Capítulo
25
Ada
-¿Hemos
pasado aquí la noche?- pregunté desconcertada, no recordaba mucho
la noche anterior, salvo que Marcos me había acunado y susurrado
hasta que me había tranquilizado.
-si,
te quedaste dormida- me dijo marcos sonriéndome, sin dejar de
acariciarme.
-Gracias-
dije sin saber qué mas decir.- ¿Has estado toda la noche
despierto?- pregunté.
-si,
por si acaso te despertabas- dijo mirándome todavía. Me sentí a
gusto. Me protegía, desde que nos conocimos lo hacía siempre que lo
necesitaba. Pero por otra parte, me sentí mal por él. No había
podido descansar por mí. Por mi problema con los tíos.
-gracias-
dije una vez mas y esbocé una pequeña sonrisa. No sabía cómo
devolverle el favor tan grande que me había hecho pasando la tarde y
la noche conmigo, sin separarse ni un instante de mí.
-te
invito a desayunar- me dijo marcos viendo que estaba un poco mejor.
–lo necesitas, no quiero que vuelvas al apartamento con el estómago
vacío-
-pero..
¿Y las chicas?- pregunté.
-no
te preocupes por ellas, llamé a Vanessa y la conté que íbamos a
pasar la noche en la playa y que seguramente volvieras a casa
desayunada. Después de todo lo de anoche, debes de reponer fuerzas-.
-si-
dije y pensé: sino no voy a poder volver a ponerme a llorar. El
dolor del pecho no había desaparecido pero parecía más pequeño y
no sentía tanta presión. El haberme quedado dormida había borrado
parte del dolor. Me solía pasar eso, salvo que en otras ocasiones,
me había acostado triste y al despertar, estaba como siempre. Esta
vez, estaba mejor pero no como habitualmente.
-¿Nos
vamos entonces?- me preguntó Marcos con dulzura. A pesar de haber
pasado la noche en vela por mi, aun tenia fuerzas para intentar
animarme y llevarme desayunar. No me podía negar, estaba haciendo
muchas cosas por mí.
-si,
claro- dije incorporándome. Marcos me ayudó a levantarme y luego
ambos, de la mano, fuimos hasta un bar con Dafne siguiendo nuestros
pasos. Desayunamos tostadas con tomate, aceite, sal y jamón y un
vaso de leche fría. Devoramos el desayuno ambos y cuando terminamos,
pedimos otras dos tostadas para cada uno. Marcos intentó animarme de
todas las maneras que pudo, y al final, vacilando al camarero,
consiguió arrancarme una sonrisa y una carcajada, corta, pero al fin
y al cabo, una carcajada.
Volvimos
a mi apartamento y allí estaban todos, planeando bajar a la playa.
Marcos, Roberto y Álex se unieron y fuimos todos a la playa. Miré a
Liam, evaluando el daño que podría haberle causado durmiendo en la
playa con Marcos, habiendo huido del apartamento con él. Parecía un
poco distraído y distante, así que, sin saber muy bien por qué, se
activo en mí la idea de que era mi turno para conquistarle. A pesar
de que tenía miedo, de que no estaba segura de nada, el ver que no
se fijaba en mí hizo que me activara completamente, que intentara
llamar su atención. (No sabía qué era lo que le había llamado la
atención de mí, por lo que no sabía cómo hacer que se volviera a
fijar en mí). Me sentí mal por haberme ido con Marcos sin dar
explicaciones, pero realmente no tenía por qué darle explicaciones.
Necesitaba salir de su apartamento y aclarar las ideas (aunque no las
había aclarado en absoluto). Se debatían en mi mente muchas ideas,
sobre si debía o no compadecerme por lo que había hecho. Llegué a
la conclusión de que lo hecho, hecho está: ahora solo podría
intentar arreglar el resto del día con él; dejando claro que yo era
libre de hacer lo que quisiera y que no pasaba nada porque Marcos
saliera conmigo a dar un paseo. verdaderamente.. a Liam le
necesitaba, tanto como a Marcos.
Pasé
a la acción, no me podía permitir perderle. Intenté ponerme cerca
de él siempre que pude. Intenté tropezar con él en varias
ocasiones solo por rozar su piel contra la mía. Intenté pasarle las
bebidas que pedía para que cuando la cogiera, rozara mi mano. Le
devolvía miradas y sonrisas cariñosas cuando me miraba. Intenté
cogerle del brazo varias veces para llamarle, pero él.. Se resistía
o eso era lo que yo veía. Por la noche, cenamos en el apartamento de
los chicos, ayudé a Liam siempre que llevaba o traía algo de la
cocina y al final del día, cuando nos despedimos, le apunté mi
teléfono en un trozo de papel, se lo di mientras me despedía de él,
dándole un beso en la mejilla.
-hasta
mañana- susurré
-descansa-
me contestó él.
Esa
noche, llamé a Marcos para pedirle consejo. Estuvimos parte de la
noche hablando por teléfono, en su mayoría de Liam y de mí, aunque
también hablamos de algún asunto pendiente de Marcos. Él siempre
tan atento.. Me costó colgar y quedarme sola metida en mi cama, pero
tenía que hacerlo, no iba a tenerle otra noche en vela por no estar
sola.. Tardé mi tiempo en quedarme dormida, pero cuando por fin lo
conseguí, tuve un sueño mejor de lo que esperaba. Pero no duró
mucho, ya que a las tres de la mañana mi móvil sonó. Era un
mensaje de Liam, supuse, pues el número era desconocido.
Numero
desconocido: Te spero abajo
Leí
el mensaje en voz baja. Dudé en bajar. Pero no me pude resistir. No
le contesté al mensaje porque intuí que había dado por sentado que
bajaría. Encendí la luz de mi cuarto y me vestí. Dafne se removió
encima de la cama, pero no llegó a abrir los ojos. No sabía a dónde
iríamos así que opté por una camiseta ancha de tirantes (que usaba
para dormir) y unos pantalones anchos con bolsillos de color azul
oscuro que me llegaban pasadas las rodillas. Salí sigilosamente de
mi habitación e intenté hacer el menor ruido posible. Pasé por la
terraza para coger mis chanclas y salí por la puerta, cerrando con
llave.
Liam
me esperaba frente a las escaleras, apoyando su espalda en el
edificio de enfrente. Le observé furtivamente. Tenía una pose
chulesca con su camisa blanca medio desabrochada que dejaba entrever
parte de su pecho, robusto y cálido. Y sus pantalones cortos negros,
que le hacían unas piernas de lo más sexys. Era como un imán para
mí. No me gustaba tener que depender de esa forma de él. Con Liam,
todo lo que había llegado a conseguir en unos años acerca de mi
relación con los tíos, se esfumaba, como si nunca hubiera existido,
como si nunca hubiera puesto de mi parte, como si no me hubiera
dejado la piel.. con él, volvía a ser la Ada que siempre había
sido (eso sería bueno si no tuviera miedo del amor y del daño que
éste produce). Bajé las escaleras despacio esperando que Liam
hiciera ademán de acercarse, pero no lo hizo. Por consiguiente, me
acerqué a él decidida.
-hola
pequeña- me susurró con una media sonrisa.
-hola-
dije sin más- mire sus ojos brillantes. El por su parte, saco las
manos de sus bolsillos y las arrastro hacia mis caderas, donde las
dejo reposar. Me quedé quieta sin saber qué hacer. La sensación
que me invadía al sentirle tan cerca me encantaba y embriagaba todo
mi ser.
-vamos?-
dijo después de unos minutos en los que ninguno de los dos habló.
Me arrastró hacia la playa acogiéndome del codo. Me gustaba sentir
su tacto en mi piel. Tenía las manos calientes, tal vez estuviera
algo nervioso.. aunque seguro que no tanto como yo, que no sabía
donde exactamente me estaba metiendo.
Me
hizo meterme en el mar, que estaba a oscuras, donde me topé con
algo. Una moto de agua. Nunca había subido en una.
-vamos
a subir en una moto de agua?- pregunté algo indecisa. Era de noche,
no se veía nada.. cómo íbamos a ir en moto de agua?
-si-
dijo contra mi odio. Sus labios rozando mi oreja.. Asentí sin decir
nada más. Me iba a dejar llevar.
Me
ayudó a subir en la moto, el se colocó tras de mi y fue pulsando un
par de botones hasta que se puso la moto en marcha.
-a
donde vamos?- le pregunté. Giré ligeramente la cabeza para poder
observar su silueta gris sobre el fondo negro que era la playa.
Sentía su torso acoplándose a la forma de mi espalda, encajando en
ella. Era algo placentero. Me proporcionaba calor ahí donde su torso
bordeaba mi cuerpo.
-ahora
lo sabrás- dijo. Me hizo poner las manos sobre los manillares de la
moto y juntos, condujimos hacia la parte izquierda de la playa. Nunca
había estado por allí. Bordeamos una gran roca y nos encontramos a
unos pocos metros de una playa, parecida a Pequeña Playa. En mitad
de esta, había un círculo formado por velas, con un mantel en el
centro, copas, vino y algo para comer.
-te
gusta?- me preguntó. No sabía muy bien qué hacer, pues no sabía
exactamente por qué me había llevado allí, bueno sí, porque le
gustaba no?
-si-
dije en un susurro. No quería que se diera cuenta de lo mucho que me
había emocionado. Ese detalle hizo que pensara en mi pasado y
pensara: no puedo hacerle esto a Liam, no puedo.. se merece más.
Llegamos
a la orilla y se bajó primero Liam para acercar su mano a una de las
mías y ayudarme a bajar. Ese gesto hizo que se me saltaran los
colores.
-bua!
Es precioso Liam, gracias- dije al ver de cerca todo lo que había
hecho. El círculo, estaba compuesto por velitas cilíndricas de
color morado, mi color favorito. (no sé cómo lo supo). Las velas
estaban unas de otras a la misma distancia y formaban un círculo
perfecto. La llama que desprendían daban algo de calor, lo cual vino
bien, pues esa noche, había refrescado con respecto a la tarde. El
mantel era a cuadros amarillos y blancos y en él había dos copas de
vino, llenas. Dos platos azules con una servilleta doblada
cuidadosamente en el centro y varios platos alrededor de estos dos
con tortilla, jamón, pizza..
-te
gusta?- me preguntó Liam. Yo casi me iba a echar a llorar.. ¡Cómo
no me iba a gustar..!
-perfecto-
dije sin más con una sonrisa que le dediqué. Él en sí era
perfecto y la noche.. Sin duda lo sería.
-siento
lo de la comida pero.. no tenía más- se excusó. Lo miré
fijamente.
-no
digas eso, me gusta así- dije. Y no mentí. Así era perfecto. No
hubiera cambiado nada. Por una noche olvidé mis días de pensar qué
hacer con él y me abandoné a la velada que me había preparado.
Comimos
todo y después nos dimos un baño corto en el mar. Ambos con ropa
interior.
-te
ha gustado?- me preguntó sentado en la arena Liam con el cuerpo
empapado.
-si-
dije y sonreí mientras hundía mis manos en la arena y agarraba
entre mis dedos y mi palma un puñado. Sin que se diera cuenta le
restregué la arena por la espalda.
-seras...!-
dijo Liam mientras yo salía corriendo dentro del agua. Él me siguió
y los siguientes quince minutos los pasamos lanzándonos bolas de
arena y agua salada el uno al otro hasta que terminé atragantándome
de tanto reír con el agua salada y la arena que Liam había logrado
lanzar y colar en mi boca. Tosí.
-estas
bien?- preguntó Liam alarmado mientras corría hacia mi.
-si,
no te preocupes- dije mientras le dedicaba una sonrisa para que no se
preocupara. Aun así, apunté una nota mental: devolvérsela algún
día.
-cuando
nos sequemos nos vamos? En nada amanecerá- dijo Liam. Miré mi
reloj. Eran casi las siete de la mañana. Debería empezar a amanecer
en segundos.
Nos
secamos mientras veíamos el amanecer.. puff lo pasaría mal todo el
día despierta.. sin haber dormido nada..
Nos
subimos en la moto de agua, esta vez el iba delante y yo agarrada
fuertemente a su tórax. Sentía como subía y bajaba según
respiraba, como su corazón latía fuertemente, posiblemente por la
presencia de mis brazos y mis manos alrededor de su cuerpo. Coloqué
mi cabeza en su espalda y suspiré. Pensaba que iríamos la vuelta
callados, pero no fue así.
-tienes
pensado casarte alguna vez- preguntó Liam. Note que los músculos de
su abdomen se tensaban esperando mi contestación. No me esperaba para
nada esa pregunta.. ya hablaba de casarnos? O cómo era eso?? me
costaba respirar. Me estaba agobiando.. a pesar de ser una simple
pregunta.. así que pensé en contraatacar.
-no.
Tú sabes lo que has a hacer dentro de unos años?- pregunté. Esta
vez era yo la que estaba tensa por la contestación que me daría.
-no-
dijo Liam. Pensé que no iba a decir nada más, pero noté cómo se
volvían a tensar los músculos de su tórax. Creo que estaba
indeciso de si decirme lo que pensaba o no. al final lo soltó
-entonces eso significa que a quien beses en este tiempo no
significara nada para ti- dijo liam. Su voz sonó dura y concisa,
arrogante. Algo, un sentimiento extraño, me invadió. Él no iba a
no significar nada si le besaba (que ya lo había hecho). ¿Quería
decirme con eso.. que el beso que me había dado no significaba nada?
Mejor no pensar.. dejaría que mis amigas me dieran su opinión.
-¿estas
insinuando que quieres un beso?- pregunte con voz picara y un toque
meloso, por seguir su juego.
-no
yo quiero que signifique algo- contesto de la única manera que no
esperaba que contestara. Mi cuerpo se quedo rígido. No sabía que
decir a lo que acababa de escuchar salir de sus propios labios. Y
para molestarle por su pregunta indecente le inste a que bajara la
velocidad. Aunque en realidad.. lo que pasaba es que me estaba liando..
más y más.. primero parecía que quería que pensara una cosa y al
instante lo cambiaba por otra..
Me
dejó en casa tras darme un beso lento en la frente, para después
bajar y rozar mis labios con los suyos, dejándome con el pulso
acelerado, la respiración entrecortada y sola mientras abría la
puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario