre. Ella no tiene mucho que hacer aquí. Así que a veces también nos ayuda. El único que se pasa el día fuera de casa es papá.
–Ayudo con el horno, ¿os parece bien?. Ahora prefiero descansar un poco. Mantener esta casa limpia es agotador –contesta mi madre.
–Vale, te avisamos –digo y me dirijo a coger el molde. Sami se va a su sitio, una manta que ya ha destrozado casi por completo. Está en una esquina de la cocina, al lado de la mesa donde comemos cuando no hay visita. Tiene una camita mejor pero esa está en mi cuarto, que es donde duerme. En las demás habitaciones de la casa tiene una manta en un rincón para que pueda estar siempre con nosotros y porque tenía la costumbre de desplazar su manta allá donde iba para poderse tumbar a nuestro lado...
–Bueno venga empecemos –le digo a mi hermano cuando tenemos ya todo listo.
–¿Te acuerdas de la receta? –pregunta mi hermano. Me quedo pensativa.
–Exactamente no me acuerdo de todo... --digo al final.
–No te preocupes, cojo el libro de recetas –dice mi hermano, que se dirige hacia la despensa. El libro de recetas lo creamos nosotros hace tiempo. Hemos ido imprimiendo las recetas que vamos haciendo y anotamos si hacemos algún cambio porque la receta no estaba bien del todo o no nos gustaba como quedaba. Lo tenemos todo encuadernado.
–Aquí está –dice mi hermano señalando una de las primeras hojas. Me recita la receta mientras  anoto mentalmente cada cantidad y comienzo a pesar.
–Ya está –digo minutos más tarde. Ya está todo listo. Solo hay que mezclarlo todo, subir la clara, juntarla con la mantequilla y el chocolate fundido, echar la harina, el azúcar y la levadura..(creo que no olvido ningún ingrediente) y meterlo todo al horno con nueces, avellanas y almendras. (así es la receta de brownie que hemos creado nosotros).
Cuando terminamos de hacer la masa llamamos a mi madre que, encantada, nos pone el horno y se pone una alarma en el móvil para cuando sea hora de sacarlo.
–¿Y ahora qué? –le pregunto a mi hermano. Ya se nos ha acabado el buen día. Ahora estaremos aburridos hasta que el brownie salga. Entonces podremos ponerle más chocolate fundido por encima y algo nos divertiremos.
–¿Vamos con mamá a ver la tele? –pregunta mi hermano. Es una oferta muy razonable. Pero cuando me voy a sentar con mi madre y mi hermano a ver la televisión, mi móvil vibra. Ainhoa, mi mejor amiga, me da un toque para que me conecte.
–Es ainhoa, hablo con ella un rato y bajo, ¿Vale? –le digo a mi hermano.
–Vale te espero –contesta él inmerso ya en la televisión. La miro por curiosidad para ver que es lo que ha hipnotizado a mi hermano. Es un programa de coches, como no. Río para mis adentros.
Subo corriendo las escaleras y enciendo mi ordenador. Abro el messenger. Miro los iconos en verde, esperando ver el de Ainhoa. Ahí está. Antes de que pueda saludarla, ella me saluda primero.

Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: Holaaaa! Por fin consigo que hablemos!
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: sí por fin!

No consigo expresar con palabras lo feliz que me hace hablar con ella.
Me río para mis adentros de su nik: te quiero infinito y cua??blabla. Es nuestra despedida de siempre..Yo también lo tengo puesto.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: que tal todo por alli?
Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: puff te exo mucho de menos.. todos te echamos de menos..
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: has quedado con estos?

Con “estos” me refiero a mis amigos del colegio: Ángel, Marcos, Carol, Pablo, Pablo(tete), Fernando(Ferni), Juanma, Carlos(Pitu)..

Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: no todavía no. con la uni estamos un poco liados, pero habíamos pensado quedar en navidad cuando vinieras.

Genial, todavia no la he dicho que no ire estas navidades.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: sobre eso.. hay algo que tengo que decirte..
Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: el que?
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: no voy a ir a Madrid.
Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: como?

Sabía que eso la sentaría tan mal como a mí.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: mis padres han cambiado de opinión, no quieren volver en navidad

Las lágrimas se empiezan a apoderar de mis ojos y es inevitable que se desprendan de éstos y comiencen a caer al teclado del ordenador.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: odio estar aquí. No me acostumbro a todo. Me quiero marchar.

Sé que Ainhoa sabe que estoy llorando.

Ainhoa, Te quiero infinito y cua?? blabla dice: no llores entendido? Se que lo estas haciendo aunque no pueda verte.. idearemos un plan. Pero te juro que nos vamos a ver.

La creo, ella hará de todo para que nos veamos.
Hablamos durante una hora escasa y se tiene que ir a seguir estudiando. Pero bueno, he quedado en que la llamaría.
Bajo las escaleras y me voy al salón, en concreto, al sofá. El brownie todavía no está hecho.
–¿Cuánto falta? –pregunto nada más sentarme.
–Unos minutos nada más –dice mi madre después de mirar el reloj. Mi hermano sigue viendo el programa de coches.
–Cuéntame de que va –le pido a mi hermano. Se que le encanta que le pregunte porque así el me puede contar todo lo que sabe acerca de ese coche. Se pasa los pocos minutos que quedan para que suene el móvil de mi madre hablando del lamborgini gallardo. Después vamos juntos a sacar el brownie.
Las siguientes horas pasan despacio. Mi hermano, mi madre y yo jugamos al cluedo y jugamos con Sami dentro de casa, esperando a que llegue mi padre.

Sobre las nueve, vamos a la cocina los cuatro. Sami se va a su sitio, mi madre se pone a hacer la cena y mi hermano y yo ponemos la mesa y ayudamos en lo que podemos en hacer la mesa.
–¿Esta todo puesto? –pregunta mi madre mirando el reloj. Son las nueve y media, mi padre debería llegar en nada, por fin  Justo mientras lo pienso la puerta de la entrada se abre y mi padre aparece detrás de ella. Le sonrío desde lejos y hecho una carrera con Sami para ver quien llega antes a el. Esto ultimo es una rutina que hemos empezado a hacer mi hermano sami y yo pues como no le vemos mucho durante el día y Sami siempre corre a saludar al que entra en casa y nos quita protagonismo a los demás..
sami llega antes como era de esperar pero aun así mi padre me hace algo mas de caso a mi.
–Hola mi niña –dice mi padre mientras nos abrazamos fuertemente.
–Hola papa –digo.
–¿Qué has echo hoy? –me pregunta mientras andamos por el pasillo hacia la  cocina.
–He estado con el ordenador, he jugado con Sami y Miguel, hemos hecho un brownie y he hablado con Ainhoa por fin --esto ultimo lo digo feliz.
–¿Y qué tal con ella, qué te ha contado? –me pregunta. Siempre quiere saber que tal va todo por Madrid.
–Nada que si íbamos a ir en navidad, pero ya la he dicho que no –digo para no volver a sacar el tema de navidades en Alaska o en Madrid.
–¿No habéis hablado de nada más? –me pregunta otra vez mi padre.
–Si bueno de la universidad, del frío . de cosas de chicas –termino diciendo. A esas alturas Sami no para de saltar sobre mi padre para que la salude de una vez y ya estamos entrando por la puerta de la cocina.
–Sí, rabito sí, te hago caso –dice mi padre a Sami mientras esta se termina tumbando en el suelo para que le rasque la tripa.
–Hola papa –saluda mi hermano a mi hermano dándole un beso en la mejilla.
–Hola hijo, ¿Qué tal el día? –le pregunta a el también.
–En el colegio bien. El resto del día ya te lo habrá contado Ana –dice mi hermano para evitar contar lo mismo. Mi padre asiente y se dirige a mi madre. La rodea de la cintura con un brazo y la suelta un beso en la mejilla, después otro en los labios. Mi madre sonríe.
–Hola papa –dice ella.
–Hola mama – contesta el a su saludo.
No tardamos mucho en sentarnos a cenar y mi madre le pregunta a mi padre que tal en el trabajo. Todos le miramos y asentimos como si lo que dijera nos resultara curioso a nosotros. Los tres quedamos en que apoyaríamos a mi padre en su proyecto.
Después de cenar y estar de nueve menos cuarto a once hablando del proyecto de mi padre en el cual intento ayudar por estar mas tiempo con el, es la hora de que mi hermano cuenta lo que hace en clase. A veces yo le ayudo algo. Estudia el bachillerato de ciencias con mates, biología, físicaquímica, lengua, historia, filosofía, inglés.. (creo que no olvido ninguna asignatura).
–Me voy a ir a la cama –dice mi padre sobre las doce. Hoy ha sido un día especial, pues después de cenar se ha venido con nosotros al salón a ver una película en vez de encerrarse en su estudio. Le sonrío a modo de respuesta.
–Yo me voy contigo –dice mi madre levantándose.
–Bueno entonces nos vamos todos, ¿no? –dice mi hermano. El tiene que madrugar asi que es mejor que se acueste pronto, si.
–Si, mejor –digo más por él que por mí. Apagamos la televisión, las luces, sacamos a Sami al jardin para que haga sus cosas y nos vamos cada uno a su respectiva habitación. Enciendo mi ordenador y abro el Messenger, el Facebook y el Tuenti por si alguno de mis amigos estuviera conectado. Pero no está ninguno. Dejo un mensaje a Ángel (mi mejor amigo) en el Tuenti y apago el ordenador. Mañana será un nuevo día.

Así, tal y como os he relatado, son los días de aquí. Ayer era lunes, hoy martes.. mañana miércoles, jueves, viernes, sábado.. por fin domingo. Llevo toda la semana esperando. Hoy se van a conectar todos los chicos. Por lo visto han quedado para una partida de airsoft o no se qué y después harán un chanchullo para quedarse todos juntos y poder hablar conmigo. Aquí son las diez de la mañana, allí las ocho de la noche.  Enciendo mi ordenador, y como siempre, abro Facebook, Tuenti y Messenger. Está Marcos conectado en el Messenger. Abro una ventana y le saludo.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: hola chicoooss!
MaRKiTos republicano siempre dice: holaaa! Ponnos la cam!

Me rio en voz alta sin temer despertar a los demas. Tengo muchas ganas de verles las caras.

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice:  ahora voy, esperad.

Doy al botón de la cámara y automáticamente pongo mi cam y la suya. Al verles me emociono y unas lagrimas comienzan a rodar por mis mejillas. Ellos lo notan.

MaRKiTos republicano siempre dice: hola guapa soy pablo no lloreeesss! Yo tb me alegro de verte.

Me dice eso y yo me emociono más. Todos están en la casa de Ángel. Lo sé por las paredes de su cuarto. Veo a Pablo tan moreno como siempre, igual que el otro Pablo (Tete), a Marcos con sus ojazos y su cresta, a Ángel tan delgaducho como siempre, Juanma con su sonrisa radiante, Ferni tan alto, Carlos (Pitu) con un cigarrillo en la boca, para variar..
Sigo llorando unos minutos más hasta que me calmo y hablo con todos. Están intentando poner en marcha su micrófono para que podamos hablar mejor que escribir, pero no lo consiguen. Al final lo terminan consiguiendo y hablamos durante tres cortas horas, en las cuales ellos se llevan la cena (que es pizza) para cenar delante del ordenador y no dejar de hablar conmigo. ¡Como les quiero!.
No quiero colgar pero al final tengo que cerrar la ventana y dejar de verles. Me mandan fotos de lo que van haciendo y me mandan algún que otro mensaje para que no me sienta sola, pero me sigo sintiendo sola. No sé que haría sin ellos. Cuando estoy a punto de cerrar el Messenger, Carolina me saluda. Joe tenia ganas ya de hablar con ella.

Carolina--> Alice in wonderwrold dice: anuskiiiiii
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: hola carooll! Tenia ganas de hablar contigo por fin
Carolina--> Alice in wonderwrold dice: que hora es alli?
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: la 1, todavia no he comido
Carolina--> Alice in wonderwrold dice: uuff aquí son las 11 de la noche!
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: que tal te va el curso?
Carolina--> Alice in wonderwrold dice: bien pero exo de menos verte por las mañanas.

Carolina va a una escuela de dibujo que está frente a mi casa así que por las mañanas siempre nos solíamos ver, cuando estaba en Madrid...

··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: yo tb lo exo de menos. Aquí no tengo nada. Por cierto que tal Vodka?

Vodka es su gatito blanco y negro.

Carolina--> Alice in wonderwrold dice: esta muy mayor desde que te fuiste, tienes que verlo
··Anita··> no queda nada para volver. Tqinfinitoycua?bla dice: hazle una foto y pasamela

Hablo con ella durante una hora y después se tiene que ir a dormir para el día siguiente. A mí en cambio, me queda un día por delante.
El día es como otro domingo cualquiera, aburrido. 

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