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lunes, 10 de junio de 2013

WEREWOLF - CATHARA (BETTA) cap 5

Capítulo 5


Cathara (Betta)



     Hace seis años, con catorce, conocí a mi primer novio, un humano. Pasé de esa fase de perseguir a los chicos dos años mayores que yo. Me comunicaron formalmente cómo iba a ser todo, al igual que a todos los chicos y chicas de mi edad a los doce. Nos juntaron en una habitación y allí nos explicaron los Levedit lo que todos sabíamos de antemano por padres, abuelos, tíos, hermanos mayores...

Era septiembre, primeros posiblemente. Nos habían invitado a una fiesta a la que íbamos a ir sí o sí. Fuimos todos. Típica fiesta antes de empezar el instituto que nadie se podía perder a no ser que quisieras que todos te lo reprocharan el año entero. Nos costó convencer a los Hécate de dejarnos ir a los jóvenes, pero el que fuéramos todos como una piña, servía en aquel entonces.
La casa de una de mis compañeras de clase, estaba abarrotada de gente, por un lado, por otro... No había manera de sentirme sola, aunque quisiera. Pasé una noche espectacular con todos, bailando hasta que mis pies empezaron a temblar de cansancio. Esa noche, no fuimos a nuestras casas, nos fuimos a la casa del lago. Allí dormimos (algunos no mucho). No volvimos a casa por la sencilla razón de que los humanos no podían saber exactamente donde vivíamos y muchos de mis amigos, ya habían ligado con algún que otro humano. Yo, no.
Al día siguiente me levanté de los primeros (algo raro en mí) y me presenté en la cocina para ver si había algo para desayunar. Allí estaban Logan, Ranier y Asgar, preparando tostadas para desayunar. Sonreí en su dirección mientras me apoyaba en la puerta.
-buenos días!- saludé
-buenas- dijeron los tres al unísono sin girarse. Preparar las tostadas y tortitas parecía algo difícil para los tres. Miraban fijamente como se hacían en la sartén.
-tostadas y tortitas?- pregunté esperando que alguno de los tres me contestara con más que un “sí”.
-exacto- contestó Asgar. Genial, pensé.
-ayudo?- pregunté después, viendo que si no ayudaba algo iba a pasar, no sería la primera vez.
-no hace falta. Siéntate en el salón y ahora llevamos el desayuno- me dijo Asgar girándose para guiñarme un ojo. Suspiré.
-vale, esperaré- dije levantando mis manos, negando con la cabeza y girándome para ir al salón.
A los cinco minutos de estar sentada en la silla, como no, me llamaron.
-CATHARA!- gritó Ranier desde la cocina.
-QUÉ!- contesté
-VEN!- dijo Ranier. No contesté. ¿Qué es eso de imponer?, me pregunté frunciendo el ceño.
-POR FAVOR!- añadió cuando no contesté.
-ESTA BIEN, VOY!- grité levantándome de la silla. Fui por el pasillo y enseguida a mis fosas nasales llegó el olor a quemado. Salía humo de la cocina. ¡perfecto!
-qué ha pasado?- pregunté desde la puerta de la cocina, sin entrar.
-es posible que tu ayuda nos venga bien- dijo Asgar. Asentí y me acerqué a la sartén. Cuatro tostadas calcinadas, dos tortitas negras. Me eché a reír a carcajada limpia. Y ellos me siguieron el juego y rieron conmigo.
-lo primero es tirar las tostadas y las tortitas, estas no sirven ni para los perros- dije mientras cogía con dos dedos una de las tostadas quemadas.
-vale. ¿Siguiente?- preguntó Logan
-aceite y tostadas a fuego lento- contesté.
-qué es fuego lento exactamente?- preguntó Asgar. Cómo se notaba que en casa cocinábamos siempre los mismos...
-no muy fuerte. Ponlo al tres. Y ahora poned las tostadas e id mirándolas- dije echándome hacia atrás para dejar que ellos lo hicieran.
-Y las tortitas? - preguntó Logan.
-Harina, huevo, azúcar, leche, levadura. Aceite en la sartén y ponéis la mezcla. Esperáis y cuando burbujee, dais la vuelta -dije como si fuera lo más fácil del mundo. Los chicos no hacían mas que asentir.
-vale gracias. Te importaría quedarte aquí por si acaso?- preguntó Logan.
-para nada- dije con una sonrisa de oreja a oreja. Así me sentía útil al menos.
No tardaron mucho en hacer dos tostadas por cabeza (unas treinta tostadas en total, aún quedaba gente por levantarse). Y una gran montaña de tortitas.
Un poco antes de la hora de comer, solo quedábamos por la casa Ranier, Asgar y yo. Los demás poco a poco habían vuelto a casa. Nosotros nos quedamos allí como siempre que nos escapábamos el fin de semana para pasarlo en la casucha.
* * *
Al día siguiente, era mi primer día de instituto. Salimos de casa todos mis amigos y yo. Mi mejor amigo, Asgar nunca se despega de mí. Mi mejor amiga, Zintri, tampoco lo hace, somos como uña y carne. Fuimos hablando al instituto de cosas sin sentido, riéndonos por todo, como normalmente hacíamos (y hacemos aún).
-habéis traído el horario? Yo lo he olvidado- nos preguntó Asgar mirándonos a ambas. Negué con la cabeza. Con las prisas que me habían metido por la mañana frente a mi cuarto no pude cogerlo..
-usaremos el mío- dijo entonces Zintri.
-vale- dije mientras asentía. El instituto parecía el de siempre. No parecía haber nadie nuevo de nuestro curso. Me equivocaba. Todo tenía que ver con la fiesta hacía dos días.
Nos fuimos a nuestra clase. Teníamos los tres las mismas asignaturas. Era genial. Solo faltaba que mi amiga humana Lilith estuviera también las mismas clases. Llevábamos un mes sin vernos y la echaba de menos.
-quien soy!- dijo alguien tras de mi tapándome los ojos. Era ella, lo sabía.
-¡Lilith!- grité riéndome.
-SI!- contestó quitándome las manos de los ojos y dándome la vuelta. Me abrazó.
-como has estado?- la pregunté. Se había ido con sus padres de viaje y casi no habíamos podido hablar.
-genial, todo genial. Solo me faltaban una manada de licántropos por casa- dijo. Ella es la única humana que sabe lo que somos. Se lo habíamos contado un tiempo antes porque pasaba mucho tiempo con nosotros y nos contó los problemas con sus padres, así que estuvo viviendo durante un año con nosotros. Los Hécate, no sé muy bien por qué, la aceptaron y empezó a formar parte de nuestra manada a pesar de ser humana. Es un Ángel. Siempre manteniendo nuestro secreto y siendo una mas de nosotros.
-no te preocupes, vente con nosotros después de clase y tendrás más de un par de licántropos a tu alrededor toda la tarde- dije. Todos reímos  Ella era como la niña de todo el clan Vanir.
-echo- dijo sonriendo.
-vamos?- preguntó Asgar
-claro- dijo Lilith
Caminamos hasta nuestra clase y nos sentamos en nuestros sitios de siempre, aunque la clase no fuera la misma. Yo estaba en la tercera fila, a mi derecha Zintri y a mi izquierda Lilith. Detrás de mí Logan, a su derecha Asgar, al lado de éste Ranier y a su izquierda se solía sentar Ciro aunque ese día aún no había llegado. La clase empezó a llenarse de gente, todos amigos y conocidos. No solíamos juntarnos mucho con humanos para evitar la tentativa de contarles lo que éramos o que nos pillaran en una mentira, o peor aún, que fueran Vesta (cazadores de lobos, de licántropos). En el instituto nos tenían como un grupo cerrado, del que todos querían formar parte. Tal vez fuera porque Ciro, Logan, Asgar, Marcus y Ranier eran (y son) los tíos más cachondos del instituto. Todos nos respetaban. Tal vez porque nos tenían miedo, aún hoy, no lo sé.
-hola- dijo una voz detrás de mí. Venía de mi izquierda, pero no parecía la de Ciro. Me giré y ahí estaba mi futuro primer novio. Le sonreí. Era alto, moreno, pelo oscuro, ojos color carbón, dientes blancos.. una monada vamos.
-hola- dije atontada sin tener tiempo para enfadarme porque le hubiera quitado el sitio a Ciro. Este llegó minutos después y se sentó al lado de Lilith.
-Creo que te vi en la fiesta del sábado -me dijo. Le sonreí en respuesta, dándome la vuelta.
Esa fue nuestra primera conversación. A partir de ahí intentó unirse a nuestro grupo. Los chicos fueron más recelosos a dejarle entrar y creo que nunca llegaron a aceptarle. Sin embargo Zintri y Lilith le aceptaron en un abrir y cerrar de ojos. Su nombre, Roderick.

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