El
lugar: Nos adentramos en Noruega, en plena
costa. A nuestro alrededor pastos verdes cubiertos por nieve,
formaciones rocosas, cascadas, tierra, durante miles de hectáreas,
quien sabe exáctamente cuántas son.
Allí,
escondida frente al mar, una cueva. No lo parece. En su entrada hay
una gran cascada, que llena de ruido sordo los alrededores. El agua
cae con fuerza, quizás con más fuerza de la que debería. Los
humanos no suelen llegar nunca allí, y si lo hacen, no se suelen
acercar, teniendo miedo de los remolinos que se forman en el lago que
nunca deja de moverse como si hubiera una tempestad allí mismo.
Nos
adentramos dentro de la cueva, pasand la cascada de la muerte, como
la llaman en Noruega. Dentro nos encontramos con dos pequeños
caminos escarpados a ambos lados de la cueva y un montón de piedras
de pequeño tamaño en el centro. Si eres listo, irás por el
lateral. Si eres humano, es muy dificil que consigas dar dos pasos
antes de caerte y romperte algo. Si consigues pasar la segunda
barrera entonces llegarás al final de lo que parece la cueva. Si
giras tu cabeza ligeramente hacia la derecha y tienes buena visión
nocturna, verás que si vas a la derecha, detrás de unos recovecos,
hay dos “agujeros”. Uno es el indicado, el otro simplemente te
perderá dentro de la cueva y te hará salir de ella. Escogemos el
camino de la izquierda. Nos adentramos en él. Va empinado y
escarpado hacia abajo. Parece que bajas por años. No se sabe a
ciencia cierta los kilómetros que tiene el tunel, es posible que
cerca de un kilómetro. Para los humanos es mucho y darían la
vuelta, es la tercera barrera. Si sigues el tunel, desembocarás en
un gran círulo al cual llegan los rayos de sol. Si miras hacia
arriba solo verás la luz, jamás de donde vienen los rayos, igual
que desde fuera no saben lo que hay ahí abajo. Si diriges la mirada
a la derecha, verás una escalera echa de madera, hace millones de
años. La gente pensaría que se va a romper, no saben cuan
equivocados están. Sube por la escalera, llegarás a una pared
rocosa que te dice que es el final del camino. Mira de un lado a
otro, no encontrarás nada inusual. Si eres humano, jamás se abrirán
las puertas de nuestro mundo a ti. Si eres un licántropo, tan solo
apoya tu palma de la mano sobre la roca, ella te reconocerá y se
abrirá ante ti. Dejará que la magia te inunde. Un humano podría
pasar a través de Maat, que significa equilibrio, solo si se
cumpliera: a) estuviera en contacto directo con un licántropo.
b)éste decidiera dentro de su ser, que le deja pasar. Si no se
cumplen estas dos partes, el humano jamás podría atravesar la pueta
de Maat y llegar dentro de ella.
Está
bien, ahora adentrémonos en ella. Es como una ciudad subterránea,
salvo por el echo de que hay iluminación sobrenatural. Es la luz de
Maat. De frente tenemos una estatua, donde se puede percivir la
figura de un licántropo. No es como los de Crepúsculo, no es un
lobo, no es un perro, es una criatura del infierno, ostentosa,
ridículamente fea, desagradable, con ira llenando las cuencas de sus
ojos, la locura en sus ojos. La lucha del lobo en su interior frente
a su humanidad. Alrededor, dispuestás en círculos a su alrededor,
están las casas de los Betta. Entre éstas, encontrarás las de los
Levedit, algo más grandes. Las casas de los Levedit tienen a su
alrededor a sus descendientes. Pasando éstas, encontrarás la casa
de Norna, más grande y ostentosa que las anteriores. Varios pisos y
muchos licántropos decorando la fachada. En la lejanía, la
propiedad de los Hécate. Un gran castillo, o algo parecido a ello si
hablamos en el idioma de los humanos. La construcción la llamamos
Innana, que significa Diosa Madre. Es allí, en una de las
habitaciones donde se deciden las cosas, es en otra de ellas donde
conoces a tu elegido, es en otro de tantas donde Norma decide tu
futuro... Todo lo transcendental pasa allí, de ahí su nombre,
Innana.
Nosotros:
Nos hacemos llamar licántropos. Pertenecemos al clan Vanir. Su
nombre proviene de un clan de deidades.
Nos regimos por unas normas y estatus social.
Arriba del todo en nuestra jerarquía están los Hécate.
Fueron nuestros creadores. Después sigue Norna, que muchas veces es
como si no tuviera que acatar las normas, va por libre. Después la
siguen los Levedit, nuestros ancianos. Bajo ellos están los Betta,
el rango más bajo.
¿Cómo conseguimos la comida? ¿Por qué vivimos
escondidos? ¿cuándo nos transformamos? ¿nos dan caza? Son
preguntas muy frecuentas.
No somos bichos raros en cuanto a comida. Somos
omnivoros y dentro de nuestras miles de hectareas de terreno tenemos
huerto. Respecto a la carne, solo tenemos que pescar, o mandar a
algún Betta a matar alguna de nuestras reses en ocasiones
importantes, si no, vamos al mercado como el resto de los humanos. El
agua nos llega desde la cascada, es potable. No se nos prohíbe beber
los refrescos humanos, solo hay alguien que debe ir, comprar y volver
con ellos.
En cuanto a vivir escondidos... Nuestros antepasados,
los primeros licántropos, se dieron cuenta de que nosotros somos en
sí un arma letal para el ser humano cuando nos transformamos. Que la
raza humana dejara de existir no sería algo bueno, por lo que hay
que conservarla. Igual que los perros pueden coexistir con los gatos,
los leones con los búfalos, nosotros con los humanos, salvo por el
echo de que ellos no saben de nuestra existencia, o la mayoría, al
menos. Nosotros somos más poderosos en nuestra forma de licántropo,
así que durante las lunas llenas, nos escondemos, bajo nuestra
cueva, entre rejas. Eso también contesta la pregunta de cuándo nos
transformamos. Los primeros años tras nuestra primera transformación
los pasamos intentando controlar el cambio. Eso ya os lo explicaré
más adelante. Maat no está cerca del mar por casualidad, fue creada
para que en luna llena, cuando la marea sube, sea capaz de dejarnos
aislados. Así, si algún licántropo intenta uir, no podrá, pues la
cueva entera, hasta incluso la salida a las escaleras, queda repleta
de agua salada.
¿Que si nos dan caza? Como a cualquier predador. Nos
ven como un factor determinante para la extinción de la especie
humana, así que nos dan caza. ¿Les damos caza nosotros? No, ¿para
qué? No conseguimos nada a cambio, solo alguien muerto. ¿Qué
consiguen ellos matándonos? Nada tampoco. Creen que somos malos, que
queremos destruir la humanidad, que somos muy poderosos... Nosotros
decimos... Si es lo que pensamos... Y somos tan poderosos... No lo
habríamos echo ya? Por eso nos dan caza, pensando que salvan la
humanidad, no se dan cuenta de que lo único que hacen es enfadar a
los Hécate, a todos los clanes. No saben que como sigan así
estallará la guerra, que, claro está, ganaremos.
Nuestras
fiestas y tiruales:
Cómo
controlar a la vestia que llevamos dentro:
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