Capítulo
6
Cuando
hicimos un mes... Lo recuerdas aún? 15 de octubre, fue genial. Te
quise presentar a parte de mi familia, porque ellos son muy
importantes y quería que también lo fueran para ti. Quedamos en
casa de mis abuelos, y creo que lo pasaste un poco mal. En un
principio estaban mis abuelos y uno de mis tíos, pero según fue
pasando la mañana, varios de mis tíos fueron saliendo de sus
habitaciones y nos saludaron. En total conociste a cinco de mis tíos.
Creo que no recordaste ninguno de sus nombres. Nos sentamos todos a
comer y después te di mi regalo por el primer juntos. Era una carta,
supongo que romántica de todo lo que había experimentado en un mes
contigo. Me sentí genial a tu lado ese día.
Mis
amigas hablaron contigo para que me regalaras algo y el lunes,
después de clase me diste mi regalo. Era un corazón en el cual
había dos letras, la “A” y la “M”. El corazón estaba
partido en oblicuo. Tú me diste la parte de corazón con la “M”
y te quedaste con la “A”. Llevé mi llavero conmigo a todas
partes. Hasta le colgué a modo de colgante en mi cuello, yo me decía
que me daba suerte. Estuve un tiempo sin usarlo, pero ahora, vuelve a
ser el llavero con mis llaves colgando en él.
Los
días que salía antes e iba a comer a casa, a veces te esperaba a
que salieras a las tres y nos íbamos a un parque. Nos sentábamos en
un banco, lejos de todas las miradas, tapados por un árbol. Y ahí
nos besábamos por horas. Escribimos nuestras iniciales en el tronco
de un árbol ¿Seguirán nuestras iniciales? Deberíamos volver a ir
allí para recordar viejos tiempos y ver si sigue o se cubrió por
corteza.
Un
día que estábamos en el banco, me descalcé y me puse sobre ti, a
horcajadas. Me gustaba esa posición en la que yo podía elegir
cuándo besarte. Ese día, por tonto que parezca, me dediqué a andar
alrededor descalza, para hacerte de rabiar porque me querías besar.
Me clavé una cáscara de pipa. No me di cuenta hasta que mi madre me
llamó para decirme que había venido a buscar a mi hermano y como yo
no estaba en casa, suponía que me había quedado en el colegio con
amigos. Tuve que calzarme corriendo, despedirme sin casi tiempo y
salir corriendo, mientras la cáscara de pipa se clavaba en mi planta
del pie, cada vez más hondo. Sufrí lo que no está escrito hasta
llegar al colegio, al coche y poder ver qué le pasaba a mi pie. Lo
de la cáscara al final no fue nada, la quité y no volvió a
molestar. Para qué veas qué tonterías hacía y lo que me pasaba al
final... Esto nunca te lo he contado, ¿verdad?
Te
pedí un tiempo poco después y tuve miedo de pedírtelo, pero me
dijeron mis amigas que era lo mejor, por eso de que bebías y alguna
cosa más. Me costó mucho decírtelo y creo que si me costó es
porque no quería pero la presión de mis amigas me lo imponía.
Yo... De echo no quería. Ese día quedé con la que era mi mejor
amiga y ella estuvo toda la tarde dándome codazos para que te dijera
lo del tiempo, pero yo no quería. Fui tonta, ¿no es cierto?, lo sé.
Mucho...
El
tiempo te lo terminé perdiendo por mensaje, seguramente. Las cosas
importantes me costaba hablarlas contigo cara a cara. Siempre me han
costado. Es algo que ha cambiado desde que estamos ahora juntos.
Dos
días después o tres quizás de pedirte un tiempo, no pude
resistirme más. Te veía en el colegio y yo simplemente quería
correr y abrazarte y besarte. Te mandé un mensaje diciendo que no
quería más tiempo, que te quería a ti.
YO:
asómate a la ventana. No quiero más tiempo. Solo te quiero a ti,
solamente a ti. Te quiero.
Después
de aquello, quedé con dos amigas para comprarte una esclava por tu
cumpleaños donde puse mi nombre y nuestra fecha por detrás. Estaba
nerviosa, esperando que te gustara. Esa esclava es la que ahora mismo
llevo puesta junto a la que me regaló mi hermano con su nombre.
El
diez de noviembre llegó y te di mi regalo. Me daba vergüenza que lo
abrieras delante de mí, pero lo hiciste y la cara que me pusiste no
tuvo precio. Te encantó. Nunca había tenido un novio al que regalar
algo, así que no tenía mucha experiencia en ese tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario