Translate

lunes, 10 de junio de 2013

ABRIENDO LOS OJOS - LUCA cap 24


Capítulo 24



-Ahora-



     Suena mi móvil  Es Jose. Ultimamente me llama mucho, demasiado casi, pero así es el trabajo... Descuelgo.
-Si?- pregunto a modo de saludo.
-Hola luca- me dice jose por la línea de teléfono
-Ciao Jose dimmi. Dime- le digo a Jose.
-haces algo esta tarde?- me pregunta. Hoy es mi día libre.
-no, no tengo nada que hacer- contesto con una voz un tanto desconfiada. No se que me quiere pedir pero tengo que estar a su disposición siempre, para lo que quiera. Eso me facilitará mucho las cosas después.
-Hazme el favor de pasarte por casa y llévate a mi hija a alguna parte. Hoy sus amigos y mi hijo no van a volver hasta tarde a casa y ella... Necesita salir un poco de casa. Nunca sale- dice Jose con un deje apenado en su voz. No respondo de inmediato. Por lo que me han contado, su hija no quiere salir nunca de casa y pelearme con esta chiquita en concreto, para sacarla de casa.. puff no sé, no me apetece mucho.. además ella se pasa el día frente al ordenador.. yo no la voy a poder convencer.. pero bueno, tengo que sacar a la hija de Jose de casa si quiero ganarme más su confianza. Dentro de unos meses, hasta me confiará su vida, seguro.
-È ok. ¿A qué hora?- pregunto.
La conversación no dura mucho más después de que Jose me diga a la hora que tengo que estar en su casa.

Me preparo para ir en la moto. Me pongo ropa de abrigo y encima de ella, los pantalones y la chaqueta, pues estoy seguro de que la tendré que dejar los pantalones y la chaqueta de moto a la hija de Jose.
Llego a casa de Jose, su hija aún no ha llegado.
-Hola Luca, me alegra verte- me dice la mujer de Jose.
-Ciao Ana- la saludo. Me sonríe y me deja pasar. Sami aparece de la nada y se tira sobre mí, como siempre hace.
-Ciao a ti también Sami- la saludo. No acostumbro a saludar a los animales, pero es algo que debo hacer para agradar a la familia de Jose. Por lo que he visto, la perra es uno más.
-te ha echado de menos Luca- dice Ana María. Sonrío como respuesta, pues no se que coño puedo contestar a esa afirmación.
-está ya Ana en casa?- pregunto para salir del paso.
-no, aun no ha llegado. Pero no tardará- me dice Ana María.
-Vabbè- contesto.
-vamos al salón si te parece bien y ahí hablamos- me dice Ana guiándome al salón. Ahí esta Jose.
-Hombre hola Luca!- me saluda Jose.
-Ciao Jose- le saludo.
-siéntate- me dice Ana María.
-esta bien- digo sentándome en el sofá. Ana maría se sienta a mi lado.
-qué tal llevas el estar lejos de casa?- me pregunta Ana María.
-bene, bueno. Es una experiencia agradable- digo sin dar detalles. Solo lo que ella quiere oír.
-no van a venir tus padres a verte?- pregunta.
-no, de momento no- contesto. Al ver las expresiones de Jose y Ana María añado –están muy liados ahora con el trabajo y no creo que tengan tiempo para un viaje tan largo.
Ana María y Jose asienten. En sus miradas puedo ver tristeza. Sienten pena por mí, no me gusta que eso pase.
-bueno sabes que aquí estamos para lo que quieras Luca- me dice Ana María. Asiento.

-Luca, no sé a que hora llegan los amigos de Ana y mi hijo, pero no me importa la hora a la que llegue a casa. Confío en ti- dice Jose después de un largo rato de silencio. Asiento. Ya me he ganado su confianza. Ahora solo tengo que soportar a su hija unas cuantas horitas... o mejor dicho... horazas...
Oigo como la puerta de la casa se abre, seguro que es la niña de Jose.
-hola- saluda Ana apoyada en el marco de la puerta. Esa pose de niña chula no le pega nada. Casi estoy por echarme a reír.
-Ciao –la contesto cortésmente. Para mi sorpresa, se acerca a mí y me planta dos besos. Si no estuvieran sus padres delante no creo que se hubiera acercado a mí tanto como lo ha echo ahora. Noto la descarga eléctrica en cuanto nuestras mejillas se rozan. Evito la tentación que me invade de cogerla por la cintura y atraerla a mí, más cerca. Todo lo que pueda...
-Qué haces aquí?- me pregunta Ana, casi exigiéndome que se lo diga. Enarco una ceja. Vaya con la niña! Qué pronto me quita de la cabeza lo que hace segundos deseaba hacer. Ella es tan... diferente. En un segundo mi cuerpo me pide más de ella, pero abre la boca y todo se va a la mierda. Al menos eso me mantiene cuerdo. Al menos sé que mientras hable, lo que pienso de ella no cambiará y no llegará a pasar nada entre nosotros. Mejor. Mucho mejor.
-no seas borde Ana!- dice Ana María a ésta. Eso solo consigue que se rebote aún más.
-bueno.. pues..- digo pensando como darle algún golpe bajo y dejarla cao.
-os dejamos solos- dice Ana María mientras veo como le hace una seña a Jose para que se vaya con ella.
Me quedo mirando a Ana, esperando que me mande a la mierda o me eche de la casa, pero eso no pasa. Se queda callada. Así que hablo yo, para meterla el corte.
-tu padre me ha llamado- la digo. Espero a que reaccione, porque seguro que no sabe por qué me ha llamado.
-y?- dice a modo de respuesta. Sonrío para mis adentros. Ahora es cuando la voy a meter el corte...
-quería que saliera contigo por ahí  digo. Se que la molestara que su padre mande al chico que no soporta a salir con ella. Y además seguro que se da cuenta de que su padre siente pena por ella porque no sale de casa.
-por qué?- me pregunta. No parece muy afectada por lo que la acabo de decir.. ¡vaya fail!
-porque nunca sales. Y porque hoy no están en tu casa ni tu hermano ni tus amigos- la digo. Ella refunfuña. perfecto!
-bueno a ti que te importa si salgo o no- me dice, o más bien me exige.
-a mi no me importa, le importa a tu padre- digo sinceramente.
-esta bien, que vamos a hacer- acepta con un suspiro. No esperaba que aceptara tan rápido  Me hubiera gustado bacilarla algo más de lo que he podido, que ha sido casi nada. Bueno, mejor dicho, nada de nada. Es pronunciar la palabra “padre” y la tengo comiendo de mi mano.

Acompaño a Ana a la cocina. Ella no me siente.
-vamos entonces?- susurro a Ana en el oído mientras ella dice a sus padres que nos vamos a ir. Ella pega un bote. Solo la he hablado así por provocarla  y no me arrepiento. El bote que ha pegado y su cara, no tiene precio. Y estar junto a ella, tampoco lo tiene, muy a mi pesar.
-no te acerques tanto a mi. ¿Quieres matarme de un susto?- me recrimina Ana. Su labio inferior tiembla. Esta nerviosa. Perfecto. Me encantaría contestarla, pero me muerdo la lengua pues iba a decir una obscenidad. No la contesto y la insto a andar hacia fuera de la casa con un movimiento de cabeza. Sigo a Ana por el pasillo hasta fuera de la casa, donde ella se dirige al coche de su padre.
-Dove vai? ¿A dónde vas?- pregunto algo confuso.
-al coche- dice ana algo seca. ¡Ja! ¡Que se lo ha creído!
-te llevo yo, andiamo in moto. Vamos en moto- digo. No me perdería por nada del mundo a esta chiquilla subida en mi moto. Espero que tenga miedo.
-ja! Vamos en coche- dice Ana abriendo el coche. Que se ha creído ésta? No me conoce bien..
-en moto. Soy yo el que te lleva y yo te llevo en moto- digo de forma autoritaria. Odio que me saquen de quicio, y ella lo esta consiguiendo.
-dime una razón para ir en moto y no en coche- me dice Ana, retandome. Con que esas tenemos no?
-È il mio piano. Es mi plan. Soy yo el que te saca a la calle, así que yo elijo el medio de transporte- digo harto ya de esta discusión que desde el principio he sabido que ganaré.
-no es una buena razón  me dice atacándome  ¡Me crispa los nervios esta chavalita!
-me apetece llevarte en moto- digo sin mas. Seguro que es lo que ella quería oír.
-vale, espero que lleves casco de sobra- dice al fin, cediendo. Parece mentira que la haya podido convencer de esta manera tan estúpida.
La paso el caso de moto que la regalaron en reyes, mis pantalones y mi chaqueta de moto.
-agárrate a mi cintura si no quieres caerte- digo a la chiquilla con voz neutra. Con lo cabezota que es, seguro que se niega. Pero bueno, ella ya se dará cuenta de que si no se agarra, se cae. Es un problema de física muy sencillo.
-y si no lo hago?- me dice. ¡Como lo sabía! ¡Será tonta...!
-Perderai l’equilibrio. Te caeras. Pero haz lo que quieras- la digo. Me importa bien poco donde se agarre. - Stràppo. Arranco- digo mientras acelero. Voy a más velocidad de la que debería, pero quiero pegarle un susto a la chiquita. Ésta se desestabiliza y termina agarrándose fuertemente a mis hombros.
-Ti ho detto. Te lo advertí- digo sin más mientras sonrío para mí mismo. Me gusta la niña de papá. Me gusta jugar con ella, bacilándola, tensándola, poniéndola al límite de su paciencia y ver su reacción. Es divertido.
-creído- me dice. Estoy a punto de echarme a reír  Me habían llamado muchas cosas, pero nunca creído. Creo que esa palabra es poca cosa para lo que soy realmente yo. Sus brazos me molestan en los hombros y no me dejan maniobrar bien, así que sin decirla nada, cojo sus manos y las dejo reposar en mi cintura. Ahí están mejor.
-que haces loco!- me grita. Joder con la chiquilla.. que he echo ahora haber?
-que hago de que?- pregunto sin entender nada.
-no sueltes la moto - me chilla casi desesperada.
-no te preocupes por eso. Tus manos sobre mis hombros me molestan que no veas para conducir y no chocarnos- la reprocho. Es su culpa, no la mía, ¡encima!
-falta mucho?- me pregunta entonces la hija de Jose.
-Non tanto. No mucho. Mira el paisaje mientras- la contesto. Así se mantendrá entretenida y me dejará un poco en paz.
Seguimos el camino.
-Ti piacciono? te gustan?- pregunto a la chiquita cuando ésta se dedica a tocar mis abdominales sin disimular ni un pelo. Me encanta decirla mis arrogancias y que ella se quede sin saber qué decir, roja como un tomate.
-el qué?- pregunta ella. Por su voz, parece algo avergonzada. Pero yo no puedo dejar escapar mi oportunidad de que vea como soy en realidad. Si soy borde con ella, me aseguro de que no se acerque a mí nunca. Bajo ningún concepto. Así que merece la pena ser borde y arrogante.
Pero después de ser tan borde, a pesar de no querer serlo, mi yo de verdad, aparece.
-Hai freddo? ¿Tienes frío?- pregunto. Noto como sus manos tiemblan. No ha cogido guantes, así que debe estar helada. Cojo sus manos y las envuelvo en mi jersey para que entre en calor.
Mierda! Ahora me arrepiento de lo que acabo de hacer.. eso no hará que se aleje de mí. Eso no hará que me odie. Y ella tiene y debe odiarme, por el bien de los dos. Me desvío de todo en un segundo. Y no me puedo permitir un segundo sin pensar en mi objetivo.
Cuando paramos en el bar al cual la llevo, tomamos un cola-cacao ella y yo café, ambos con donut y siento ganas de llevarla al lago donde voy a alejarme de todo. Pero no tenemos tiempo, sus amigos llegarán a casa en breves y bueno.. casi que prefiero que no hayamos podido ir al lago. Ha sido una estupidez proponérselo, la verdad. La dejo en la puerta de su casa.
-gracias por sacarme de casa- me dice. Sonrío, aunque me arrepiento nada más hacerlo. Menos mal que llevo casco y ella no me puede ver.
-espera que..- me dice la hija de Jose mientras se baja la cremallera de la chaqueta que la he dejado. En cuanto el aire frío roza su ropa, ella pega un grito ahogado. Iba a advertirla, pero creo que es más divertido verla así.
-no te lo quites. Dámelo mañana. Me tengo que pasar por aquí- digo. Y sin esperar que diga nada, arranco la moto y me alejo. Dejándola allí sola, en mitad de la nieve.
Llego a casa. Estoy cansado. Me pongo la televisión y me dedico a no hacer nada. Mi padre llama muy tarde ya a mi móvil  pero no lo cojo. No me apetece hablar con él.
Sin embargo llamo a Chiara, quiero escuchar su voz y contarle todo lo que ha pasado hoy.
-Luca no quiero que seas borde con ella- me pide Chiara
-pero Chi...
-No. Luca, trátala bien – dice Chiara en un aullido. Asiento a pesar de que sé que no me está mirando.
-esta bien, lo intentare. Pero no prometo nada Chiara. Ella esta en medio del trabajo. Y tu vas primero – digo dando por zanjada la conversación.

Estuvimos hablando sobre Giovanni y nuestro padre largo y tendido hasta que mi madre llamó a Chiara insistentemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario