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martes, 27 de agosto de 2013

TÚ TB ERES RARO DE LO NORMAL QUE ERES - CAP-8

Capítulo 8
Hay cosas que no te he llegado a contar sobre Eduardo.
Entre nosotros todo empezó bien, las primeras semanas. Todo bonito y color de rosa. Es como si esperara a que realmente estuviera pillada por él para empezar su maquiavélico plan.
Lo primero que hizo fue pedirme, bueno esa no es la palabra. Me exigió, sí, esa es la palabra. Me exigió que dejara de hablar contigo y con Alejandro. Tuve que aceptar por no hacerle enfadar. Pero me era imposible no hablar contigo. El problema venía después, cuando no era capaz de mentir y le contaba a Eduardo que había hablado contigo y se enfadaba conmigo.
-No quiero que vuelvas a hablar con él. Es tu ex novio- me dijo Eduardo una vez que le dije que había hablado contigo, otra vez, otra noche más.
-No pasa nada Eduardo, te quiero a ti. Pero él es mi amigo- contesté. No fue bueno contestar.
-¡me da igual lo que sea para ti! ¡La decisión está tomada! No quiero que hables más con el. Y tampoco con ese amigos tuyo, Alejandro- me dijo Eduardo. Mi voz, junto con mi corazón, se quebraron. No hablar más con Alejndro? Nos habíamos criado desde enanos juntos, era mi mano derecha, mi mejor amigo desde la infancia, tú lo sabes. Y me estaba pidiendo que le dejara de lado. No me podía estar pasando aquello. Pero estaba pasando. Poco a poco separándome de las cosas que más quería.
-pero yo... Eduardo...- dije en un susurro mirando al suelo, sumisa.
-no hay nada que hablar. Estas conmigo y yo no quiero que te juntes con gentuza como esa. Has visto como visten?- pregunto Eduardo con su voz llena de ira. Así que el problema era la ropa. Con lo que me gusta cómo vistes tú.
-es la ropa? Les discriminas por eso? Por la ropa?- grazne. No me lo podía creer. Tenía que luchar algo por la amistad de Alejandro y por ti. Pero la lucha no duró ni una hora de reloj. Colgué y al día siguiente, en el colegio, le pedí perdón y acaté lo que me demandaba. Me alejé de ti y de Alejandro.
Lloré, lloré por vosotros, por la amistad perdida... Sentía impulsos cada día de hablar con vosotros. No tenía a nadie a quien contar mis problemas que no fuera Eduardo después de todo y él se convirtió en mi confidente. Pero las cosas que rondaban mi cabeza sobre él... no las podía hablar con él mismo... No fui capaz de ocultarle nada, me carcomía la culpa. Él creó eso, él me creó. Otra pelea se avecinaba. Me estaba volviendo loca. Casi sin amigos, separada de todo por un chico, y yo no me daba cuenta de lo perdida que estaba; ni tampoco nadie corrió a advertirme de lo mal que me hayaba. Ahora, hoy, lo veo. En ese momento no.
Me separó de mis amigs a pesar de ir al mismo colegio, pero nadie me dijo nada. Consiguio que pasaramos los recreos solos, y nadie me dijo que me estaba separando de ellos. Quedábamos todos los viernes, sin excepción. Y también consiguió que nunca viera ni hablara con mis amigos. Solo un hola al verles.
Parece mentira, todo empezó con un: “Hoy pasas el recreo solo conmigo?” y después ya no podía salir con esa espiral. Me hizo de algna forma necesitarle. A lo mejor, me decían mis amigos de quedar un viernes y en un principio, el lunes, me parecía una idea genial. Pero según se acercaba el día... Por Eduardo... Por todas sus comeduras de coco, sin que él me dijera nada ese mismo día, se me quitaban las ganas y no quedaba con ellos, quedaba con él, como tanto quería.
Eduardo y yo fuimos creciendo juntos. Descubrimos el amor, el sexo... Mi primera vez fue con él y deseé que fuera el único hombre con el que mantendría relaciones. Quería una vida a su lado, creo que él me convenció de ello.
Realmente, mi primera vez fue un tanto... extraña. Yo... esperaba que fuera romántica, no como fue. Me desnudé frente a él, se colocó el condón y me intentó penetrar. Morí de dolor, sentía tanto que pegué un salto y me hice una bolita, llorando por el dolor. Él no hablo, tan solo esperó mirándome. Yo no quería seguir, pero lo hice hasta que mis rodillas temblaron y no pude más con el dolor. Después de aquello, nada cambió entre nosotros. Pensaba... Pensaba... que sería diferente, como me pasó la primera vez contigo. Nada dentro de mí cambió. No hubo algo que me vinculara a él. Yo solamente había sentido dolor y no quería seguir y él me había echo seguir. Estuvimos más callados de lo habitual esa tarde, las conversaciones eran forzadas. No hicimos nada en todo el día. Me sentí decepcionada al final del día.

Tu vida no sé cómo siguió porque en el año y cuatro meses que sobrevinieron casi no hablamos. 


CORREGIRÉ AL VOLVER DE VACACIONES!!

ABRIENDO LOS OJOS -LUCA Y ANA CAP. 36

Capítulo 36
Luca
Suena el despertador. Ruedo por la cama y le doy un manotazo. Hoy es mi día libre y aún así estoy madrugando. Por qué? Para comprar unas maderas para hacerle una cerca al reno. Tal vez Ana acepte esto como afrenda a cambio de no volver a ahblar de policía.
-Hola Luca!- saluda Jose.
-Ciao- le saludo.
-Qué haces tú por aquí? Es tu día libre no?
-Sinceramente, he venido aquí Jose para ver si me puedes dejar tu coche para ir a comprar unas maderas para el recinto del reno- le pido. se que no me va a decir que no, pues a estas alturas le conozco ya lo suficiente como para saber que haria cualquier cosa por su hija.
-que buena idea Luca. Seguro que ana estará encantada- dice jose sintiéndose optimista —. Pero... hoy ella tiene practicas.
-puedo pasar a recogerla- digo rapidamente. Por un segundo, según contesto a Jose pasa por mi cabeza la urgencia de llamar la atencion de Ana, de destacar como hacía en Italia. Sé que no debería hacerlo, pues estoy aquí solo por mi familia, por un trabajo. Pero ella me atrae tanto... Es mi perdición.
-entonces vale, llevatelo.
-perfecto. Te dejo la moto aparcada donde esta el coche- le digo a jose mientras saco de mi bolsillo las llaves de mi moto. Se que el conducia una moto hasta hace unos años, asi que para el no ser aun problema llevarla. De echo seguro que asi recuerda viejos momentos.
-vale- dice jose mientras saca las llaves de su bata. En sus ojos veo un atisvo de felicidad.
-Grazie - le digo despues de intercambiar las llaves.
-te veo por casa entonces.
-si, pero antes.. dime a que hora tengo que ir a por tu hija- le pido a jose. Este mira su reloj, supongo que para calcular la hora.
-en tres horas y media- me dice. Asiento. Vuelvo a darle las gracias y me voy a coger el coche, el todoterreno. Me subo y me voy a la unica tienda que conozco que vende madera, en el centro de Fairbanks. Compro tablones de madera, todos los que hay. Luego tengo que pensar como hare la cerca.
Llego a casa de ana y con la tonteria ya ha pasado una hora. Tengo una hora y media para empezar la cerca. Despues tengo que ir a por ella.
-Ciao - digo entrando por la puerta principal de casa de ana.
-hola luca!- contesta ana maria.
-voy a estar fuera trabajando en una cerca para el reno- anuncio sin querer estar mucho tiempo en la casa metido.
-estupendo. Necesitas ayuda?- me pregunta. Niego con la cabeza.
-no te preocupes. Tengo todo controlado.
Sami aparece de la nada, moviendo su rabo de un lado a otro. Su cuerpo se mueve al son de éste. Se lanza contra mi y apoya sus patas en mi abdomen. El golpe me molesta a pesar de saber de antemano lo que haría Sami.
-hola guapa- digo acariciando la cabeza de sami. Me lame la mano.
-bueno Luca, te dejo que tengo cosas que hacer por la casa- me dice la madre de Ana. Asiento -puedes salir con sami si quieres. No se escapa- me dice.
-Chiaramente- digo mirando a sami. Ella tambien me mira. Sale conmigo fuera. Descargo las tablas y calculo como hacer el recinto. Primero hago agujeros en el suelo para clavar las maderas, mientras Sami lo único que hace es estorbar en todo el medio sentada. Hago un circulo. Despues corto la madera con una sierra (pues la radial que es lo que queria usar, necesita enchufe). Tardo quince minutos en cortar cada tablon por la mitad. Solo corto ocho trozos de madera que uno clavando tres tablones en los agujeros echos y cuatro tablones para unir cada tablón clavado en el suelo. De tal forma, hay un tablon vertical, unido a otro vertical por dos tablones horizontales. No me da tiempo a más, y tengo que salir corriendo a buscar a ana al hospital. Si llego tarde me matará.


Ana

Salgo del hospital como siempre, perdida en mis pensamientos. Veo que el coche de papá ya está. Aprieto el paso y me subo al coche.
-hola papá- digo sin apenas mirarle.
-Sono Luca —oigo como dice Luca con voz divertida.
-que?- digo girándome -que haces tu aqui? Ha pasado algo? Papa esta bien?- pregunto nerviosa.
-Tutto bene. Todo bien- contesta Luca.
Arranca, llevándome a casa. No hablamos en todo el trayecto, solo nos lanzamos miradas fugaces. No es que me sienta incómoda, pero... es raro que me venga a buscar en el coche de mi padre, y menos no habiendo pasado nada. Pienso en cómo iniciar la conversación, pero cuando abro la boca, no sé qué demonios decirle. Así que la cierro y espero a llegar a casa.
Cuando llegamos a casa y veo que hay maderas por el suelo, me quedo mirándolas. No sé lo que son. Miro las que están clavadas al suelo.
-lo has echo tú?- pregunto. No me parece una pregunta descabellada.
-Si- contesta. Le miro fijamente mientras frena y pone el freno de mano al coche. Enarco una ceja. Hoy estoy espesa y no entiendo para qué es.
-estoy haciendo un recinto para el reno- me dice Luca. Una sonrisa aparece sin que pueda remediarlo en mi cara.
-enserio?- pregunto ilusionada. —. Te ayudo.
Niega con la cabeza. Pero después de que le mire con ojos suplicantes, termina cediendo. 

Comemos en casa con mi madre y mi padre y después ambos salimos fuera y seguimos con la cerca del reno. Yo me dedico a hacer lo que Luca me pide. No hago mucho, pues en lo que yo parto una madera, Luca ha partido dos. Es más rápido y fuerte que yo. Soy una enclenque comparada con él. Sus brazos son dos o tres vece más potentes que los míos. Me enseña a cortar más rápido la madera, me enseña a clavar bien los clavos en las maderas (sí, no os queráis imaginar cómo los clavaba antes de que Luca me enseñara. Todos torcidos). Me siento bien trabajando a su lado. Hablamos de cosas vanales y sin importancia mientras trabajamos codo con codo. A veces le pillo mirándome de reojo. En cuanto ve que tengo alguna dificultad, se acerca a mí y me ayuda. La verdad es que estamos de foto... Y no me equivoco al decirlo, pues cuando entro en casa y subo a mi cuarto, por la noche, después de que todos hayan vuelto ya a casa, encima de mi cama hay una foto en la que salimos Luca y yo trabajando juntos con la cerca del reno, que porcierto, ha hemos terminado. Sonrío a la foto y la pongo en el corcho con una chincheta.


VACACIONES! CAMBIARÉ LOS FALLOS AL VOLVER

la vida nos volverá a juntar, tlp -cap 32 ADA

Capítulo 32

Ada


Por la mañana, a las nueve, Liam fue a comprar comida para el gato, comedero, bebedero y todo lo necesario. Pablo le acompañó. A la vuelta, pasaron por el único veterinario del pueblo para contarle lo ocurrido.
-hola! Qué tal va el gato?- preguntó Liam a todos nosotros cuando entró por la puerta de casa.
-mejor, parece que está mejor- contestó Sara por mi, ya que yo estaba acunando al gato, mirando al infinito absorta en mis pensamientos.
-ha venido el veterinario a ver al gato- dijo Pablo haciendo un gesto con la cabeza para que lo viéramos.
-genial- dijo Vanessa
-por aquí, pasa- le guió Liam al veterinario. Éste se acercó a mí y se quedó mirándome. Supongo que lo haría por los ojos llorosos y cansados que tenía. Por la camisa de Liam que llevaba puesta, aún húmeda por la zona del sujetador, ya que había mucha humedad en el ambiente. Por mis brazos aferrándose a la toalla donde reposa el gato..
-hola, me llamo Javier- dijo el veterinario ofreciéndome su mano. La estreché torpemente y me quedé mirándole. Era un señor de media edad. El pelo cubierto de canas. Barba blanca y larga. Ojos marrones. Parecía.. majo. Llevaba un maletín gris que dejó sobre la mesa de madera que había enfrente del sofá.
-hola, soy Ada, la que se encontró al gato- dije con voz ronca. Hacía horas que no hablaba y las palabras se me agolpaban en la lengua intentando salir.
-me dejas ver al gato?- me preguntó dulcemente sentándose a mi lado en el sofá, en el sitio que había ocupado Liam toda la noche. Asentí. Con cuidado, separé al gato de mi pecho y se lo dejé sobre su regazo. Él, con cuidado le sacó de entre las toallas y le examinó de arriba abajo mientras susurraba cosas ininteligibles. Le puso el termómetro, le miró el pelo, la piel, los ojos, las orejas.. lo que él llamaba una inspección primaria. Tenía algo de fiebre, para lo que nos dio un par de pastillas que deberíamos dárselas dos veces al día. Parecía bastante sano.
-ah! Antes de nada- dijo antes de irse- es una gata, ya sabeis como la vais a llamar?- nos preguntó. Me quedé muda, no sabía que contestar. No se me había pasado por la cabeza la posibilidad de quedarme con el gato, bueno la gata, aunque sí que quería.
-no os la vais a quedar?- preguntó el veterinario al ver que nadie contestaba -si queréis puedo buscarla una casa- nos ofreció. Entonces fue cuando por fin Liam habló por los dos -no, Ada y yo nos la quedamos- esa frase me emocionó y no pude reprimir una lágrima y una sonrisa. Nos la íbamos a quedar Liam y yo.. la cuidaríamos juntos. (era lo que me faltaba.. más lazos que cortar cuando empezara a desenamorarme..)
-vale, cuando esté mejor dentro de unos días, pasad a verme para que la hagamos la cartilla, le hagamos la prueba de la leucemia y le pongamos las primeras vacunas- nos dijo el veterinario antes de salir por la puerta.
-si- contesté
-ah! Y cualquier cosa, llamadme- dijo por último el veterinario. Una vez se hubo ido hicimos lo que nos había dicho. Ya estaba casi seca, así que teníamos que hacerle un hueco para ella. Decidimos ponerle sus cosas en una esquina del salón, bajo una ventana. Pusimos tres toallas en el suelo, para que estuviera mullido y dejé a la gata allí. Cerca, la pusimos la comida, el agua y el arenero.
Me quedé contemplándola. Era en su mayoría negra, pero tenía el morro y parte de los mofletes blancos. El blanco seguía por su cuello y llegaba a su tripa, donde se dispersaba como un tentáculo por una muy pequeña parte del lomo y seguía hasta el final de su tripa. Las patas eran negras, con su final blanco. Parecía que llevara guantes.
-como la llamaremos?-preguntó carolina
-no se- admití. No había pensado todavía en un nombre.
-podríamos ponerle algún nombre de alguna película- propuso Pablo
-si, es buena idea- dijo Ángel
-como cual?- preguntó Liam esperando que alguien dijera algún nombre.
-Bola de nieve, como el gato de los Simpson- propuso Juanma.
Ainhoa, cogió un Boli y escribió el nombre. Era una buena idea ir apuntando los nombres y después decidir.
-Cheshire, de Alicia en el país de las maravillas- propuso Julia.
-Crookshanks, de harry Potter- propuso Miguel.
-Duquesa, de los aristogatos- dijo Sara
-gato con botas- dijo de repente Liam en un susurro.
-pero gato con botas es de gato, no de gata- dijo Carolina. Me quedé pensativa.
-espera, que os parece.. Kitty Zarpas Suaves? Del gato con botas- dije de repente, me pareció el nombre perfecto.
-zarpas- dijo Liam sonriente. Le gustaba el nombre.
-me gusta- dijo Vanessa y añadió-os quería pedir un favor-
-cual?- pregunté sonriente
-podríais ponerle de segundo nombre, Muñe?, era el nombre de la gata que tuve, era igualita a esta- dijo con voz triste. Me acerqué a ella y la abracé
-Zarpas-Muñe- dijo Liam para zanjar el nombre de la gata. Me gustaba ese nombre. Era bonito.
Me pasé las siguientes dos o tres horas viendo cómo dormía la gata. No despegaba los ojos de ella. Por un instante casi hasta logré olvidar todo lo que sentía por Liam. Él, se pasó esas dos o tres horas a mi lado, hablando con los demás, sin separarse de mí. Supongo que adivinaría que realmente no necesitaba que nadie me hablara o me intentara entrar en razón, iba a pasar el día mirando a aquella gata hasta que estuviera segura de que estaba bien. Lo mejor que podía hacer es lo que hizo, sentarse a mi lado y esperar. Durante esas horas, Marcos me llamó dos veces, ninguna se lo cogí. No me apetecía hablar. La tercera vez que llamó, cogió el móvil Ainhoa y contestó. Les invitó a venir a los tres un rato mientras que esperábamos a ver si despertaba la gata. Ninguno de los presentes en la habitación (todos), bajó a la playa, aunque sabía que a los chicos les gustaba mucho bajar para poder hacer surf. Todos se quedaron en el salón, esperando por mi a que todo estuviera bien. Se lo agradecería después mil y una veces cada vez que les viera. No comimos ninguno, todos esperando a que todo estuviera mejor para preparar una buena comida.
Que llegara Marcos al apartamento de Liam no cambió nada. Marcos cogió una silla y se sentó a mi lado, a mi derecha (yo estaba en la esquina del sofá). Me miró fijamente un rato esperando que yo le mirara, pero no logré mirarle, no sé por qué. Algo me decía que si le miraba, dejaría de ser tan fuerte y rompería a llorar. Se quedó a mi lado, mirando la gata como yo durante unos minutos, después desvió la mirada hacia los demás. Me cogió la mano y me la apretó en señal de que me apoyaba, me dio un beso en la frente mientras se levantaba y se dirigió hacia la otra punta del salón para hablar con Vanessa.
Un rato después de que Marcos dejara vacía su silla, la gata comenzó a moverse y despertó. Maulló y para mi sorpresa, cuando me acerqué, siguió maullando y se acercó a mi dando trompicones. La ofrecí comida en la mano, que cogió con gusto. Liam se acercó a nosotras y se puso en cuclillas a mi lado, mirándonos.
-por fin- dijo. No hacía falta que dijera más, yo estaba pensando lo mismo.
La gata bebió agua y por fin pareció despejarse un poco más. Exploró las habitaciones una por una, entrando cuidadosamente en cada una de ellas. Dejó para el final inspeccionar a Sam que Pablo había cogido por el collar por si acaso y a Dafne que estaba dormida en mitad del salón cuando Zarpas volvió a éste.
Pasamos el resto del día en la casa. Marcos se quedó toda la tarde, aunque sus amigos se fueron.
-me quedo hasta que todo esté bien- les dijo a sus amigos Marcos.
Ellos se fueron por la tarde y nos quedamos los demás, hablando ya más animadamente.
A la hora de cenar y ya con la gata revoloteando por la casa, nos pusimos entre todos a organizar una buena comida ya que aun no habiamos probado bocado ninguno desde el desayuno. No tenían mucha comida en casa, por lo que Liam y yo fuimos a nuestro apartamento para coger algo que pudiéramos cocinar para todos. Fuimos en su coche, sin apenas hablar. En algún momento del corto camino entre su apartamento y el mío, me cogió la mano de mi regazo y la puso en el cambio de marchas, con su mano encima de la mía, sonreí. No sabía si estábamos juntos o no pero cada detalle que tenía conmigo hacía que le deseara más.
Aparcamos en la puerta de los apartamentos, subimos la escalera y entramos en mi apartamento. Estaba oscuro y algo frío, desprovisto de cualquier tipo de vida. Me asomé a mi cuarto y me quedé mirando el nido que Dafne tenía en una esquina del cuarto; estaba lleno de huevos, se notaba que hacía días que no la prestaba atención. Me sentí mal. Recogí los huevos, a lo mejor todavía estaban buenos y nos los podríamos comer. Liam sacó de la nevera un tomate, una lechuga y unos filetes que teníamos. Del congelador, sacó helado; como postre estaría bien. Cogió cubiertos y nos encontramos en el salón.
-tienes todo?- me preguntó Liam
-si- le contesté enseñándole mi camiseta que servía como saco para llevar los huevos.
-estás muy guapa así- dijo mirando el trozo de vientre que había quedado al descubierto al llevar los huevos. Me temblaron las manos. Me puse nerviosa y temí que se me cayeran los huevos al suelo. Sujeté con firmeza la camiseta e intenté llegar a la cocina sin que pasara nada. Al pasar por su lado, rocé mi hombro con su brazo y me derretí. Temblé y me tambaleé, pero logré mantenerme en pie sin que un solo huevo cayera. Los dejé en la encimera y busqué una bolsa donde poder meterlos para llevarlos al otro apartamento.
Cuando volví al salón me quedé mirando todo a mi alrededor. Nunca había visto este apartamento tan solo. Nunca lo había visto tan callado. Me parecía frío. Estaba acostumbrada a ver siempre movimiento entre aquellas pareces y ahora todo era demasiado silencioso. Cuando Liam y yo hablábamos parecía que nuestras palabras retumbaban en las paredes y formaban eco.
-ya estamos?- dijo Liam acercándose a mí. Estábamos solos. Me puse nerviosa, sabía que algo iba a pasar entre los dos. Nunca habíamos tenido un apartamento entero para nosotros dos solos y Liam parecía que no quería desaprovechar aquella ocasión. Se acercó más y más a mí hasta que nuestros cuerpos estuvieron a pocos centímetros el uno del otro. Deslizó su mano por mi espalda y me atrajo hacía sí, juntando nuestros cuerpos. Mi corazón empezó a bombear más rápidamente y pensé que él lo notaría bombear contra su pecho. Se me nubló la vista al tenerlo tan cerca. La luz era tenue en el apartamento, lo que hacía más íntimo el lugar. Sus ojos emitían destellos que solo podía percibir si los miraba fijamente; parecían grises con tan poca luz. Sus labios se acercaron a los míos y nos besamos. Pero no como habíamos hecho hasta ahora. Ahora realmente sentía deseo por él. Le estreché hacia mí intentando que el espacio que nos separaba desapareciera, pero por más que intentaba que Liam estuviera mas cerca era imposible. Nuestras ropas formaban una fina capa que nos separaba. Liam me besaba como si no tuviéramos tiempo, me cogía fuertemente y casi no podía ni respirar. Me abandoné al beso y al deseo que sentía por él en aquellos momentos. En algún momento del beso, me descalcé y mis piernas se entrelazaron en su cintura cuando me cogió en brazos sin separar sus labios de los míos. Solo los separó para bajar rozando sus labios contra mentón, mi mandíbula, mi oreja, mi cuello, mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Sus manos bajaron hasta mi trasero, donde se quedaron apretándolo fuertemente contra él. Aquello me excitó más.
Me llevó hasta la pared, donde apoyé mi espalda. El hecho de que estuviéramos ahí mismo él y yo solos, que me besara apasionadamente estampando mi cuerpo contra la pared al besarme con ansia, me hipnotizaba. Desenlacé mis manos de su nuca y comencé a desabrochar su camisa. Quería verle su torso desnudo. Sentía como si estuviera drogada por la visión de su cuerpo, de lo que haríamos en unos minutos. Realmente me sentía feliz y con ganas de hacer con él cualquier cosa. Por fin su camisa calló a sus pies y pude ver y tocar cada parte de su pecho. Él por su parte, me quitó mi camiseta, quedándome delante de él en sujetador. Comenzamos a besarnos, mientras nuestros cuerpos se juntaban y se fundían en uno solo allí donde no había ropa.
Rozó con sus manos mi abdomen, subiendo hasta mis pechos, donde metió la mano bajo mi sujetador. Gemí de placer al sentirle tan cerca, algo tan intimo… yo, por mi parte, seguí acariciando su pecho, bajando hacia su ombligo. Todo era perfecto, estábamos en el momento culmen antes de que me llevara al sofá y allí me hiciera suya. Pero el móvil de Liam sonó, como siempre que algo bueno sucedía entre los dos.
-bueno, qué? Llega la comida?- dijo Ángel al otro lado de la línea
-si, vamos- dijo con voz de enfado Liam
Me dejó bajar y posé mis pies en el firme suelo para después hacer un mohín. Siempre pasaba algo y nunca podíamos terminar lo que empezábamos.
-vámonos- dije con voz triste. Liam me cogió de la mano y juntos, con la comida en varias bolsas, salimos hacia el apartamento de Liam.
Me pareció mentira que de un segundo a otro, tanto Liam como yo pudiéramos pasar de querer sentirlo todo el uno del otro a estar tan enfadados por que nos hubieran llamado que ni nos habláramos.
-vamos a estar mucho tiempo asi?- le pregunté a Liam. No soportaba el silencio que nos invadía a ambos, no porque fuera silencio, sino porque no era un silencio bello, pero un silencio de enfado, de rabia, de tristeza..
-no- murmuró Liam, pero no dijo nada más. No intenté volver a hablar con él, me limité a caminar a su lado, de su mano simplemente.
-tienes razón- dijo de pronto, antes de que abriera la puerta de su apartamento
-en que?- dije sin saber muy bien por donde iban los tiros.
-no debería haber pasado de ti durante todo el camino- me dijo con aire tristón. Quería decirle que no pasaba nada, pero no lo dije e intenté que Liam siguiera hablando. –me ha sentado mal que no pudiéramos tener ni un momento de intimidad tu y yo- dijo.
-lo se, lo mismo me ha pasado a mi- dije.
-todo está bien, de verdad- dijo Liam con una media sonrisa, aunque pareció más bien una mueca.
-ya encontraremos tiempo para nosotros- dije acercándome a él.
Nos dimos un beso, lento, bonito antes de que Liam abriera la puerta y nos encontráramos a todos trajinando por la casa para preparar la cena.
-menos mal que habéis llegado- dijo Ainhoa cogiéndome la bolsa que traía, después se acercó a Liam para recoger su bolsa también.
Habían preparado la mesa, juntando varias mesas por todos los que éramos, habían puesto dos manteles, vasos, servilletas y algunos cubiertos. Los cubiertos que faltaban los sacaron de las bolsas que Liam y yo habíamos traído.
Lo primero que hice al entrar en el apartamento fue ir a ver a Dafne y luego acercarme a ver a Zarpas.
La gata estaba mucho mejor. Me senté en el sofá y me quede pensando en lo que casi había sucedido. Liam me sonrió al verme pensativa. Seguro que sabía que pensaba en lo que no había llegado a pasar y que por alguna extraña razón anhelaba que hubiera pasado.

Nos quisimos sentar uno en frente del otro, pero Ángel se interpuso entre los dos, por lo que yo me puse en frente de Ángel y Liam a su derecha. No paramos de observarnos en toda la noche. Había miradas fugaces mientras otros hablaban. Cuando alguno de nosotros hablaba el otro mantenía la mirada fija.. Ahora era cuando realmente sentía que algo pasaba entre nosotros. Que lo que yo sentía era correspondido. Ahora era realmente cuando el “tonteo” había empezado fuerte. Realmente me sentía atraída por él y sabía que el también por mí. Quería volver a estar entre sus brazos, pegada a la pared y sentir su cálido aliento en mi cuello, en mis labios, en mi esternón. Quería volver a sentir sus carnosos labios en los míos y que se deslizaran como apenas media hora antes había pasado. Todo lo que pensaba indicaba que lo deseaba. No me había dado cuenta pero lo deseaba, exactamente eso, desearle.

VACACIONES! CORREGIRÉ LOS ERRORES AL VOLVER!

lunes, 19 de agosto de 2013

la vida nos volverá a juntar, tlp cap. 21 LIAM

Capítulo 31
Liam


Nos levantamos pronto para ir a hacer la compra. Fuimos todos en la furgoneta. No solíamos ir todos. Normalmente iban tres y los demás nos quedábamos por la playa. Pero no sé por qué, ese día éramos como una piña. Tal vez fuera por Marcos, Roberto y Álex.
Compramos todo lo que nos faltaba para los últimos días en la playa (que no eran pocos). Volvimos al apartamento con el maletero lleno de comida y cuatro o cinco bolsas repartidas por el coche. Aparcamos el coche en la puerta del apartamento e hicimos una fila para irnos pasando las bolsas hasta meterlas en casa. Yo las sacaba del maletero y se las pasaba a Pablo, que se las pasaba a Noel que a su vez se las pasaba a Miguel, que se las pasaba a Carlos y éste se las pasaba por último a Ángel, quien las dejaba en la entrada de la cocina.
-Se nos da bien montar cadenas- dijo Ángel cuando terminamos. La verdad era que habíamos montado la cadena porque así nos cansaríamos menos e iríamos más deprisa aunque si lo pienso ahora... No sé si realmente ganamos tiempo. No intentamos bajar a la playa después de eso, simplemente nos tiramos en el sofá. Aunque debería decir mejor entre los sofás y los colchones, pues cogieron de mi habitación mi colchón y allí se tumbaron Noel y Ángel a ver la televisión. No hablamos mucho, algo raro en nosotros, o más bien en Ángel y Carlos, que siempre andaban contándonos batallitas.
Comimos tarde y casi sin apetito.
Por la tarde, cerca de las ocho, Sara llamó para ver si queríamos cenar con ellas. Nos pasamos por su apartamento y allí estaban los tres mosqueteros... Mi piel ardió de furia, pero intenté mostrarme indiferente. Estuve toda la noche observando cada movimiento de Ada, percatándome de cuando Marcos se acercaba a ella y cual era su reacción. Odiaba estar celoso de un tio! Pero lo estaba... por una chica... lo cual me prometí en su momento que no volvería a pasar... pero creo que en ese momento ya era demasiado tarde.
Cenamos en un bar y todo pareció ir bien, después algunos se fueron por ahí a tomar algo, yo fui de los que se volvió a casa.
Me metí en la cama nada más llegar al apartamento. Tenía ganas de quedarme dormido y dejar de pensar en Ada y Marcos, pues el pensar en ellos, me carcomía.
Un mensaje de texto me despertó. Era de Ada.

Ada: en media hora donde siempre.

Releí el mensaje un par de veces, por no decir diez, para cerciorarme de que estaba leyendo bien. Después, salte de la cama y salí de mi cuarto buscando a alguno de mis amigos por la casa.
-Ángel me puedes leer este mensaje?- pregunté a angel que estaba en el sofá viendo la televisión.
-claro- contestó alzando la mano, sin dejar de mirar la televisión, para que le diera mi movil.
-en media hora donde siempre- leyó con voz monótona. Después me devolvió el movil sin ni siquiera mirarme. Algo raro en él, pues había esperado que me preguntara que era lo que iba a pasar o algo por el estilo. Asi que no estaba soñando, verdaderamente ponía eso en el mensaje. Sonreí para mis adentros y me encaminé a mi habitación, pero el chillido de angel me hizo volver sobre mis talones y mirarlo, esperando que me dijera que coño le habia pasado para pegar semejante grito.
-has quedado con ada?- dijo abriendo los ojos de par en par.
-en serio?- fueron las unicas palabras que logre articular.
-tiiooo!!!!!- fue lo unico que me dijo angel. Le mire frunciendo el ceño.
-dejalo- le pedí negando con la cabeza. Ya decía yo que me resultaba raro que no dijera nada...
-no Liam no. Has quedado con Ada. Que crees que pasara?- me preguntó. Me le quedé mirando, esperando que siguiera con una montaña de preguntas. Pero eso no llegó a suceder nunca; en cambio, tuve que contestar.
-pues no lo se- contesté.
-no seas tan cerrado abrete a mi- me pidio angel. Negue con la cabeza, mientras ponía los ojos en blanco, después enarqué una ceja y me di media vuelta, dispuesto a irme.
-liam! Dime algo! No me dejes asi!- dijo angel mientras yo me alejaba de el.
-ya te contare- fue toda respuesta que pude darle.
Me cambié corriendo y fue hacia la playa, donde habia quedado con Ada, ese era nuestro lugar.
No sabía que esperar de aquella conversación. Un “hasta luego”, un “solo amigos”, un “más que amigos”. No sabía tampoco cómo reaccionaría yo ante sus comentarios. Ni tampoco como esperaba que actuara ella cuando contestara a lo que me dijera. Esta nervioso. Muy nervioso. Aún lo recuerdo... no sabía si salir corriendo a la playa o ir despacio. Si hacerla de rogar o casi rogar yo por ella. Las manos en los bolsillos o fuera? Brazos cruzados o dejados caer... Estaba rígido, pasos casi ortopédicos. Me sentí idiota. Caminé lentamente y cuando llegué, ella no estaba. Suspiré. Tal vez ella simplemente no iba a venir al final. Se había arrepentido. Miré fijamente al mar durante no sé exactamente cuanto, segundos, o quizá minutos. Hasta que escuché el sonido de las pisadas de alguien sobre la fria arena. Me giré y allí estaba ella. Me la quedé mirando.
-bueno aquí estamos- dijo Ada cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí –creo que deberiamos hablar.
-si, eso llevo intentando yo desde hace cuatro días- dije simplemente. Tenía que decírselo. Me había estado evitando, evitando esta conversación desde el beso. – pero nunca has tenido tiempo para mí – dije esto ultimo para hacerla sentir mal, porque de verdad había sentido que no tenia tiempo para mi.
-la verdad es que he estado evitándote porque... porque...- dijo Ada sin saber o sin querer terminar la frase.
-por que me gustas?- termine por ella. O no era eso lo que me queria decir. No sabia. Estaba que no estaba en mi. –acaso es tan malo?
-No, no es por eso, tu tambien me gustas – me dijo Ada. Me la quedé mirando, intentando interpretar lo que acababa de decir. La cogí de la mano y la llevé más cerca de la orilla, las olas casi lamiéndonos los pies. Y hablé, lo dije, lo que tanto tenía miedo de decir en voz alta.
-nunca he sentido esto por nadie- dije agarrando estrechamente sus manos entre las mias.
-yo tampoco- contesto para mi sorpresa Ada.
-puedo contar mi punto de vista?- me preguntó Ada mirándome a los ojos.
-claro- contesté. Esperé impaciente a que hablara y me contara todo lo que pensaba. Queria saberlo. Estaba deseoso de saberlo, de echo.
- no creo que diga todo lo que quiero decir y estoy segura de que me arrepentiré nada más decirte algunas cosas por mi sinceridad, pero no puedo ser de otra forma desde el año pasado que te vi pues la verdad he pasado tiempo pensando en ti, en cómo eres, donde vives.. –paró para coger una bocanada de aire y siguió– y cuando nos volvimos a encontrar me hizo sentirme feliz y estos días que hemos pasado juntos creo que sin exagerar, son los mejores que he pasado nunca pero me puse a pensar y me entró el miedo porque parece que te conozco pero en realidad no sé cómo eres, tu helado favorito, dónde vives, si tienes hermanos, qué estudias, si trabajas.. si me quieres conocer más, lo que soy para ti.. –dijo Ada. Me quedé sin saber qué decir. Demasiada información.
Aunque te parezca mentira lo que te digo, realmente me siento como un pez fuera del agua, pensando que sé todo sobre ti, pero no sabiendo realmente nada sobre ti, como las cosas más fáciles e ínfimas como las que te he dicho- me dijo dando por terminado su discurso.
Me quedé pensando. ¿qué era lo que ella significaba para mí? ¿qué quería con ella? La quería conmigo, eso estaba claro. la.. ¿necesitaba? Muy seguramente.
Strachiatella, Madrid, dos, tecnico de sonido, me encantaría que nos conociéramos más- contesté a sus preguntas una a una, intentando no saltarme nada. Ella no contestó y por un segundo pensé que la había cagado. Para estos casos, lo mejor es andar así que lo propuse.
-vale-contesto ella en voz baja.
Nos pusimos a elllo. Anduvimos por la playa, sin hablar, sin mirarnos. Mi cerebro me impulsó a tirar de mi mano hacia la suya. No supe hasta que lo hice, que mi piel anhelaba poder tocar la suya... suspiré para mis adentros y cerré mis ojos. Ella apretó mi mano, lo que hizo que me sintiera mejor.
Sentí a Ada temblar.
-tienes frio? o...- dije sin terminar la frase.
-no, tranquilo- dijo Ada con una voz que no sonó muy concencida para mi, así que dejé de andar y tiré de ella hacia mi para que me mirara. La deseaba tanto... ella era tan... todo su cuerpo llamaba mi atencion. No podia quitar mi mirada de ella.
-eh! Mírame- la pedi, deslizando mis dedos hacia su menton para que levantara la vista hacia mi. Pero sus ojos no fueron lo que esperaba encontrar. Ella estaba... se la notaba... tensa. Como si no quisiera estar en ese momento conmigo.
-no me mires así Ada, por favor- pedi.

-lo.. lo siento- dijo Ada tartamudeando -no sé como te estoy mirando. Solo se que... que...
-que que?- pregunté para ayudarla mirandola a los ojos, sin despegar mis ojos de los suyos ni un segundo.
-estoy nerviosa- aceptó ada. Por un instante, tuve el deseo de abrazarla, besarla, para intentar tranquilizarla pero...
-no te preocupes, tienes todo el tiempo el mundo- es lo que dije. Sin besarla, sin abrazarla... Pero ella me abrazó después. Y lo que sentí fue euforia. Un calor pasó a través de mí. La estreché más cerca de mí, respiré su cálido aroma a crema solar, mar y arena... no quería dejarla ir, así que coloqué su pelo y la miré. Quería recordar siempre aquella cara. La sonreí y terminé besándola la frente y dejando que el calor de su cuerpo se alejara del mío.

-mira ese gato negro y blanco en la orilla, se está comiendo un pez- susurré a Ada mientras extendñia mi dedo índice para indicarla donde estaba. Ella se quedó mirando aquel gato blanco y negro, hasta que una ola se lo llevó mar a dentro.
-el gato!- gritó Ada. Salió corriendo hacia donde habia desaparecido el gato, y yo detrás de ella.
Se metio en el agua de lleno y yo fue tras ella tambien. No es que tuviera un interés importante en el gato, pero sin en Ada y en ayudarla. El gato posiblemente podría salir solo a la playa. Metí mis manos bajo el agua, palpando el mar, intentando encontrar al gato.
-¡aquí está!- gritamos a la vez. Sacamos al gato ambos. Con nuestras manos unidas, sujetandole.
-lo coges tú?- pregunte a Ada, pues sabia que queria. Para ella habia sido muy importante salvar al gato y la verdad que para mi tambien lo fue. Fue algo que hicimos juntos, solos. Algo nuestro. Me senti bien conmigo mismo.
-vale- me contestó ella aferrandose al gato que no dejaba de maullar.
Al salir del agua, cubrimos al gato con algunas ropas y Ada se puso la camisa que la ofrecí. Llamé a Ángel para que nos viniera a buscar y mientras intentamos entrar en calor nosotros y al gato. No tardó mucho en llegar. Se lo agradecí con la mirada. Dentro del coche, hacía mucho, mucho calor por la calefaccion que habia puesto. Ángel nos dejó en la puerta del apartamento, donde nos llenaron de toallas secas y calientes las amigas de Ada. El gato tambien recivio las suyas, no os vayais a pensar que no...
-¡se va a morir!- lloró Ada viendo como el gato tiritaba con ojos cerrados. o mejoraba. Me sentí impotente. Sin saber qué decirla... así que hice lo que pensaba que era mejor.
-¡eh! Todo va a salir bien- dije bajito mientras ponía mis manos sobre las suyas, intentando calmarla. Y no me separé de ella en toda la noche. La necesitaba cerca. Quería cuidarla. Estar para ella cuando me necesitaba.

PERDÓN X LAS FALTAS. CORREGIRÉ TODO CUANDO VUELVA DE VACACIONES!!




Abriendo los ojos - Luca y Ana Cap. 35

Capítulo 35

Luca

Pero... ¿sere idiota? ¡vaya gilipollez acaba de salir de mi boca! Y su sonrisa? Su sonrisa lo dice todo. No sabe que coño decirme.
El silencio incomodo que se crea en pocos segundos desaparece cuando entran sin llamar Angel, Ainhoa y Miguel.
-ey chicos! Preparados!- dice angel mientras se acerca a ana y la besa en la frente. Ella sonrie y le abraza.
-Chiaramente. Claro- contesto yo.
-que tal las clases ainho?- pregunta ana.
-bien vosotros q tal todo por aquí?- pregunta esta
-bien, no ha ido mal- contesta. Ainhoa mira a ana y esta asiente.
-y tu miguel?- pregunta ana.
-bien me han enseñado hoy un par de cosas de quimica que no entiendo- le cuenta miguel a su hermana. Ella asiente.
-y tu angel?- pregunta con voz sarcastica ana. Se que lo dice porque durante sus practicas ha estado conectado.
-bien mis practicas bien- dice con cara angelical.
-te crees que soy tonta y olvido las cosas o como va eso?- dice cruzandose de brazos. Nunca la habia visto asi, en plan madre horrible.
-lo siento ana.. es que hoy no habia casi nada que hacer..- dice en un susurro angel. Ha empezado con una buena voz pero según la cara de ana ha ido cambiado de enfadada a cabreada, angel ha ido perdiendo la voz. Yo tambien la perderia. Parece que ahora mismo mataria a cualquiera que se cruzara por su camino.
-angel sabes que tienes que sacar buena nota en estas practicas. Todo tiene que salir bien. Sino tus padres...- dice ana pero no termina la frase, la deja volando. Nadie termina su frase por ella. Angel agacha la cabeza, como si se rindiera. Y yo me quedo fuera de lugar, sin entender nada.
-esta bien, esta bien ana. No volvera a pasar- dice éste. Miro a ainhoa y a miguel. Ambos tienen los ojos en blanco. No entiendo que rollos se traeran entre todos...
-despues de que hayas humillado al pobre chico te parece bien si nos ponemos ya en marcha. Tenemos que ir a hacer lo de las trampas antes de que mas animales se crucen con ellas- digo. Creo que se ha pasado un cojon con el pobre angel. Angel me mira y me da las gracias con la mirada. Pero ana.. ana es otra historia. Me mira furibunda. Parece que se va a abalanzar sobre mi cuello y me va a estrangular. Aprieta su mandibula junto con sus puños.
-claro- me dice sarcasticamente y me sonrie. Pero no una de esas sonrisas que me gustan de ella. Es una sonrisa de: cuando te coja las pagaras. Un escalofrio me recorre de pies a cabeza. Pero no este no es como los demas... Es un escalofrio de temor.
-pues venga ale manos a la obra- dice ainhoa salvámdome el culo. La sonrio y suspiro.
-vamos- insta Miguel.
-que necesitamos?- pregunta angel. Ana es la unica que todavia no ha cambiado de chip. Sigue de brazos cruzados fulminandome con la mirada. Hago caso omiso a su mirada y hablo para los demas.
-Yo cogeria un palo por cabeza, algo de metal con lo que hacer palanca, una pala y cola- todos me miran extrañados —. Es por si no logramos quitar las trampas que por lo menos no se puedan volver a usar porque este una parte del cepo pegada a la otra parte.
-ey! Es una muy buena idea. Nunca habria pensado algo asi- dice angel on alegría renovada en su voz.
-no? Con las ideas de bombero que tienes.. me extraña- es ana quien habla. Intenta bromear pero no lo consigue. Su voz tiene un deje de enfado.
-eh! Yo no tengo ideas de bombero- se queja angel. Enarco una ceja. Creo que hasta yo que no le conozco se que las tiene.
-angel.. tienes que aceptarlo- dice miguel con voz que imita ser triste mientras le pone una mano en el hombro, como para darle animos. Ainhoa comienza a reirse y mas tarde Ana termina riendo también. Yo espero a que terminen, no entiendo su broma.
No tardamos en bajar y coger todo lo que necesitamos. Ana se pasa por la habitación del reno para darle leche, mientras los demas llevamos todo al coche. En el coche vamos a ir muy apretados, pero ante la mirada asesina de Ana no digo nada.
-me pido conducir!- vociferó Ángel con las llaves del coche en la mano cuando salimos por la puerta de la casa.
-eh de eso nada!- dice Ana a su vez.
-por que no ana!- se queja angel intentando convencer a ana. Parecen dos niños pequeños discutiendo por un juguete.
-tu conduces todas las mañanas- ataca Ana.
-pero tu te sacaste el carnet hace muy poco- contraataca angel quejandose.
-yo conduzco mejor- dice sin mas ana. Es un golpe bajo.
-eso ha sido...-dice angel sin terminar la frase. Maldice por lo bajo, fulmina a ana con la mirada y la tiende las llaves.
-pues vaya, nosotros tres atras- dice ainhoa mirandonos a Miguel y a mi.
-bueno a la vuelta les haremos ir detras- digo.
-si, tenemos que ser mas rapidos que ellos- dice Miguel. Por como lo dice, parece que siempre que salen de casa pasa igual.
-creo que dentro de poco el lugar de angel lo ocupare io - digo por lo bajo, para que solo me puedan oir Ainhoa y Miguel. Me miran. Creo que no saben a que me refiero.
-por que lo dices?- pregunta ainhoa extrañada.
-ana no sabe llegar al sitio donde encontramos al reno- dejo caer. Miguel y Ainhoa rien por lo bajo.
-bien hecho Luca. Al menos uno de ellos caerá-dice Miguel
Entramos y nos acoplamos bastante bien. Yo voy en el medio. A mi derecha va Ainhoa y a mi izquierda Miguel
-bueno, a donde?- pregunta angel.
-lo sabe Luca- dice ainhoa. Ana asiente. Es mi turno.
-desde aquí no veo bien la carretera- dejo caer. Ana mira a angel, supongo que en un intento de que se de cuenta de que no ira delante.
-por que no te levantas un poco del asiento a ver si ves mejor?- propone angel. Ruedo los ojos.
-increible! Lo que hay que oir angel! Deja el puto asiento a Luca y vamonos- aulla Ainhoa. Nunca la he escuchado pronunciar una palabrota. Noto como Miguel intenta reprimir su risa con la mano en la boca, pero termina estallando en carcajadas. Creo que para ellos cuatro, es normal una escena así. Para mí no, estoy algo perdido. Parece que le quieren matar estas dos chicas, pero luego en un segundo todos están como antes.
-está bien... ire atrás contigo, princesa- dice Ángel mientras hace una mueca. Ainhoa frunce el ceño aparentando que esta enfadada pero termina sonriéndole cuando yo salgo del coche y él ocupa mi lugar.
-ahora si- dice ainhoa.
-sal por la puerta de ahi- insto a ana señalando la puerta que tenemos mas lejos.
-cinturones!- pide ana.
-las trampas suelen estar señaladas con un palo o un trozo de trapo. Pero no se si estas estaran señaladas, no me fijé. Por eso vamos a ir con un palo. El palo va delante de nosotros y lo movemos hacia donde queramos poner el pie. Lo que nos faltaba es que a alguno de nosotros le pase algo- digo mientras Ana va conduciendo para que eso quede claro antes de bajarnos. Rezo porque nadie me pregunte por qué lo sé. Todos asienten.
Ana sigue todas las indicaciones que le voy dando hasta que llegamos al lugar. Aun hay sangre del reno que mataron en nuestras narices. Intento que no lo vea pero se que lo ha visto cuando sus manos tiemblan al volante y contiene la respiración. Instintivamente alargo mi brazo izquierdo y poso mi mano sobre la suya. Tiene los ojos acuosos. La sonrio. Parece que los demas no se han dado cuenta de nada o si se la han dado, se hacen los locos. Noto como Ana va disminuyendo la velocidad poco a poco.
-aqui?- pregunta sin quitar la vista de la mancha de sangre que esta a mas de ocho metros de donde estamos.

Ana
Luca asiente. Sigo disminuyendo la velocidad hasta parar. Echo el freno de mano. Me reconforta tener la mano de Luca sobre la mía.
-ya estamos aqui- anuncio.
-pues venga vamos no?- dice mi hermano decidido. Abre la puerta y baja. Nos encontramos todos en el maletero. Ahi nos respartimos lo que hemos traido. Cada uno llevamos un palo largo de un metro y medio aproximadamente. A parte de eso, yo llevo un bote de cola, Angel lleva un metal que se puede usar para hacer palanca, Ainhoa una pala por si hay que hacer algun agujero para sacar los cepos y mi hermano y Luca llevan al igual que angel, un metal que han sacado rebuscando por las cosas de casa.
-creo que la mejor forma de hacerlo es que vayamos todos juntos en una fila. Asi abarcaremos mas a la primera y no nos dejaremos nada- dice Luca. Parece que sabe mucho. Casi demasiado diría yo.
-donde has aprendido tantas cosas? Lo has echo antes?- pregunta angel.
-no.. he visto muchas películas- afirma. Me echo a reir. Miro su mandíbula. Un músculo tiembla. Miente, no me preguntéis cómo lo sé. Simplemente lo sé. Desecho esa idea de mi cabeza. Por qué mentiría?
-no te rias de eso, señora me encanta ice age- me dice con tono burlon. Hago un mohin en respuesta. Sera imbecil!
* * *
Pasamos la tarde buscando trampas. No encontramos muchas más, pero si las suficientes como para que me sienta satisfecha por el trabajo que hemos echo. Luca no se ha separado de mí en toda la tarde. Yendo hacia donde yo iba. Me cae bien. Hemos conseguido cargarnos algunas de las trampas. Me siento agusto conmigo misma, como si estuviera en paz. ¡Ahora que se jodan los cazadores!
-creo que deberíamos hablar con la policía para todo este asunto de las trampas- digo cuando estamos ya subidos en el coche.
-si, en eso mismo estaba pensando ahora mismo- dice angel.
-si, la verdad es que es muy buena idea. Que se hagan cargo ellos de esto mejor. Nosotros no podemos cubrir la superficie que pueden cubrir ellos- dice mi hermano a mi favor.
-ya hemos resuelto el problema no hace falta que metamos a la policía en esto- dice Luca, su tono de voz deja un rastro amargo.
-por qué no? Sigue habiendo más trampas por ahí- digo defendiendo mi idea.
-la policía va a pasar de lo que le digamos. Lo único que harán será coger nuestros datos y ya- dice luca con una voz un tanto... autoritaria, dominante. Me estremezco mientras miro por el espejo retrovisor buscando la mirada de angel. Éste busca la mía. Pestañea una vez y asiente, como para decirme que todo está bien.
-no lo creo. Deberíamos considerar esa posibilidad- dice mi hermano, que me seguirá apoyando hasta el final, lo sé.
-por mi parte lo dejaría como está todo. Hay cosas que es mejor no tocar- dice luca. Enarco la ceja en cuanto escucho su última frase. Por qué tiene que hablar de forma tan enigmatica?
-pero en este caso es mejor tocar- contesta angel.
-es posible que nos metamos en un lío por acudir a la policía. No sabemos lo que son capaces de hacer los cazadores- argumenta Luca. Niego con la cabeza. Estoy empezando a enfadarme. El no tiene razón. Creo que lo más sensato es acudir a la policía, nosotros no podemos abarcar todo. Aun así no digo nada. Arranco y me dirijo a casa sin hablar.


Luca
Espero que no tarden en quitarse esa estúpida idea de avisar a la policía de la cabeza. O estaré en serios problemas con ellos. La policía no sabe que estoy aquí y si se enteran... No me dejarán en paz, siguiendo cada paso que de para que cuando la cague me cojan y conmigo a toda mi familia. No puedo poner en peligro a mis hermanos, ni a mi madre o cualquier otro miembro de mi familia. Y Chiara... Ella depende totalmente de mí...
-Está bien, teneis razón -miento cuando Ana aparca en casa.
-vale, y que hacemos?- pregunta Ángel. Me quedo pensativo, para que piensen que estoy pensando en algo, cuando la realidad es que el viaje de vuelta lo he pasado pensando en esto que voy a decir.
-yo me ocuparé. Mañana por la mañana me pasare por comisaria.
-vale- aceptan uno por uno sin darse cuenta de nada. No voy a ir a la comisaria, no voy a poner ninguna denuncia. Dentro de unos dias simplemente les dire que me han llamado para decir que no tienen tiempo para eso, o cualquier otra excusa, o simplemente, lo dejaré pasar.



ESTÁ CON FALTAS. LO CORREGIRÉ AL VOLVER DE VACACIONES!!!