Capítulo
20
Liam
Era
(y es) muy cabezota, pero no iba a dejar que durmiera en el sofá y
menos en su propia casa. Intenté mantenerme despierto hasta que vi
que Ada caía rendida en el sofá. Había ganado esta vez. Era
placentero verla dormir. Tenía cara de ángel, respirando hondo, sin
apenas moverse hasta que todos nos fuimos a dormir. Llevé a Ada a su
cuarto en brazos. El tacto de su piel me hacia sentir realmente
atraído por ella. Tenia ganas de besarla, de abrazarla, de sentirla
realmente a mi lado. No sabía desde cuando, una atracción innata se
había apoderado de mí y siempre que tenía a Ada cerca, esa
atracción se desataba. Como si saltaran chispas entre nosotros si
estábamos demasiado cerca. Como jugar con fuego pensé.
Con
mucho cuidado la fui quitando la ropa para poder ponerla el pijama.
Intente hacerlo de la forma más delicada y suave que supe. Sujetando
su espalda con mi brazo y mi antebrazo, sujetando su cabeza con el
contorno de mi axila para que ésta no se balanceara hacia los lados.
Era preciosa, bella. Dormía plácidamente a pesar de estarla moviendo
aunque fuera con mucha delicadeza. Intenté evitar mirarla una vez la
había quitado la camiseta. Sentía unas ganas irremediables de
mirarla y tocarla hasta la más recóndita parte de su cuerpo. Pero
estaba dormía y al final pude vender al ansia de verla. Una vez
vestida, la arropé y la di el beso que tanto deseaba darle, aunque
no fuera donde me hubiera gustado de verdad dárselo; la susurré un
“buenas noches pequeña delfín”, dejé la ropa que había usado
aquel día a los pies de la cama y subí a Dafne sobre la cama para
que pudiera dormir como cada noche según me había contado Ada a sus
pies. Quería quedarme allí contemplándola toda la noche, pero si
me quedaba, terminaría quedándome dormido en su cuarto y aún era
pronto para todo aquello.
Me
fui al sofá, cogí unas sabanas que Ainhoa me había dejado en el
sofá cuando me fui a dejar a Ada en la habitación, me quité la
camiseta quedándome solamente con el bañador. Me tumbé, me tapé y
comencé a soñar con Sam a mis pies. Soñaba con Ada, soñaba que
corríamos el uno junto al otro, soñaba que la cogía de la mano, la
estrechaba fuertemente junto a mi, la besaba, ella recorría con su
mano mis dedos y a continuación mi mano. su mano seguía subiendo,
subía por mi espalda, mi cuello y mi pómulo.. Parecía tan real.. Y
realmente esto último era real. Abrí los ojos poco a poco y vi a
Ada, arrodillada delante de mí, casi sobre mí, mirándome
fijamente, con su mano en mi pómulo. Sonreí.
-¿Qué
haces aquí pequeña?- No sabía qué impulso la había llevado ahí,
pero me gustaba que estuviera a mi lado. Desprendía calor todo su
ser..
-he
venido a por ti- dijo Ada. Me cogió de la mano y tiró de ésta.
Yo.. Me dejé llevar. Parecía todo un sueño, un gran sueño.. No me
podía resistir a ninguna cosa que ella me pidiera. Lo que siento por
ella no se puede explicar con palabras. De camino a su habitación
pensé en todo, en cómo habíamos llegado allí. Desde el principio,
algo en ella me llamó la atención, pero durante el año que no nos
habíamos visto, por alguna extraña razón me había enamorado
perdidamente de ella a pesar de no saber nada de ella excepto su
nombre, su foto preferida del amanecer, su edad y en qué cuidad
vivía; y ahora por fin la tenía frente a mí, en su habitación.
Ella, me había cambiado. Ya no quería ir de flor en flor, la quería
a ella solo para mí, mía.
-
quieres que durmamos juntos?- la pregunté. Estábamos los dos frente
a su cama y ella me señalaba su cama.
-lo
que quiero es que duermas en una cama en mi casa, no en un sofá. Yo
dormiré en el sofá, ahora te toca a ti descansar bien- por un
momento una tristeza tenue inundó mi ser, pero tan rápido como vino
se fue. Por una parte, habría deseado poder dormir con ella. Tenerla
cerca de mí toda la noche.
Qué
preciosa era, qué buena, lo tenía todo. Eran tan bondadosa.. Me
encantaba escucharla hablar y más cuando hablaba de esa forma tan
dulce.
-me
meteré en la cama si tú te metes también, no puedo permitir que
duermas en un sofá en tu propia casa- dije poniéndome algo serio,
intentando convencer así a Ada para descansar los dos juntos.
-está
bien- terminó cediendo Ada. Nos metimos en la cama, estaba fría por
donde Ada no había llegado a posar su cuerpo antes para dormir; al
pasar por donde Ada había estado durmiendo el bello de todo mi
cuerpo se erizó. Me coloqué lo más alejado que pude, intentando
que Ada tuviera el máximo espacio posible para que durmiera bien.
Ada se metió y se quedó mirándome un instante para después decir
–buenas noches- y girarse para mirar hacia el infinito.
-buenas
noches pequeña- dije. Me habría quedado toda la noche mirando
aquellos ojos que ahora miraban hacia otro lado, o quizá ya se
habían cerrado y soñaban.
Cuando
desperté, noté algo sobre mí, un brazo, un cuerpo, su olor.. Ada.
Estaba acurrucada encima de mí, con su cabeza en mi pecho, su brazo
rodeando mi torso desnudo. La sentía tan cerca.. su calor se juntaba
con el mío y se fundían en uno solo. Acompasé mi respiración con
la suya, parecía que uno de los dos respiraba por ambos. Sentí el
latido de su corazón sobre mis costillas. Estaba plácidamente
dormida. Ojalá nunca despertara y pudiera sentir siempre su piel
junto a la mía. Instintivamente, mi mano se movió y llegó hasta su
hombro y comenzó a recorrerlo, bajó por el brazo y llegó hasta su
mano donde mis dedos se fundieron con los suyos. Aspiré el olor de
su pelo, de su piel, una vez más. Arena y protector solar, un olor
inconfundible y placentero para mí. Me hubiera pasado horas
respirando el olor que emanaba de ella, no me habría importado.
Sentía que en ese momento ella era mía, era mi presente. No lograba
entender cómo podía sentir todo aquello por ella, por una persona a
la que apenas conocía aunque tenía la sensación de que la conocía
hacía tiempo.. Me había imaginado mil y una veces como sería el
tacto de su hombro, de su piel, de sus labios durante un año entero
y lo que había imaginado no era ni la mitad de lo que sentía cuando
tocaba cada pequeña parte de su cuerpo.. Deslicé mi otra mano hacia
su cara, hacia sus labios, quería sentirlos, tocarlos, rozarlos..
Deslicé mis dedos por sus labios, eran mucho mejor de lo que
esperaba. Rosados y perfectos. Eran suaves, la parte más suave de su
cuerpo que había podido tocar. Se hundían según iba pasando mis
dedos por ellos. Ada se movió/revolvió y se recolocó, me abrazó
más fuertemente. Yo, por mi parte, evité moverme, respirar, para
que no despertara y pudiera disfrutar un poco más de ella. Pero
sabía que poco después despertaría. La luz ya entraba por una
ranura de la puerta y se empezaban a escuchar voces por la casa.
Sentí a los pies de la cama a Dafne y a Sam, aunque no supe en qué
momento de la noche se había colado ésta en la habitación.
Ada
se desperezó. Yo, poco a poco fui desentrelazando nuestros dedos
para subir mi mano poco a poco por su brazo hasta su costado. Ella
por su parte, se acurrucó más hacia mí, lo que hizo que sonriera.
La quería para mí. Un segundo después Ada empezó a girarse para
mirarme. Y por fin vi la mirada que llevaba toda la mañana
esperando. Le brillaban los ojos a pesar de acabarse de despertar.
Por un segundo en sus ojos pude ver el placer de haber dormido juntos
y habernos despertado acurrucados, pero segundos después, cuando la
di los buenos días ella comenzó a separarse de mí pidiéndome
perdón, como si hubiera sido algo horrible el abrazarme. En el fondo
lo que quería decirla es: me encanta que duermas así. No sé por
qué pero no paro de pensar en ti. No sé como ha pasado pero creo
que te has convertido en un todo para mí. Pero no lo dije, me limité
a decir-no te preocupes, me ha gustado tenerte así, de verdad que no
importa-. Estaba empezando a volverme loco. Nunca había sentido
tantas cosas. Siempre había sido yo el que ligaba, el que.. por
decirlo de alguna forma, dejaba a las chicas cuando ellas se
enamoraban. Y ahora era yo el que me empezaba a sentir enamorado si
no es que lo estaba ya, tampoco estaba seguro de lo que era estar
enamorado... Nunca me había parado a pensar en el amor, no desde
aquella chica, en estar enamorado. Pero a raíz de conocer a Ada todo
cambió. ¡Uff! Mi cabeza era un lío. No quería pensar en el
futuro, solo quería averiguar qué sentía. Pero no era fácil.
Habíamos dormido juntos y ya no era capaz de quitármela de la
cabeza. Estaba tentado de asirla por un brazo, acercarla otra vez a
mí y juntar nuestros labios. Seguro que eran cálidos. Así tal vez
podría encajar todos los pensamientos que inundaban mi cerebro y no
me dejaban pensar con claridad.
Ada
se terminó tumbando a mi lado, girada para poder mirarme. Ojala esos
momentos con ella no hubieran acabado nunca, pero al poco entraron
Vanessa y Noel en nuestra habitación avisando de que era la una. Se
nos había hecho tarde. El tiempo con Ada se pasaba volando y más
cuando casi todo el tiempo que habíamos pasado solos habíamos
estado dormidos.
Un
tiempo después, ambos nos levantamos a regañadientes de la cama y
Sam y Dafne que hasta el momento habían permanecido dormidos,
hicieron lo mismo. Ada se acercó a su armario y empezó a elegir que
ponerse. Tenia un cuerpo perfecto, no era capaz de mirar a otro lado,
todo lo que se pusiera la iba a quedar bien.
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