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lunes, 17 de junio de 2013

LA VIDA NOS VOLVERÁ A JUNTAR, TLP - Ada cap 21

Capítulo 21

Ada


Liam se debió despertar antes que yo, porque cuando me desperté él parecía llevar bastante tiempo observándome, mirándome. ¿La causa? Estaba acurrucada en su pecho, con mi cabeza en su torso y mi brazo inclusive, casi abrazándolo, estrechándolo hacia mí (se estaba muy bien así, he de reconocerlo). Él por su parte, acababa de apoyar su palma de la mano en mi costado. Al principio no me di ni cuenta, por lo que le atraje más hacia mí, sin pensar en lo que hacía y sonriendo. Era tan cálido tu pecho.. Cuando me di cuenta, fui abriendo poco a poco los ojos, me fui volviendo despacito hacia arriba y me encontré con sus ojos. Esa mañana parecía más verdes y brillantes, mirándome y sonriendo.
- buenos días! – me dijo
- lo siento – titubeé todavía con mi brazo rodeando su pecho y mi cabeza apoyada en su pectoral – no me he dado cuenta de que eras tú, de verdad – y comencé a moverme para alejarme de él. Vaya cagada, lo que me faltaba, pensé para mí misma. Noté cómo la sangre se acumulaba en mis mejillas. Perfecto.. además me pongo colorada, pensé.
- no te preocupes, me ha gustado tenerte así, de verdad que no importa – dijo Liam sin parar de mirarme a los ojos. Por su mirada, habría deducido que le había gustado dormir conmigo y despertarse acurrucado por alguien; pero no podía ser así de perfecto y bueno todo con él. Además, lo que había entre nosotros era simple y mera atracción ¿no?. Por lo menos eso era lo que yo quería.. Le contesté sonriendo y a continuación me tumbé en mi lado de la cama, mirando a Liam, que giró su cabeza para poder verme. Genial, así verá mejor lo avergonzada que estoy, pensé. Estaba nerviosa. Mi corazón parecía incluso más desvocado que la noche anterior.
No sabía qué decir, pero dicen que hay veces que un silencio vale más de mil palabras. Desafortunadamente, unos golpes en la puerta rompieron por completo la mirada cómplice que teníamos ambos.
- buenos días pareja! Es la una, creo que ya os hemos dejado descansar mucho – dijeron desde el otro lado de la puerta Noel y Vanessa al mismo tiempo que abrían la puerta y entraban.
- ¿tan tarde es? – pregunté desperezándome, al tiempo que Liam se incorporaba.
- si – dijo Noel y prosiguió – ¿café, leche, cola-cao? –
- cola-cao – dije mientras que Liam dijo – leche-
- tostadas o churros recién hechos? – prosiguió Noel
Esperé que Liam contestara, pero me miró y con su mirada y su movimiento de cabeza supe adivinar que debía contestar yo primero
- tostadas - dije
- yo lo mismo – dijo Liam
- vale, en cinco minutos tendréis todo en la mesa – dijo Vanessa sonriente y a continuación dijo – por ciento nos hemos tomado la libertad de decidir por vosotros en la propuesta de Miguel de pasar el día todos juntos en la playa que está aquí cerca, bajando la montaña a pie, espero que no os importe – Liam y yo nos miramos y sonreímos.
- para nada, me gusta el plan – dijo Liam
- ¿la playa esa a la que siempre quiero ir? – pregunté emocionada. Por fin, aquella playa, con aquel mar azul claro que tanto me gustaba.
- siii – contestó Vanessa sonriente
- sabíamos que diríais que sí – dijo Noel saliendo de la habitación y cerrándola al salir Vanessa.
Nos quedamos solos otra vez y sentí un cosquilleo en el estómago, tenía miedo de que la mañana llegara porque él se iría, pero alguien había pensado en mí y había logrado retenerlo un día más.

Nos levantamos y me acerqué al armario para ver qué me pondría ese día. Parece mentira, pero nunca me había parado a pensar en qué ponerme hasta ese momento; quería estar deslumbrante para él y no sabía qué le gustaría más. Siempre me había puesto lo primero que veía, y muchas veces no conjuntaba. A mí siempre me había dado igual si conjuntaba o no, para vestir, casi siempre había sido un desastre.
- esa camiseta que acabas de coger me gusta mucho – opinó Liam y prosiguió – te quedaría bien con esos pantalones cortos – no me podía creer que Liam me estuviera diciendo eso, no sabía qué decir.
- vale– dije y salí acelerando el paso de la habitación hasta el baño, en el cual acababa de entrar Carolina. No sé por qué reaccioné así. Me puse nerviosa, demasiadas emociones a la vez. Me senté en el suelo del baño durante un buen tiempo, asimilando lo que había pasado los días anteriores y aquella noche. Carolina cerró la puerta y esperó a que yo hablara. No sabía qué era exactamente lo que estaba pasando entre los dos, pero sentía que algo entre nosotros estaba empezando a formarse, y me daba miedo el final de esta historia.
¿Tal vez todo fuera algo pasajero? Eso esperaba. Me levanté con ayuda de Carolina y me miré al espejo, me miré a los ojos y le dije a Carolina y a mi misma - no quiero sufrir- fue lo único que pude decirme a mí misma frente al espejo.
-Ada, no pienses así, no le conoces, dale un voto de confianza- me dijo carolina con mirada suplicante. No sabía qué hacer, necesitaba tiempo. Todo había ocurrido muy deprisa. Y era ahora cuando me estaba dando cuenta. Demasiadas cosas.. Sentía muchas cosas por él, demasiadas; cosas que nunca había sentido por nadie más y no sabía qué sentía él, si es que sentía algo que no fuera mera amistad y cariño. De todas haría lo que mejor se me da.. dejar apartados de mi mente pensamientos que no tuvieran que ver con el tonteo que teníamos Liam y yo.
Notaba que mi mirada era triste, así que esperé unos minutos para despejar mi mente y vestirme. Pero al salir del baño junto con Carolina de la mano y verle, todo lo que había dicho frente al espejo se esfumó; apreté la mano de Carolina y la susurré -no me puedo resistir a él..- Carolina me contestó con una sonrisa y un apretón de mano. Lo que sentía por él era algo casi adictivo. Si no le veía podía proponerme no dejarme llevar, ir con cuidado, pero al verle.. Todo lo dicho se desvanecía y solo le veía a él. Nos sentamos uno frente al otro a desayunar, mientras los demás seguían preparando las cosas para nuestra escapada. Nos echamos miradas fugaces que lo decían todo. Ojalá nunca hubiéramos despertado y hubiera dormido así con él para siempre, pensé. Pero.. Ada.. qué coño estás pensando? Me recriminé a mí misma. Me removí en mi silla nerviosa y zarandeé mi cabeza de un lado a otro, intentando sacar de mi mente aquellos pensamientos sobre Liam. él debía ser otro chico más, alguien con quien tontear, como hacía desde hacía unos años, nada más. Cualquier cosa más significaría que me haría daño. Me gustaba de verdad y yo también quería gustarle de verdad a él.

A las dos ya teníamos todo preparado y estábamos listos para salir. Mientras todos ayudaban a meter las cosas en el monovolumen de los chicos (no sé por qué no fuimos en mi furgoneta, es más grande), aproveché para irme sin que se dieran cuenta a la playa con Sam y Dafne. Me las llevé para que Sam corriera antes de irnos y Dafne pudiera nadar un rato. Además así yo también podía despejarme. Había bastante gente en la playa dadas las horas que eran pero eso no impidió que pudiéramos correr Sam y yo por la orilla y Dafne seguirnos mientras nadaba cerca de la orilla, ya que todos tomaban el sol. Sentía que tenía la mayor libertad de todas cuando estaba paseando tranquilamente por la playa. Sam corría a mi alrededor y jugaba trayendo conchas que le tiraba y me traía. Ladraba pidiendo más, pidiendo que le tirara cualquier cosa. Dafne a veces intentaba hacer un intento de vuelo corto en un intento de conseguir llegar a Sam. Me hubiera pasado tirando conchas horas, pero eran las dos y veinte y ya tendrían todo preparado.

- Ey Ada! Donde te habías metido? – dijo Sara acercándose a mí
- me he ido con Sam y Dafne a pasear por la playa un poco, pero ya estoy aquí – dije esbozando una sonrisa. Estaba más feliz que cuando me había ido; sería por la “hormona de la felicidad” que se segrega cuando haces ejercicio.
- ya estamos todos, venga vámonos- dijo Ainhoa cuando me vio pasar a su lado saludándola con un beso.
Nos subimos todos en el monovolumen de los chicos en vez de mi furgoneta hippie, todavía no recuerdo el porqué, habríamos ido más a gusto en mi furgoneta. Delante iban Noel y Pablo, en los tres asientos iban Sara, Julia Vanessa y Ainhoa, en los dos asientos siguientes iban Carlos, Liam y Miguel y por último en el maletero, sentados en el suelo, íbamos Ángel, Carolina y yo con Dafne y Sam. Liam intentó ponerse conmigo pero yo no quise, por los remordimientos que tenía sobre lo que sentía él sobre todo aquello. Aun así, Liam se sentó en el asiento que estaba más cerca de mí. Pasó su mano por un lateral de su asiento hasta alcanzar mi cuerpo, y dejo la mano posada sobre mi rodilla durante todo el trayecto. Daba igual que hubiera baches o curvas, su mano en ningún momento amenazó con moverse de donde estaba. Me daban ganas de tocar su mano, en realidad, me moría de ganas, pero la verdad, tenía miedo. No quería sobrepasar la línea del tonteo. No quería que él significara nada más que eso, otro chico más de mi lista. Sentía cosas muy fuertes por él, pero aun así no podía dejar que mi corazón venciera frente a mi cabeza que me decía que me haría daño, como tantos otros.
El trayecto no fue muy largo, apenas media hora de curvas, baches y frenazos.
Por fin llegamos, aparcamos el coche, nos bajamos.. La vista era magnifica, podíamos ver árboles, montañas gigantescas, pero no se veía el mar, todavía. Vino una brisa veraniega que me revolvió el pelo, al tiempo que Dani se reía de mí. Cogimos las cosas y estuvimos bajando durante una hora la montaña, lo que para mi fueron como dos largas horas pensando en Liam, a quien tenía a apenas dos pasos por delante de mí. Y a medio camino logramos vislumbrar el mar, pero para la playa quedaba un trecho más. Cuando logramos llegar por fin a la playa, solo vimos a dos parejas jóvenes y otras dos más con niños pequeños. La playa era preciosa. El agua cristalina, podías ver los peces; no había arena, la playa estaba llena de pequeñas piedras, cantos rodados de color ocre y hueso, que daban un efecto muy relajante y sedante en los pies mientras andabas por la playa. Las piedras que se encontraban al sol, ardían debajo de mis pies, lo que hizo que dejara la silla que llevaba en el suelo y saliera corriendo al agua a mojarme los pies. Las olas eran más bien grandes, de las que nos gustaban a nosotras, o por lo menos a mí. Volví junto con los demás y dejé la mochila que no me había llegado a quitar antes en el suelo, sobre una toalla. Después salí corriendo a zambullirme en el agua seguida de cerca por Sam y Dafne que se quedaron en la orilla mojándose sus patitas. Sentí un cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo cuando me tiré de lleno al agua. Era una gozada, el agua estaba a una temperatura más que apetecible y las olas no paraban de mecerme, haciéndome sentir muy bien. Olvidándome de todo. El agua es mi medio. Sumergí la cabeza bajo el agua y.. Abrí los ojos; aunque no se veía bien, podía distinguir las formas de los peces que se movían a mi alrededor, incluso algunos me picoteaban los pies. Era la primera vez que abría los ojos debajo del agua de mar y no me escocían los ojos. Tal vez era una señal de que las cosas pueden cambiar, que a lo mejor Liam y yo podríamos estar juntos algún día. Todo lo que se me pasaba por la cabeza estaba relacionado con Liam. Liam, Liam, Liam.. Siempre Liam. Esa playa era la mejor en la que había estado. Había un descenso tremendo en cuanto te metías en el agua. El agua pasaba de cubrirte los pies a cubrirte hasta el cuello casi. Estaba bien, porque así, desde fuera me podía tirar de cabeza y sabía que no me chocaría contra las pequeñas piedrecitas que formaban el fondo. Tenía ganas de bucear, aunque no me había puesto ni gafas ni aletas. Iría más despacio y me cansaría más; pero en aquellos momentos no me importaba.
Los demás también se metieron en el agua, pero ninguno, ni Liam, se acercó a mí. Supieron entender que necesitaba espacio. Se lo agradecía, sobre a todo a Liam, que sabía que en mí había encontrado a una persona con la que poder bucear. Cuando estuve relajada, dejé que las olas me sacaran y me quedé durante unos segundos tumbada sobre las piedras hasta que sentí como alguien me tapaba el sol de la cara; era Sara.
- son casi las cinco, ven con nosotros que algunos tienen hambre y se han puesto ha hacer bocadillos – dijo. Me levanté refunfuñando y nos acercamos donde estaban los demás. De verdad parecíamos una familia, les vi a todos desde lejos, riéndose, pasándose comida para ayudar todos a hacer los bocadillos, ninguno protestaba y me sentí bien pensando que todos ellos, estaban felices en ese momento.
Siempre me habían dicho que siempre pensaba en mantener unidos a mis amigos y en pensar más en los demás que en mí. Cuando nos acercamos más, vi que me habían dejado un sitio entre Noel y Liam. Me senté entre ambos; notaba la rodilla de Liam tan cerca de la mía.. No me rozaba, pero podía sentirla. Cada vez me resultaba más difícil poder verle, sentirle y no besarle, abrazarle.. Poder gritarle que estaba locamente detrás de él, que no sabía que era pero sabía que era intenso. Solo habíamos pasado apenas unos cuantos días juntos, pero para mi eso era suficiente, por ahora..
No hablé mucho durante el día, preferí escuchar cómo los demás contaban sus anécdotas, cómo Sam corría de un lado a otro y Dafne picoteaba a ésta las orejas, o cómo las chicas corrían en dirección al agua y se zambullían. Por primera vez, fui yo quien se tumbó en la arena mirando al sol sobre una toalla, bajo la sombrilla y me puse a pensar, a descansar; mientras los demás se iban hacia el agua. Pensé en lo que sentía por Liam. No estaba muy segura de nada. No era la primera vez que me gustaba un chico y me daban calabazas, y tampoco sería la primera vez que estaba con un chico que me hacía daño. En parte tenía miedo de eso, del futuro. Aunque siempre me había dicho que debía vivir el presente, nunca lo hacía, era así de rara (y lo sigo siendo, estoy segura). Soy muy poco hábil, por lo que no suelo darme cuenta de lo que quiere el chico cuando tontea conmigo y a veces por eso, me meto en líos. Lo que siento yo, es fácil de interpretar por mí, pero interpretar las intenciones de los chicos.. se me da mal.. no, lo siguiente. Así que en cosas de amor, soy un cero a la izquierda. (será por eso que me las meten dobladas). Seguía pensando en mis cosas cuando noté cómo alguien se tumbaba a mi izquierda un rato después de haber cerrado los ojos. Sentía su respiración, calmada, relajada al igual que la mía. Sentí que solo estábamos los dos ya que oía un gran barullo a lo lejos que supuse que serían mis amigos. Su respiración se acompasaba con la mía. Noté cómo me acariciaba el brazo, las mejillas. Tenía la piel rugosa y mojada, me estremecí. Por donde iba pasando sus dedos, notaba que mi piel se mojaba y se entumecía, para en seguida volver a secarse y volvía a arder por el sol. Quería que fuera Liam quien lo estuviera haciendo, lo deseaba con todas mis fuerzas, pero no me atrevía a abrir los ojos, ni siquiera a entreabrirlos para no decepcionarme. Así que lo único que hice fue sonreír y seguir sumergida entre mis pensamientos mientras aquel desconocido me acariciaba.
- tienes una sonrisa preciosa – reconocí su voz enseguida, era él, era Liam y en un acto inconsciente abrí los ojos y ahí estaba él, incorporado sobre su toalla, tapándome el sol con su robusto cuerpo, apoyado sobre su mano derecha y su cuerpo echado hacia delante, donde estaba yo tumbada. Estaba completamente empapado de agua salada. Al verle así recordé la primera vez que habíamos buceado juntos. Con el pelo chorreando agua salada estaba guapísimo. Una gota calló sobre mi pecho; un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Otra gota más calló en mi cuerpo, esta vez en mi hombro y otra más en el brazo. Me fijé de donde venían: de su pelo, de su pecho, de su abdomen, de todo su cuerpo caían pequeñas gotas y la mayoría llegaban hasta mi cuerpo. Me miró con unos ojos que demostraban amor y sinceridad, hizo una mueca y a continuación dijo -por tu cara.. ¿Esperabas que fuera otra persona?-. Mientras poco a poco acercó más su cuerpo al mío y posaba su mano izquierda sobre mi toalla, al lado de mi cara. Más gotas empezaron a mojar mi bikini ya seco y el resto de mi piel descubierta y achicharrada por el sol. Las gotas estaban frías y lograban refrescarme algo, a pesar del calor que emanaba de mí al tener tan cerca de Liam.
- esperaba que fueras tú – susurré, sonrojándome nada más decirlo. Sus ojos brillaron y se volvieron más verdes, estaba feliz. Había empezado a entender parte de su ser. Sabía reconocer cuando estaba feliz mirando sus ojos. Me había salido solo y no sabía por qué lo había hecho. Quería huir pero antes de que pudiera se acercó más a mí, me cogió de la cintura con su mano izquierda atrayéndome hacia él. Pegué un grito ahogado, sus mano estaba terriblemente fría cuando rozó la piel de mi espalda. Me dejé llevar, sabiendo que eso es lo que debía hacer; vivir el presente, por primera vez. Apoyó su codo derecho en la toalla y con su mano derecha me fue acariciando la mejilla hasta llegar a mi cuello, hasta que su cuerpo estuvo tan cerca del mío que olvidé hasta como respirar. Por donde iba pasando sus fríos dedos mojados en agua salada, el bello se me erizaba. Solo le sentía a él, que por fin estaba a mi lado, conmigo. Mi corazón que desde hacia un rato iba deprisa, comenzó a ir más deprisa si es que es posible que pase eso. Se acercó más y más, muy despacito, como en los cuentos de hadas o las películas de amor. Cada vez nuestros labios estaban más cerca y mi corazón latía con tanta fuerza que llegué a pensar que seguramente lo escuchaba tan claramente como yo. Se quedó quieto cuando sus labios rozaron los míos y durante una milésima de segundo los dos saboreamos como era ese momento antes del paso final, sonriendo. Tenía unas ganas inmensas de besarle, de sentir su beso con sabor a sal, de tenerle pegado a mí; estaba empezando a desearle sin apenas haber echo nada. No quería esperar más. Vi gotas de agua resbalando por sus labios carnosos y sentí envidia de ellas. Y por fin pasó. Nuestros labios se juntaron, fue una sensación enloquecedora. Me recorrió un hormigueo por todo el cuerpo empezando por la punta de los pies y terminando en mis labios. Mi cuerpo se pegó al suyo, moviendo mi pelvis intentando estar lo más cerca de él que nuestros cuerpos nos dejaban. No fue un beso largo, tras unos segundos, nuestros labios se separaron, quería más, quería saber cuál era el tacto de su lengua, su sabor, su todo pero Liam me sonrió y se tumbó en su toalla, dejando que me tumbara en su pecho como aquella noche. Cuando creí que no me veía, me relamí. Mis labios sabían a la misma sal que hacía pocos segundos estaban en sus labios. Después de aquel beso, me inundaron la mente muchas preguntas, la mayoría sin respuesta. No sabia que significaba aquello que acababa de pasar, me sentía tan bien a su lado pero por otro lado, todo había pasado muy rápido. A lo mejor me estaba precipitando. Tuve miedo, una vez más.

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