TERCERA PARTE - ANA Y LUCA
Capítulo
33
Ana
Parece
mentira que esté tan nerviosa por esto. Me miro las manos, en ellas
ya no quedan restos de sangre. Suspiro. El camino hacia la primera
planta es... Cómo decirlo... Interminable. Miro a Luca, que está a
mi lado. Éste me sonríe de manera chula y yo le propino un codazo
en las costillas. Se encoje de dolor, pero mantiene su sonrisa. Si no
supiera lo que es capaz de hacer por mí, diría que es un idiota
realmente creído.
Bajamos
las escaleras. Luca no se separa de mí. No sé si es bueno o malo.
Todo lo que pasa por mi cabeza en estos momentos creo que no está
muy bien. Mezclo todo. Lo único que recuerdo nítidamente, es aquel
beso... Tan... Ardiente... Con ese beso lo tenía todo y nada, era mi
vía de escape. Suspiro al recordarlo.
-¿Cómo
está?- es lo primero que pregunto cuando me acerco a mi padre.
Mi
padre asiente. Es decir, esta bien.
-Ha
superado la operación, eso es algo bueno- contesta mi padre.
-y su
pata?- pregunto. Estoy nerviosa por la contestación.
-bueno
su pata.. la tenia bastante mal por el cepo. Pero es posible que no
se la tengamos que amputar. Depende de si se le necrosa o no-
contesta mi padre. Asiento. Amputar la pata al reno... Me da náuseas.
Tapo mi boca con la mano y cierro los ojos, pensando en que todo
saldrá bien.
-cuando
sabremos que esta mejor?- le pregunto. Ya nos estamos dirigiendo
hacia su despacho, la biblioteca, donde ha organizado en unos minutos
una sala de operaciones.
-dale
una semana como mucho- contesta mi padre. Antes de entrar a ver al
reno, abrazo a mi padre.
-gracias
papa- le digo con lagrimas en los ojos.
-tu también haces muchas cosas por mi- dice y me estrecha fuertemente.
Nos separamos y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa como puedo. Después
de ésto, tampoco puedo odiarle a él.
-entramos?-
me pregunta. Sabe que tengo miedo de lo que encontrare a pesar de que
ya me ha dicho que todo esta bien.
-si-
digo. Cojo de la mano a mi padre y entramos.
La
biblioteca esta completamente cambiada. El suelo esta tapizado por
sabanas blancas. La mesa, ya no esta. En vez de esta, hay una camilla
de operaciones de metal. Encima de la camilla esta el reno. Esta muy
quieto. Tiene la pata herida, la derecha, vendada. Tiene dos tubos
que le salen del cuello. En uno hay sangre y en otro un liquido
transparente, seguro que es suero. Subo la mirada y veo que los tubos
desembocan en una bolsa. El amigo de mi padre que le ha ayudado sigue
al lado del reno. Ahora mismo le esta acariciando.
-suero
con iones- susurro. Lo reconozco. Papá me ha explicado muchas veces
esas cosas.
-si-
dice mi padre. Se acerca conmigo al reno.
-esta
sedado todavía dice el amigo de mi padre. Me quedo mirando al reno,
su pecho sube y baja lentamente.
-gracias-
le digo. Me contesta con una sonrisa.
-hemos
tenido que ponerle un clavo, tenia la pata rota- me dice mi padre.
Asiento.
-parece
que esta estable, mira sus constantes- dice el compañero de mi
padre. No me había fijado en que también había un aparato tras el
compañero de mi padre. Concretamente un monitor de anestesia. Miro y
me doy cuenta de los tres electrodos que tiene el reno en su tórax. Mis amigos se acercan para ver al reno. Mi hermano y Luca también.
-es
un monitor de anestesia- me dice el amigo de mi padre. Asiento. Lo
se.
-Ana
te acuerdas de lo que mide?- pregunta mi padre. Si lo recuerdo si.
Asiento.
-la
frecuencia cardíaca, la tensión arterial y el nivel de profundización de la anestesia- digo. Lo recuerdo todo de las clases que mi padre me
ha dado.
-eres
buena- dice el amigo de mi padre. Le sonrío aunque no consigo que la
sonrisa llegue a mis ojos.
-si
ves la frecuencia cardíaca esta estable- dice mi padre. Lo miro
confundida -es estable para el corazón del reno, su frecuencia no
es la misma que la nuestra. Lo hemos tenido que mirar -vuelvo a
asentir. Luca se pone detrás de mi. Lo se porque noto su respiración en mi nuca y esa electricidad que va de mi cuerpo al suyo y
viceversa. Y su olor... Oh! Dios, su olor a bosque encantado...
-cuando
despertara?- pregunta Luca. esta a unos centimetros de mi cuerpo. Le
siento y me estremezco.
-hace
media hora que hemos terminado. Por lo que creo que en otra media
hora o asi despertara. De todas formas vamos a tenerle con analgésicos y anestésicos hasta que este mejor. Seguro que estará muy
asustado y no queremos que se haga ningún daño intentando huir- dice
el amigo de mi padre. Tiene razón Rozo el dorso de mi mano por el
lomo del reno. No es tan suave como esperaba. Es mas bien áspero Aun así su tacto me gusta. Me pongo nerviosa, aunque parece que nadie
parece darse cuenta.
Luca
Todo
ha cambiado, lo sé ahora que miro a Ana. Ya no hay más Luca, no
como era antes del ataque. Observo a Ana. Sé que la pasa algo. Esta
temblando, aunque parece que nadie se esta dando cuenta. Dudo. No se
que hacer. Suspiro. Lo mejor a estas alturas de la película es
dejarse llevar. Mis brazos se mueven libremente y van hacia su
cintura. Paso mis manos por su cintura y las dejo reposar, intentando
que eso sirva para tranquilizarla. Ana se queda quieta. Empieza a
respirar mas lentamente.
El
reno tiene mucha mejor pinta de la que esperaba despues de todo. Y
Ana es su heroina. Noto como mueve uno de sus brazos y lo dirige
hacia el mio. Su mano roza la mia. La posa encima de esta y la
aprieta. Parece mentira lo que nos ha cambiado salvar al reno. Hace
unas horas me odiaba. Ahora por lo menos no intenta hacerme quedar
mal. Es un avance. ¿Y yo? Hace unas horas, mi mente me decía que me
alejara mientras en su cara veía a Chiara y ahora, sé que cuando
estoy con ella todo es mejor, he separado ambas caras y sé que si
ahora la miro a ella es porque es Ana, no porque veo a Chiara, lo
cual no es bueno. Y no podemos olvidar que la pondría en peligro si
algo entre ambos pasase. Y... ¿Lo peor de todo? Nos hemos besado y
me ha echo sentir cosas, que jamás había sentido antes. Han sido
besos tan cargados de miedo, odio, deseo y muchos más sentimientos.
Los besos que he dado y recibido, jamás llevaban emociones con
ellos, eran simplemente, eso, besos. Con Ana eran amociones
disfrazadas de besos.
-Meglio?
¿estas
mejor?- la pregunto contra su pelo en un susurro. Su cálido
cuerpo me hace ir a otra parte, otra donde no hay mafia, no hay
trabajo... Solo ella. Es la primera vez que me pasa esto. Ella se va
a convertir en mi perdición si no es que lo es ya.
-si-
me susurra con os rasposa mirando hacia el reno. Parece que le cuesta
articular las palabras. No se que se le estará pasando por la cabeza
ahora mismo.
Dios
Luca! Te has vuelto una niña plagada de pensamientos y sentimientos,
deberías contenerte un poco.
-Cosa
pensi? ¿En
qué piensas?- la pregunto.
-en
nada y en todo- contesta.
-quieres
que salgamos de aquí? Tengo un plan.
-esta
bien- contesta, su voz baja, sin ánimos. Rota sobre sí misma y nos
quedamos cara a cara a unos pocos centímetros su rostro del mío. Noto
su aliento en mi cara. Me embriaga. Está buenísima, todo hay que
decirlo. La besaría y la haría cualquier cosa ahora mismo. Repetiría
esos besos de hace unas horas. Pero ahora no puedo. No esta bien. La
sonrio y separo mis manos de su cintura. Veo
en sus ojos decepción. Eso también es nuevo...
Salimos
del cuarto y subimos a su cuarto. Al rato sus amigos están con
nosotros.
-que
es lo que habías pensado?- me pregunta con ojos entre tristes y
curiosos a la vez. La miro, escaneándola de arriba abajo.
-mañana
podríamos ir a buscar más trampas por la tarde, cuando estemos
todos- digo hablando más con Ana que con los demás. Sus ojos
brillan. Creo que la gusta el plan. Me mira, como esperando que siga
hablando –. Tenemos que buscar palos grandes para no tropezarnos
con las trampas y para hacerlas saltar. Después las quitaremos, las
destrozaremos para que nadie las pueda volver a usar y las tiraremos.
Ana
me sonrie y acaricia el brazo. La devuelvo la sonrisa. En mi casa,
jamás se me habría ocurrido proponer tal plan, pero aquí, todo
cambia. Ahora,
soy todo un calzonazos. Todos
asienten.
-vale
pues planeemos todo no?- propone Ángel. El chico me cae bien. Aunque
parece que va un poco a lo loco haciendo las cosas. Casi sin
pensarlas. Yo tengo que pensar y razonar cada paso que doy, es lo que
me han enseñado, es lo que hago, o bueno, hacía antes en casa.
-en
cuanto lleguemos mañana a casa nos vamos. Podríamos comer
bocadillos por el camino- sugiere Ainhoa.
-me
parece bien- contesta Ana. La miro. Tiene la mirada perdida y los
ojos algo cansados. Deslizo mi mano con disimulo sobre la suya, que
esta en su regazo y se la aprieto. Ella sonríe Es la sonrisa mas
falsa que he visto en mi vida.
* * *
En
algún momento dado, Ana y yo nos quedamos solos mientras los demás
bajan a por algo de comer.
-Bene?
–pregunto.
Ultimamente repito muchas veces esta pregunta.
-si-
contesta Ana intentando sonreír, le sale una gran mueca.
-Buen
intento. Si, si, te creo- digo irónicamente frunciendo el ceño.
Resopla,
pero no dice nada más. No está bien, no. no sé qué coño tengo
que hacer. Nunca me he visto en una situación así. Cierro mis ojos
y pienso en lo que haría Chiara, o cualquier persona en un momento
así. Haré lo que mi cuerpo me pida. Y mi cuerpo me pide que me
acerque a ella y la abrace sin más. Eso es suficiente para que
empiece a llorar otra vez, mientras me abraza fuertemente. Oigo las
pisadas de sus amigos y su hermano a escasos metros de la puerta. La
abren y cuando nos ven abrazados, Ainhoa habla en un susurro.
-os
dejo aquí la cena- dice ésta dejando unos platos en la mesa de Ana.
Acto seguido vuelve por donde ha venido y cierra la puerta con
cuidado. Ana ni se inmuta. Oigo sus pasos y escucho como abren la
puerta de la habitación de Miguel.
-es
todo tan extraño- me dice entre sollozos.
-shhh,
llora lo que necesites- digo. Mi voz suave. Me sorprendo acariciando
su nuca con una mano mientras que con la otra la abrazo fuertemente
por la espalda.
Nunca
he sido tan... tan... como decirlo? Sensible... nunca una chica me ha
echo sentir así de impotente, sin saber que hacer. Solo Chiara, ella
es, o era, la única. Lo unico de lo que estoy seguro en todo esto
es que odio que la hagan llorar. Y que me encantaría tenerla entre
mis brazos siempre... pero
que? Que estoy diciendo? Tengo que quitarme esa estúpida idea de la
cabeza antes de que joda todo.
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