Capítulo
26
Liam
Ada
entró en el apartamento con Marcos, como no. Es decir, habían
pasado la noche juntos, seguro que en su apartamento. Mi vena celosa
empezó a brotar una vez más. No sabía por qué me importaba tanto
dónde había pasado la noche Ada con marcos. Bueno tal vez, por
primera vez, estaba colado por una chica, una en concreto, Ada. Ahora
era yo el que pedía espacio. Tenía que pensar en Ada y en Marcos,
aclarar mis ideas, pero de repente, sin venir a cuento, la forma de
actuar de Ada cambió. Empezó a estar más pendiente de mí, a
mirarme, a preocuparse por mí, a ayudarme en todo.. No sabía muy
bien cómo tomarte todo aquello. ¿habría pasado algo entre Marcos y
ella para que ésta se decantara por mí? No nos poníamos de
acuerdo. Cuando ella quería, yo no y viceversa. Los observé todo
el día. Hablaron, pero no como hacían siempre, lo que me hizo
dudar. Tal vez Marcos había pasado de ella, o ella de él. En
cualquier caso me sentí como el segundo plato. Como si.. No estando
Marcos de por medio, yo fuera el siguiente plato. No me parecía
justo, así que decidí no jugar su juego. Me comporté como ella se
había portado el día anterior, tal vez no tan exageradamente
evasivo como ella, pero intenté que ninguna emoción aflorara en mis
labios cuando sentía el roce de sus manos en la mía o cuando su
hombro rozó mi brazo. Aunque, visto ahora, la seguí el juego, pero
llevándola la contraria.
Al
final del día, después de la cena en nuestro apartamento, Ada me
pasó un papel, que aferré con fuerza. No sabía que había dentro,
pero seguro que merecía la pena. Me dio un beso en la mejilla y se
despidió de mí. Intenté parecer imperturbable cuando su aliente me
rozó la mejilla y cuando segundos después sus carnosos labios
reposaron sobre mi mejilla para darme aquel beso. No era igual que el
beso que habíamos compartido días atrás, pero era el primer gesto
de cariño que me demostraba desde aquello.
Esa
noche, pensé en su beso hasta que caí rendido en un sueño. Uno en
el que tenía a Ada entre mis brazos.
Me
desperté con el sonido de mi alarma. Llevaba tiempo pensando en
llamar la atención de Ada de forma seria, y esa noche, era la noche.
Me
vestí con una camisa blanca y unos pantalones negros. Salí del
apartamento lo más silenciosamente que pude y me fui hacia el
apartamento de Ada. La mandé un mensaje para que bajara y esperé
frente al apartamento, esperando ver a Ada. Cuando la vi... No puedo
expresar con palabras lo que dentro de mi cuerpo pasó. Algo cálido
recorrió cada resquicio de mi cuerpo. No podía dejar de mirarla,
empezando por sus pies y terminando en sus ojos, de ese color tan...
especial para mí que me volvían loco. Su mirada era tan...
transparente. No sé si ella lo sabía o no. Pero aquella noche se
podía ver todo a través de su mirada.
-Hola
pequeña- susurré a Ada con una sonrisa en mis labios.
-Hola-
me contestó. Deslicé mis manos sobre sus caderas, dejándolas ahí.
Encajábamos a la perfección. Mis manos y sus caderas deben haberse
echo a medida, pensé. Se quedó quieta mientras mis manos seguían
rozando su camiseta, pero sabía que no estaba tensa, pues sus
músculos estaban relajados bajo la presión de mis manos.
Minutos
después la lleve al mar, haciendo que se metiera en él hasta llegar
a la moto de agua que había conseguido que me alquilaran por la
noche. Ada se tensó bajo mi agarre por lo que intuí se había
puesto nerviosa.
-Vamos
a subir en una moto de agua?- preguntó Ada. En su voz notaba algo de
incertidumbre.
-si-
dije mientras me ponía tras ella, dejando que mi aliento rozara su
oído y mis labios su oreja. Ella solamente asintió. Sonreí
furtivamente.
Nos
subimos en la moto de agua, ella delante.
-a
donde vamos?- preguntó Ada.
-ahora
lo sabrás- dije. Deslicé sus manos sobre el manillar de la moto de
agua y nos pusimos en marcha hacia una playa que había descubierto
días atrás.
-Te
gusta?- pregunté cuando llegamos a ver las velas y el mantel con la
comida sobre él. Esperaba que dijera que sí... y lo hizo, dijo un
sí susurrado, bajito... pero era definitivamente un “sí”.
Cuando
llegamos a la orilla, la ayudé a bajarse.
-Bua!
Es precioso Liam, gracias- dijo Ada. No estaba seguro de que lo
dijera en serio o solo por no herirme.
-Te
gusta?- volví a preguntar, solo para estar seguro.
-perfecto-
dijo esta vez más convencida. Comencé a tranquilizarme.
-siento
lo de la comida pero.. no tenía mas- dije excusándome.
-No
digas eso, me gusta así- dijo Ada.
El
baño en ropa interior fue tan.. erótico.. al menos para mí. Tenía
tantas ganas de atraerla hacia mí y sentir su piel contra la mía...
pero me contuve y dejé que ella guiara la velada. Bailamos sobre el
agua, uno tumbado boca arriba mientras el otro le llevaba. Después
bailamos al ritmo de una canción que tarareó ella, sus brazos sobre
mi cuello, los mios en su cintura, meciéndonos entre las olas...
después de un rato relajado, saltamos sobre las olas, viendo quién
llegaba más alto y después más lejos. Hasta que estuvimos agotados
y terminamos en la orilla tumbados boca arriba, con las olas del mar
lamiendo nuestros tobillos.
-odio
la arena- me confesó Ada.
-No
es mi punto fuerte tampoco- admití. Y nos echamos a reír.
Después
de eso, nos volvimos a meter en el mar para quitarnos la tierra, algo
que nos llevó bastante tiempo.
-Te
ha gustado?- pregunté a Ada. Estábamos sentados en la arena.
-sí-
contestó Ada, mientras me lanzaba una bola de arena... Dios!
-serás...!-
dije sin saber qué más decir. Lo único que supe hacer fue salir
corriendo a por ella. Y así pasamos un rato más dentro del agua,
tirándonos bolas de arena mezcladas con agua salada hasta que con
las risas, Ada se atragantó tras una bola de arena y agua que la
lancé. Fui a socorrerla, pero ella estaba bien.
Minutos
después, viendo el amanecer nos secamos para irnos a casa, de vuelta
a la realidad.
Nos
acercamos a la moto de agua, subiendo yo primero para manejarla. Ella
se agarró a mi tórax y arranqué. Ada colocó su cabeza en mi
espalda, lo que hizo que mi corazón se acelerada sin poder
controlarlo.
-Tienes
pensado casarte alguna vez? . Pregunté. No sé por qué lo hice,
simplemente me salió solo.
-no.
Tú sabes lo que has a hacer dentro de unos años?- preguntó Ada.
-no-
contesté. Me tensé por lo que de mi boca iba a salir sin poder
controlarlo. Necesitaba decirlo y aun hoy, no entiendo con qué fin
comencé la conversación. -entonces eso significa que a quien beses
en este tiempo no significara nada para ti.
-¿estas
insinuando que quieres un beso?- preguntó Ada tentándome.
-no
yo quiero que signifique algo- contesté. Mi boca me traicionó. En
ese momento entendí que mi cerebro me jugó una mala pasada haciendo
preguntas tontas a Ada para terminar diciéndola que realmente quería
algo verdadero con ella...
La
dejé en su portal y tras besarla en la frente y deslizar mis labios
un poco más abajo hasta sus labios, no pude contenerme. Después, me
alejé dándola espacio.
Cuando
llegué a mi apartamento y me tumbé en mi cama junto a Sam, recordé
cada segundo que había pasado con ella aquella noche, rememoré la
vuelta en la moto de agua... Una cagada, eso es lo que había sido...
una cagada... tendría que haber cerrado la boca... No
entiendo lo que te pasa,
pensé. No quería ahuyentarla, pero parecía que con cada paso que
yo daba, la ahuyentaba cada vez más.
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