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lunes, 1 de julio de 2013

TÚ TB ERES RARO DE LO NORMAL QUE ERES - Cap 2.


Capítulo 2


      Remontémonos siete años atrás, principios de septiembre.
¿Recuerdas cuando nos conocimos?
La primera imagen que tengo en la cabeza siempre que pienso en ese día, es verte apareciendo por la puerta de atrás de la casa de Alejandro en la sierra, con cara de sueño. Allí estaba yo, sentada en el sofá, sin nada que hacer, con catorce años. Me miraste, saludaste y te tiraste al sofá frente al mío, cerrando los ojos. Esos ojos que apenas sabía de qué color eran. Dormieste hasta la hora de comer, que fue cuando te despertaste para comer. Pollo con trinaranjus de naranja, aun lo recuerdo aunque fue hace siete años. Comimos en el porche de la casa. Tú hablabas con Alejandro y su hermano, yo escuchaba y reía. Te miré a los ojos fijamente, hundiendome en ellos, en el mar translucido que son. No podía dejar de mirarlos y sentirme embobada. Algo de ti caló muy dentro de mí. Me cautivaste.
La comida pasó rapido y sin recordar apenas tu nombre, volviste al sofá, a cerrar los ojos, a dormir. Miré cómo dormias fijandome en todos tus rasgos. Pelo rizado, rubio oscuro y largo. Recogido con una goma de pelo negra. Frente con apenas una arruga, sin barba, con braquets en los dientes. Camiseta negra de Iron maiden y baqueros oscuros y no muy apretados, pero tampoco olgados. Botas de montaña al lado del sofa, tus pies descalzos. Te mire dormir placidamente hasta que baje de mi cuarto mi cuaderno de clase para hacer unas portadas de ingles que tenia que hacer. Tú despertaste en ese momento. Te levantaste del sofá, te frotastes los ojos y te sentaste a mi lado para ayudarme. ¡yuju! Pensé, se fija en mí.
Nuestras rodillas se rozaban, nuestros dedos se tocaron al coger ambos el boligrafo. Un choque electrico golpeo mis dedos al notar tu calida piel sobre la mia. Me pase la tarde intentando volver a sentir el choque electrico, queriendo que mi corazon latiera como con ese primer toque.
Nos inventamos una galleta con forma de cereza ¿lo recuerdas? Yo, como si fuera ayer.
Observe como el boligrafo te hacia caso con cada trazo que dabas, dibujando.
[foto del dibujo de la galleta]
Era pequeña, joven y no sabia como llamar tu atencion, asi que me limite a babear por ti.
Esa tarde fuimos a comprar y cenamos todos juntos. Despues nos invitaste a tu casa. Subimos andando desde casa de Alejandro a la tuya. En tu calle, una sola farola de luz amarillenta alumbrada.
No se veia apenas nada. Un amigo mio que tambien vino esa noche dijo un comentario muy machista, a lo que tu contestaste energicamente cogiendome de la cintura para protegerme.
A las mujeres hay que tratarlas así –dijiste en un susurro, cerca de mi oreja. Tu aliento llegó a mi rostro, haciendo que saltaran chispas. Mi corazon latia fuertemente, golpeando mis costillas. Me derreti con tus palabras. Deje que me guiaras por la empinada cuesta sin decir ni mú. Estaba nerviosa por saber quer seria lo siguiente, pero tu solo me soltaste al llegar a la puerta de tu casa.
Fuimos a la planta baja. Ahi habia una barra de bar, pequeñas ventanas y una mesa con sillas. Si mal no recuerdo, habia 4 sillas y nosotros eramos 5.
empezamos la noche jugando a un juego, no recuerdo su nombre. Yo no jugue, me quede en el suelo tumbada, mirandoos, esperando que terminatais. ¿lo peor? Pense que asi llamaria tu atencion.
Cuando terminasteis de jugar, mis amigos se vinieron al suelo conmigo. Tu cogiste tu guitarra electrica, el hermano de Alex se puso a cantar. Tú te sentaste en la esquina de la pared mas alejada de nosotros. Piernas estiradas y espalda apoyada en la pared, acunando la guitarra. No pude despegar los ojos de ti. Me tenias encandilada. Tocabas tan bien cada cancion y tu pelo largo... ¡Me volvia loca! Desviaba la mirada de vez en cuando al hermano de Alejandro para que no se notara tanto. Esperé q ue me miraras, pero no despegaste los ojos de los trastes de la guitarra ni una sola vez. Aún recuerdo todo como si fuera ayer. Tú sentado en la esquina, baqueros envolviendo tus piernas, camiseta negra alrededor de tu torso, tu abdomen y tus hombros (juraría que era de Iron maiden esa camiseta), mientras con tus pies seguías el ritmo de la canción que tocabas.
Volvimos a la mesa cuando os cansasteis de tocar y cantar. Me senté en tu regazo (no me preguntes cómo terminé allí porque no lo recuerdo). Estuvimos bromeando, tonteando, rozando nuestros dedos con la mínima excusa... Me cotilleaste los mensajes, según tú para ver si tenía novio. Un amigo con el que no quería hablar llamó y tú lo cogiste diciendo.
-Hola.
-no, no está, está en el baño – dijiste con una sonrisilla
-no lo sé, pero creo que va a tardar – dijiste sin poder reprimir una sonrisa triunfal. Cuando colgaste todos se rieron, yo me sentí avergonzada. Pero en cuanto seguiste cotilleando mi movil y hablando conmigo, preguntandome quien era cada chico del que tenía un mensaje, se me pasó. Solo tenia ojos para ti, de echo esa noche solo me acuerdo de lo que hice contigo, de los demas no me acuerdo. Leiste algunos de mis mensajes en voz alta y hubo uno que me leíste mil veces; uno que empezaba con “Linda como la luna”. Me empezaste a llamar así y yo me derretí.
Me gustó estar entre tus fuertes piernas. Era todo muy intimo. Intentando llamar tu atencion a mi manera, apunte mi cumpleaños en tu movil.
-te apunto mi cumpleaños vale? - te dije al menos cinco veces (no sé por qué pensé que era tan importante que supieras mi cumpleaños).
Te sonsaqué si tenías saldo y cuando me dijiste que no, echaste por tierra mi estrategia de darme un toque para quedarme con tu numero. En su lugar, lo que hice fue apuntar el mio en tu lista de contactos.
Esa noche, mi corazon no dejo de golpear fuertemente contra mis costillas.
En algun momento de la noche, te quite el brazalete de cuero negro con pinchos plateados que llevabas y me ayudaste a ponermelo. Tu lo cogi con mi buena intencion de quedarmelo para asi asegurarme que te podrias en contacto conmigo o con Alejandro y el conmigo para devolvertelo. Pero no funciono, cuando ibamos a irnos, me recordaste que te lo devolviera.
Me acuerdo perfectamente que entré en pánico pensando: “mierda y ahora qué hago para asegurarme que le volveré a ver”, pero eso se pasó cuando:
Bueno adiós, hasta... No sé cuándo nos volveremos a ver. Un placer conocerte- me dijo después de darme dos besos. –me dijiste después de darme dos besos eléctricos.

¡Pero Miguel tío, si vais a ir al mismo colegio! –dijo el hermano de Alejandro. Era de noche y no pude ver tu cara, pero la mia era de completa felicidad. Radiante. 

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